CRÍTICA DE CINE

'Tadeo Jones 2': hasta el Albaicín y más allá

BEATRIZ MARTÍNEZ

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A pesar de la primera parte de Tadeo Jones fue un éxito de taquilla, hay que reconocer que su animación no estaba precisamente lo que se dice muy trabajada, su trazo era tosco y casi caricaturesco y sus personajes podían llegar a rozar lo zafio, como demuestra esa injustificable sexualización de la heroína protagonista. Tampoco es que fuera especialmente imaginativa ni que tuviera una identidad que la singularizara. Simplemente se limitaba a expoliar referencias a través de la copia indiscriminada de modelos que terminaban reduciendo cada gag y secuencia a una poco pudorosa sucesión de clichés.

Y aunque la fórmula funcionó, afortunadamente Enrique Gato y su equipo no se han limitado a reproducirla en esta segunda parte, sino que se han esforzado en un ofrecer un producto por encima de las expectativas, mucho más elaborado tanto en la técnica de animación como en la propia estructura de una película, que por fin consigue tener una personalidad propia más allá de los arquetipos a los que se encuentra supeditada, funcionando de manera independiente y alcanzando esa autonomía y contundencia creativa que tanto necesitaba. En parte gracias a la caracterización de algunos personajes que terminan convirtiéndose en el centro de la función, como el de la Momia peruana con tendencia al travestismo, pero también por una aventura mucho más dinámica y fresca, con algunas 'set-pièces' estupendas como la persecución de coches por el Albaicín granadino que demuestra que con un poco de inventiva y rigor se alcanzan siempre mejores resultados.