DOS INVENTORES DE MUNDOS

'Transcrepuscular', de Emilio Bueso: babosas telépatas y libélulas gigantes

El escritor de Castelló experimenta con el género del 'sword and planet' y con la edición 'premium'

El escritor Emilio Bueso, en la Eurocon que se celebró en Barcelona.

El escritor Emilio Bueso, en la Eurocon que se celebró en Barcelona. / ERNEST ALÓS

ERNEST ALÓS / BARCELONA

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Emilio Bueso (Castelló, 1974) decidió salir de su zona de confort, el cuento de terror a la manera clásica y el relato distópico de civilizaciones en colapso ecológico, y se lanzó a navegar por el espacio. El resultado es la trilogía ‘Los ojos bizcos del sol’, de la que acaba de publicar en Gigamesh su primera entrega, ‘Transcrepuscular’. “Quería trabajar el fantástico, no en un área de la literatura de género sobreexplotada sino en una desguarnecida e híbrida: el género de ‘sword and planet’, en el que coinciden elementos de la fantasía épica y de la ciencia ficción”, explica. Un samurái castrado reconvertido en alguacil, un astrólogo y una funcionarias locales que vuelan sobre granjas de inmensos caracoles vociferantes montados en gigantescas libélulas, avispas o polillas, acorazados con caparazones de escarabajo y acoplados a moluscos que amplían sus sentidos (o se apoderan y penetran literalmente de ellos); un trapo parlante y faltón que es un guante y es un ser lleno de extremidades y pedúnculos, gigantescas orugas-tren… Un ejercicio de imaginación creadora en el que no se ha quedado corto.

Si estamos en un planeta al que en algún momento debe haber llegado el género humano pero en el que parece no quedar rastro de ninguna tecnología interestelar la lógica dice que se debe de haber producido un retroceso, un colapso aún mayor que el de novelas de Bueso como ‘Cenital’. “Te preguntas si los diferentes puntos de colapso que yo ha trabajado en mis libros no podrían dar lugar a sociedades en las que hubiesen unos desabastecidos y abandonados mientras que otros están muy desarrollados, como de hecho sucede hoy. Este contraste es el que yo he querido trabajar en ‘Los ojos bizcos del sol’. Es curioso porque si lo piensas bien, en ‘Star Wars’ tienes espadas, la Fuerza, que es una especie de magia, y hay tecnología. Es como si de alguna manera un anacronismo tratara de sobrevivir en un imperio que avanza. Esta confrontación entre la tecnología que puede enviarnos a todos al infierno y cómo algunos se resisten a este avance, a un tecnólogo tecnoescéptico como yo, siempre le parecerá que es buen material para contar una historia”. 

UN PLANETA CON DOS CARAS Y UN CINTURÓN

El tecnólogo tecnoescéptico se ha atrevido a plantear las consecuencias hipotéticas de una situación físicamente posible según los manuales de mecánica celeste. Un planeta que está anclado a su estrella en acoplamiento de marea, como la Luna respecto a la Tierra: “Tiene una cara que siempre da a esa estrella, un desierto machacado por ese sol, otra que se queda en una noche helada y una región ecuatorial donde sí hay día y noche. He imaginado qué tipos de biología y civilización se desarrollarían, tres diferentes sistemas de poder y de dominación sobre la población en ese mismo mundo, y le enseño a un personaje que solo ha visto una parte de ese mundo lo grande y diferente que puede ser, en una aventura épica del descubrimiento de las fronteras”.

Quizá sea la oleada de descubrimientos de sistemas de exoplanetas, a cual más raro, el que le ha hecho coincidir con ‘El problema de los tres cuerpos’, en el que Cixin Liu imaginaba cómo se desarrollaría una civilización en un planeta enlazado a un sistema doble de estrellas. También ha puesto en la coctelera la teoría de la endosimbiosis de Lynn Margulies, cómo la simbiosis entre distintas especies es la clave en la evolución. “¿Si vamos a otro ambiente, nos integraríamos con las especies de ese medio ambiente? ¿Cómo lo haríamos? ¿Qué humanidad nos espera? ¿Podría converger cierta inteligencia alienígena con determinados humanos? He generado todo un universo a partir de estas premisas”, concluye.

“La gente –añade- quiere cosas sorpresivas, no te puedes plantar delante de Alejo Cuervo con otra épica medieval seudobritánica porque te dirá que tiene 'Juego de Tronos'. Tienes que mantenerte disruptivo, no repetir cosas que ya se han hecho antes”, dice Bueso de su nuevo editor, del que confiesa que le ha hecho trabajar a fondo su estilo, “con más economía de movimientos, frases más sintéticas, más densidad de lectura y a la vez más agilidad y ritmo”.

UNA EDICIÓN DE LUJO PARA EMPEZAR

Tras el lanzamiento de ‘Transcrepuscular’, el primer título de la nueva colección Novum de la editorial Gigamesh, está toda una apuesta editorial para hacer mínimamente rentable la escritura a autores de género que en España tienen una base de lectores más o menos asegurada, pero difícilmente ampliable, que se queda en torno al millar de seguidores. “Dinamizar este mundo, muy cerrado y estático, es la clave para la supervivencia”; opina Bueso, ingeniero y responsable informático de la Xarxa Vives de Universitats.

Del libro se han lanzado 1.000 ejemplares con papel traído especialmente de Italia, lomo de tela, una portada con acabado metalizado que ha costado seis meses diseñar (esta entrevista se realizó en noviembre, con las galeradas entre manos y  cuando la publicación del libro parecía inminente: desde entonces ha quedado congelada hasta que se ha encontrado con la portada que satisfaciera a editor y autor), una versión ‘oro’ firmada y numerada a 42 euros, otra ‘plata’ a 32 euros… Y no se reeditarán. Solo cuando se hayan publicado los tres ejemplares de la trilogía en estas condiciones, y el ‘ebook’ en la librería Lektu para quien prefiera leer a buen precio que coleccionar ediciones 'premium', se lanzará una versión ‘omnibus’ asequible en rústica.

 “Está bajando el número de lectores porque a menudo quien tiene el tiempo para leer no tiene el dinero y quien tiene el dinero no tiene el tiempo. Me encuentro con lectores que no tienen problemas económicos y ven el libro como un objeto de coleccionista, dispuestos a pagar lo que les pida por un libro que sea una pequeña obra de arte, y al mismo tiempo gente que quiere seguir leyendo pero no se lo puede pagar”, analiza Bueso. Quizá la propuesta de Gigamesh para maximizar las posibilidades de un mercado como este sirva para que el autor se lleve por un trabajo de años algo más que, digamos, mil euritos.