Teatro y metal en Can Zam

Alice Cooper, ayer, durante su recital en el Rock Fest de Barcelona.

Alice Cooper, ayer, durante su recital en el Rock Fest de Barcelona.

JORDI BIANCIOTTO / SANTA COLOMA DE GRAMENET

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El domingo es ese día en que los macrofestivales suelen caer rendidos por agotamiento, pero también en eso es distinto el Rock Fest Barcelona, que reservó para esa jornada una traca final coronada por los señores de Aerosmith, la banda con mayor poder de convocatoria de este año. Sesión multitudinaria, cerrando la cuarta edición de la muestra de Can Zam, Santa Coloma de Gramenet, en torno a unos supervivientes, y aquí el sustantivo no es metafórico, del rock americano surgido en los años 70. Un grupo rearmado con sus hitos de madurez, esos 'Love in an elevator' y 'Livin' on the edge' que sonaron en los primeros compases de su concierto.

El grupo de Steven Tyler y Joe Perry, de visita en su Aero-vederci baby tour, gira en la que coquetea con una retirada por etapas, ha estado este fin de semana familiarizándose con el Rock Fest: la madrugada anterior, Perry intervino como invitado sorpresa de Alice Cooper en la canción final, School's out, himno de rebelión contra las jerarquías educativas que integró un fragmento de otra canción de sentido similar, Another brick in the wall (part 2), de Pink Floyd. Complicidad generacional bien visible, aunque, a diferencia de Aerosmith, Cooper no está para despedidas.

ROCK CON TEATRO

ROCK CON TEATROEl caballero Vincent Damon Furnier, ese es el nombre real de Cooper, publicará nuevo disco, Paranormal, el 28 de julio, pero se abstuvo de mostrar canciones desconocidas y tiró de clásicos en un completo concierto que contó con sus milenarios gags teatrales. Maquillaje corrido en los ojos, camisa manchada de rojo sangriento y una vara con la que apuntaba a los fans en la primera canción, Brutal planet, cuya letra nos viene a decir que esto es un valle de lágrimas, «un mundo feo» y que no hay escapatoria.

Fue un grandes éxitos que viajó del hard rock filo-glam de No more Mr. Nice Guy, del álbum Billion dollar babies (1973), a los tonos más metaleros, propios de sus discos de los 90, como en Lost in America. La torturada Welcome to my nightmare y el estribillo casi AOR de Poison causando furor.

HUMO Y GUILLOTINA

HUMO Y GUILLOTINALas siete vidas de Alice Cooper, ante nuestros ojos, y con vistas a enésimas defunciones y resurrecciones: en Feed my Frankenstein le metieron en una cabina de la que salieron chispazos y humaredas mientras irrumpía zumbando por el escenario un auténtico y altísimo Frankenstein de cartón piedra, y en Ballad of Dwight Fry, homenaje al actor hollywoodiense Dwight Frye (protagonista del Drácula de 1931), fue introducido en una camisa de fuerzas y guillotinado. Disfrutable delirio en esa recta final, con Alice abofeteando una muñeca gigante con minifalda, cantando Only women bleed (cuánta incorrección política junta) y entonando, a los 69 años, un convencidísimo I'm eighteen que condujo a School's out. Lección de shock rock analógico, a la antigua usanza.

La tade del domingo fue sacudida por los chicos de Airbourne, australianos que parecen mirarse en el espejo de AC/DC, a quien lanzaron un guiño con el riff de Let there be rock. Canciones que incluyen la palabra rock'n'roll en el título y salvas finales con unos Live it up Runnin' wild que alentaron la exaltación de la amistad y el consumo cervecero en las barras: «do you want a beer?», ofreció Joel O'Keeffe esgrimiendo un vaso de plástico. Y, en otro orden, sesión de metal posgrunge con Alter Bridge, el grupo de Florida encabezado por Myles Kennedy, poderoso cantante de la banda de Slash al margen de Guns n'Roses. Sonido de texturas gruesas y tendencia a una épica opaca y dramática, combinando el impacto directo de su hit Isolation con la mística de Blackbird y la canción de cierre, Rise today. 

La otra atracción de la jornada, previa al pase de Aerosmith, fue Europe, reincidente en el Rock Fest BCN. Una banda que en otros tiempos se dio por liquidada, víctima del efecto one hit wonder, pero que en su segunda vida, iniciada en el 2003, se ha ganado un respeto en el circuito hard-metal a través de cinco discos, el último de ellos War kings (2015). La banda sueca lució un sonido endurecido en canciones como la que da título al disco, con ramalazo siniestro, Hole in my pocket y la monumental y zeppeliniana Last look at Eden.

LA CUENTA FINAL

LA CUENTA FINALEurope presentó la formación íntegra que grabó The final countdown en 1986, incluido el guitarrista, que tras aquel disco se dio a la fuga, John Norum, suministrador de melódicos y tecnicistas solos. A la voz cantante, un Joey Tempest en buenas condiciones. La banda salpicó el repertorio con sus hitos de la primera era, como Rock the night (con guiño a Back in the saddle again, de Aerosmith) y Superstitious (fuera de guión quedó esta vez la infame balada Carrie). En sus últimos espasmos, Superstitious y la canción que inventó el hair metalThe final countdown, con su cenefa neoclásica de sintetizador desafiando los oídos más duros del parque de Can Zam.