FESTIVAL DE VERANO DE BARCELONA

Jacopo Godani diseña el ballet del siglo XXI

El coreógrafo abrirá el Grec con una danza "muy física, espectacular y virtuosa", ejemplo del nuevo espíritu del Dresden Frankfurt Dance Company

MARTA CERVERA / BARCELONA

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a apertura del Grec-17 dará la oportunidad de conocer la nueva senda iniciada por el ex Ballet de Frankfurt de William Forsythe desde que el italiano <strong>Jacopo Godani</strong> asumiera la dirección hace dos temporadas. "Quiero desarrollar el ballet de hoy y del futuro. Somos una compañía cañera. El ballet no ha de ser solo histórico, al igual que la arquitectura o la moda, ha de evolucionar. ¿Qué busco? Un ballet muy físico, espectacular y virtuoso", ha asegurado el coreógrafo en la presentación del programa que abrirá el Grec, el 1 de julio, y que repetirá en el anfiteatro el 2.

Este creador, con una dilatada experiencia en las mejores compañías del mundo, ha renovado completamente la compañía con dos sedes en Dresde y Frankfurt. Cuenta con bailarines jóvenes, algunos a los que ya conocía pues había trabajado antes con ellos; otros seleccionados en una convocatoria a la que se presentaron 900 candidatos. "Si por algo destacan es por su fuerza física, una técnica impecable y una energía creativa brutal".

El público podrá ver aplicada toda esta teoría en el espectáculo que traerá al Grec, un programa compuesto de tres piezas de Godani. "No son nuestras obras más radicales, pero están impregnadas del espíritu de la compañía. Las tres piezas tienen una matriz neoclásica, una danza con la que podrá conectar todo el mundo, aunque haya visto poca danza contemporánea". La primera, 'Metamorphers' es para 13 bailarines y se inspira en el 'Cuarteto de cuerda número 4', de Bela Bartok, música que interpretarán en directo el Kubus Quartett, una formación suiza integrada por mujeres. "A nivel coreográfico da mucho juego porque la música de Bartok es sensual y sexi, es intrigante y morbosa", indica. 

DE RAVEL A MÚSICA ELECTRÓNICA

En la segunda obra, 'Echoes from restless soul', cuatro intérpretes se entregan a las melódicas cadencias de 'Ondine' y 'Le Gibet', dos poemas musicales de 'Gaspard de la Nuit', una obra de Ravel para piano solo que interpreta Rusian Bezbrozh, músico afín a la compañía. "Descubrí esta pieza tras escucharla en 'El ansia', el filme de vampiros de Tony Scott protagonizado por Catherine Deneuve y David Bowie", recuerda Godani. "Su atmósfera  me sirvió para crear una coreografía intensa, sofisticada pero para nada fácil o kitsch", apunta. En la última creación del programa, 'Moto perpetuo', intervienen 16 integrantes de la compañía. Una pieza de gran complejidad que rompe con las anteriores porque, en lugar contar con música en directo, se inspira en el torbellino rítmico de '48nord', una pieza que combina instrumentos y efectos electrónicos creada por Ulrich Müller y Siegfried Rössert, colaboradores habituales de Godani.   

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Con formación clásica y contemporánea, su trabajo absorbe de todas las tradiciones pero mira al futuro. Sabe que su misión es hacer evolucionar la compañía para que siempre vaya un paso por delante. "Estéticamente el clasicismo es una partícula más que utilizamos a la hora de bailar, pero el nuestro es un clásico contemporáneo porque ni siquiera es 'forsythiano'. Es decir, yo cuando trabajo con puntas no lo hago pensando en eso, son las bailarinas quienes se lo curran para incluirlas. El objetivo es desarrollar al máximo el movimiento".

Sobre el papel es fácil explicar. "Hay gente que domina el arte clásico de las puntas pero solo las pueden hacer de una determinada manera. Mis bailarinas, que tienen entre 18 y 20 años, no temen experimentar. Son capaces de mover el torso músculo a músculo de una forma, y los pies de otra, con un movimiento muy complejo que no pueden hacer ni las especialistas de clásico o neoclásico más contemporáneo", afirma orgulloso. "Nuestro trabajo en puntas es muy sofisticado y complejo. No hay nadie que lo haga". Estamos ante otra generación de bailarinas que no solo mueven brazos y piernas sobre puntas.  "La gente joven, en comparación con los bailarines más veteranos, no están tan condicionados  por sus ideas previas. Se liberan mucho más fácilmente de todo tipo de parámetros y se adaptan a otros. Es alucinante". Estamos ante una nueva generación.

MÁS ALLÁ DE FORSYTHE

No le molesta que le comparen con Forsythe, en cuya compañía bailó y creció como bailarín y coreógrafo. "Él fue revolucionario por el contexto por cómo introdujo el trabajo de puntas en obras con música contemporánea y movimientos más sexi. Pero a nivel de torso la técnica era muy neoclásica".   

Tras 23 años como 'free-lance', agradece disponer de un sólido grupo de bailarines elegidos por él con el que desarrollar su trabajo de forma estable, un salto cualitativo que este "artesano de la danza", como le gusta calificarse. "Adoro a Forsythe. Se lo debo todo. He tenido la suerte de trabajar con él y de bailar en su entorno, filosóficamente muy evolucionado. Artísiticamente era lo más". Pero ahora le toca a él dejar huella. La 'revolución Godani' ya ha empezado y no hay quien la pare.

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