DOS NOMBRES CLAVE DE LA RUMBA CATALANA

Ai Ai Ai, al rescate de Gato Pérez

zentauroepp39786364 barcelona  24 08 2017  entrevista con rafalito salazar del g170825161353

zentauroepp39786364 barcelona 24 08 2017 entrevista con rafalito salazar del g170825161353 / MIREIA REYNAL

Jordi Bianciotto / Barcelona

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Tras la muerte de Gato Pérez, el 18 de octubre de 1990, dos de sus músicos, Rafalito Salazar y Pep Lladó, crearon el grupo Ai Ai Ai para mantener viva la llama rumbera e incorporar de un modo estable la lengua catalana en el imaginario lírico del género. Ahora, 25 años después, el grupo prepara un disco de aniversario en el que, junto a canciones nuevas y algunas revisiones, llama la atención el rescate de una canción inédita del Gato, 'Que no, que no', revisada con la ayuda de Joan Garriga y Marià Roch, de La Troba Kung-Fú.

Se trata de una pieza que Salazar describe como de "pura rumba", con una letra de aires jocosos alrededor de "una mujer que coquetea con muchos hombres y a la que el Gato le va diciendo que no quiere ser plato de segunda mesa". La canción la grabó el músico de origen argentino en una casete que durante años estuvo en manos de su última pareja, Sílvia Palau, afincada en Tenerife, y que a través del promotor y amigo de la familia Javi Zarco fue a parar a manos de su hija, Jessi Pérez, quien la ha puesto ahora a diposición de Salazar.

Campaña en marcha

Este guitarrista y percusionista, timonel ahora en solitario de Ai Ai Ai, ha grabado la pieza con sus amigos de La Troba Kung-Fú, que firman producción y arreglos, pero el conjunto del disco está todavía en proceso de elaboración y su edición está sujeta al éxito de la campaña de micromecenaje en la plataforma totSuma, que culmina el 31 de agosto. La cifra a alcanzar, 5.000 euros, no es desorbitada, pero... "Bueno, si no llego haré el disco igualmente porque me hace mucha ilusión", confiesa Salazar, dispuesto a lo que haga falta para hacer realidad un trabajo que desea ajeno al tráfico de internet. "No estará en las redes sociales ni se podrá descargar; haré 500 o 1.000 ejemplares cada uno con el nombre de quien ha colaborado en la campaña de totSuma y se lo mandaré a casa. Un disco de coleccionista total", anuncia este músico bregado en mil batallas rumberas, hijo del Tío Rafael (veterano del garrotín de Lleida y miembro de Patriarcas de la Rumba) y titular del grupo de Peret en su regreso de 1991 (estuvo en el célebre concierto del Velòdrom d’Horta). Aunque habla del Gato como "mi padre", cuando menciona a Peret no duda: "fue el más grande".

Ideó este disco de 25 aniversario movido por las muestras de simpatía y admiración de músicos de generaciones más jóvenes, desde La Troba a Marc Serrats (Xerramequ) y Carles Belda, que deben participar en la grabación, o Gertrudis. "Son 25 años y no podía dejar morir esta historia. Quería recordar a la gente que nosotros fuimos pioneros de la rumba en catalán", explica Salazar, que apostó por esta opción lingüística (aunque su repertorio incluye canciones en castellano) siguiendo la pista de muestras aisladas como 'El mig amic', de Peret, y el álbum 'Flaires de Barcelunya', de Gato Pérez.

De Sevilla a París

Aunque, todo hay que decirlo, en la apuesta por el catalán tuvo algo que ver una motivación más práctica que poética o patriótica. "En aquella época viajábamos en furgonetas sin aire acondicionado y cuando nos tocaba hacer bolos en sitios como Sevilla o Cádiz, cruzando toda la península, era muy duro. Y dijimos: ¡vamos hacer música en catalán y así iremos a dormir cada noche a casa!", recuerda. Pero el bautismo fue un poco torcido. "¡El primer concierto nos salió en París! Un bolo que nos montó Jordi Gratacós con Ja T’ho Diré, Quico Pi de la Serra y Jaleo".

Salazar venía de haber tocado tres años con Gato Pérez, con quien se estrenó en 1987 en un 'Àngel Casas show' y con quien grabó su disco póstumo, tentativamente titulado 'Fenicia' y que vio la luz en el doble 'El último y el primero', publicado años después de su muerte, ya en 1996. Del Gato destaca "su calidad musical, con acordes más modernos de los que solían tocarse en la rumba, y unas letras que siguen valiendo para la Barcelona actual".

Aunque los fastos rumberos del cierre de Barcelona-92 ayudaron a integrar la rumba en nuestro 'mainstream', Salazar recuerda los inicios de Ai Ai Ai, en los que tomó parte Sicus Carbonell (hoy al frente de Sabor de Gràcia), como "muy duros", avanzando contra viento y marea. "Era la época del 'rock català' y había muchos problemas con la rumba", apunta. "Aún hoy hay programadores que no la quieren porque les suena a 'charneguería'", añade Salazar, que es presidente de la asociación Foment de la Rumba Catalana (Forcat), una institución que da su apoyo a la campaña para que la Unesco reconozca el género como Patrimonio Cultural de la Humanidad.

En el nuevo disco de Ai Ai Ai recupera a viejos colaboradores, los cantantes Miquel Górriz y Jordi Gas, y combina revisiones de 'Sota la palmera', 'El dimoni pelut' y 'La cirereta' (canción esta que grabó originariamente con Txarango en el disco '1, 2, 3… pica Bressola!', en apoyo a la escuela de Catalunya Nord) con composiciones nuevas, una de ellas dedicada específicamente al 25 aniversario. Mientras que Salazar y compañía son rumberos de cuna, cómplices como Garriga o Roch vienen de otro lugar, pero la confluencia es genuina. "Yo nací con la rumba en las venas, y esta gente joven trae otra cosa, una sabiduría nueva. Entienden la rumba catalana al 100% y estoy muy contento por ello".

TEMAS