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Vinicio Capossela: "Me gusta el eco del mundo antiguo"

El cantante italiano evoca las fábulas y leyendas populares de la Italia profunda en 'Canzoni della cupa', un doble disco que presenta en el Teatre Grec

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JORDI BIANCIOTTO / BARCELONA

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Vinicio Capossela, uno de los creadores más asombrosos de la música italiana moderna, regresa con un doble disco, 'Canzoni della cupa' ('Canciones de lo sombrío'), un trabajo en el que invoca a los demonios que tenemos dentro a través de la memoria más ancestral. Lo presenta este lunes en el Teatre Grec (22.00 horas).

Nos avisó hace un par de años, cuando vino a Kosmópolis: "Estoy preparando mi primer disco de folk". ¿Sigue viéndolo así? Sí, no es un disco canónico de música tradicional, ni un estudio de etnomusicología. Es folk por la sustancia, porque es un disco que viene de la tierra, del patrimonio rural, del barro… Con canciones, sobre todo, mías, pero también de Matteo Salvatore, que fue una especie de Atahualpa Yupanqui de la región del Gargano; un gran cantor de los analfabetos, del latifundio, de la Italia de los años 50. Escribía en el dialecto de su pueblo, Apricena, y que yo he adaptado al italiano.

{"zeta-legacy-phrase":{"name":null,"position":null,"text":"\"La m\u00fasica es como un \u00e1rbol, que crece gracias a la luz pero que viene de lejos\""}}Como siempre, toma ingredientes populares para construir un mundo de fábula, un poco irreal. Parto de un imaginario folclórico apegado a la tierra, con historias de brujas y leyendas populares. La música es como un árbol, que crece gracias a la luz pero que viene de lejos. Me gusta estudiar y trabajar las cosas. Estudié química y conservo ese principio que dice "nada se destruye ni se crea, todo se transforma".

El imaginario del disco es la Alta Irpinia, en la región de la Campania, sur de Italia. ¿Qué tiene de peculiar? Es un microcosmos. Como decía el gran patafísico Salvador Dalí, en lo ultralocal está lo ultrauniversal. Aquí está representado por Calitri, el pueblecito de mi padre, un lugar muy antiguo, de interior, aislado durante mucho tiempo hasta que, en los años 60, como ocurrió en España, la emigración, la televisión, el consumismo…, lo cambiaron todo después de miles de años de historia.

¿Idealiza el mundo primitivo? Vivimos en una sociedad desacralizada; hemos perdido lo sagrado en nombre del conocimiento. Pero no soy nostálgico, no me imagino viviendo en otro tiempo. Seguimos caminando y perdiendo cosas continuamente, pero vamos hacia adelante. Y a mí me gusta estudiar el eco de ese mundo antiguo, que ya no existe, a través de canciones, cuentos, fábulas, que conectan con el niño que tenemos dentro.

Como en la canción 'Il pumminale'. Es el hombre lobo. La licantropía es una metamorfosis, cuando la parte animal se impone, y esa canción es una historia de seducción: un tipo casado, con hijas, que por las noches, bajo el influjo de la luna, siente la llamada de la carne, se encuentra con una puta y se transforma no en un hombre lobo sino en un hombre cerdo, que es una variante (ríe). Es ese mundo nocturno, de brujas… La canción acaba diciendo que si tienes un demonio dentro es mejor que te hagas amigo suyo.

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El primer disco gira en torno al polvo y, el segundo, a la sombra. ¿Qué representan esos conceptos? Son las dos sustancias existenciales, como decía el poeta Horacio. El polvo es el sentido de la tierra, el sudor, el trabajo… La sombra, el inconsciente, lo sobrenatural, lo sagrado, el sueño… Ambas están muy presentes en la cultura popular, en las canciones de trabajo, de frontera, por un lado, y en las de sueño y superstición, sobre lo sagrado, por otro.

¿Cómo encajan el blues o la ranchera con ese paisaje de la Italia profunda? Hay una conexión subterránea, porque la música popular, rural, viene de un yacimiento común. El blues, la ranchera, la balada… Las músicas populares se llaman una a la otra.

En el disco colaboran Los Lobos, Howe Gelb, Flaco Jiménez… y Víctor Herrero. ¿Qué ha aportado a su mundo este músico toledano? Víctor tiene un sentido del folclore, de la frontera, de la fábula, con ecos de Andalucía sin ser flamenco. Un guitarrista de una gran sensibilidad. Participó en la gira del año pasado y también la de este: podrán apreciarlo en Barcelona.