Björk utiliza la realidad virtual para sumergir al espectador en su universo

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Rosa Díaz,

Björk le dice al público que "deseo que sincronicemos nuestros sentimientos" en el videoclip que abre la exposición "Björk Digital", que hoy se inaugura en el CCCB de Barcelona y en la que la artista islandesa usa la realidad virtual y toda la tecnología a su alcance para conseguir esa sincronización.

Según la jefa de exposiciones, Rosa Ferré, Björk se acerca tanto a los espectadores en esta "instalación inmersiva" que el visitante podría tocarla, si no fuera porque se trata de realidad virtual y su figura te traspasa, como si la artista fuera un superhéroe de ficción.

Toda una experiencia sensorial que ya se ha visto en Tokio, Sidney, Montreal, Reikiavik, Londres y Los Ángeles, y ahora llega a Barcelona, en asociación con el festival Sónar, que hoy arranca con una jornada dedicada casi íntegramente a la artista, con una exposición, una conferencia y un sesión de DJ.

La intérprete y compositora no ha asistido hoy personalmente a la presentación de la exposición, algo que sí hará esta tarde en la conferencia y la sesión de DJ, pero su universo creativo y su personalidad han estado muy presentes.

El recorrido empieza con "Black Lake", el innovador videoclip creado por encargo del Museo de Arte Moderno de Nueva York (MOMA), que regala al espectador una experiencia envolvente a base de imágenes panorámicas y un sistema sonoro diseñado a medida.

En la siguiente sala, los espectadores encuentran unos taburetes con gafas de realidad virtual y auriculares, y aquí empieza la inmersión, con tecnología de 360 grados.

El primer vídeo está filmado en una remota playa de Islandia y el espectador tiene la sensación de que Björk está cantado sólo para él, como si fuera un concierto privado.

Pero lo mejor todavía está por llegar. En la siguiente sala ya no sólo hay que ponerse gafas y auriculares, sino que también es necesario coger unos mandos para poder interactuar.

"Family VR" es la pieza central de la exposición y narra todo el viaje emocional de Björk, desde la desesperación hasta el empoderamiento, con unas imágenes fascinantes en las que el espectador puede participar, dibujando líneas o utilizando sus manos para coser las heridas de la artista.

"Es una ópera tecnológica en cinco actos", ha aclarado Ferré, que recomienda al espectador entrar "con las disposición de quien va a un concierto, más que con la de quien va a una exposición, porque la experiencia tiene su propio 'tempo' y hay que ir entrando despacio, sin impacientarse, y dejarse llevar hacia ese lugar tan personal en el que la artista te invita a entrar".

Los cinco actos de la ópera tecnológica son cinco de los temas de su último álbum, "Vulnicura", el primero de sus discos que "insiste en cierto orden cronológico", según explica la propia artista en el panel de introducción.

"Una vez escritas la canciones -continúa- se hizo patente que, sin querer, me había adentrado en la narración de una tragedia griega".

"La realidad virtual no es sólo la continuidad natural del vídeo musical, sino que posee un potencial teatral aun más profundo, ideal para este viaje emocional", señala.