CRÓNICA DE MÚSICA

Jarabe de Palo, en primera persona

Pau Donés recorrió la antología '50 Palos' en un recital de tono intimista en el Liceu, como cierre del Festival del Mil·lenni

Pau Donés, en el concierto de Jarabe de Palo en el Liceu.

Pau Donés, en el concierto de Jarabe de Palo en el Liceu. / periodico

JORDI BIANCIOTTO / BARCELONA

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El mensaje de Jarabe de Palo se resumió, este sábado en el Liceu, en la camiseta de Pau Donés, donde se leía su fecha de nacimiento, ’11-10-1966’, sobre fondo negro. Concierto más de solista que de banda, de canciones revisadas con un ligero aparato instrumental, un trío, afín al carácter confesional, un poco melancólico, de la antología ’50 Palos’, con la que Donés conmemora sus cinco décadas en este mundo.

Comenzó cantando ‘Mucho más, mucho mejor’ con el ukelele, dejando luego que Jaime de Burgos le arropara con el teclado en ‘Dicen’. Despegue suave de un “tinglado”, dijo, orientado “a presentar el repertorio de otra manera”, aun sabiendo que “a la gente normalmente no le gusta que le cambien las canciones”. Jarabe ya pasó por eso con ‘Orquesta Reciclando’, pero lo de ahora es el reverso de aquel formato frondoso.

LA VIDA URGENTE

Habiendo menos instrumentos adquirió protagonismo la voz de Donés, con su punto de fragilidad, y esa lírica ‘jarabesca’ tan inapelable: “El tiempo dura lo que dura el tiempo” (‘Tiempo’) o ‘qué bonito te va cuando te va bonito’ (‘Bonito’). Canciones reducidas a su esqueleto emotivo: ‘Depende’, ‘Estamos prohibidos’, ‘Déjame vivir’… En esta se acordó de su madre, que le enseñó dos cosas: “que no tenga miedo a la vida y que viva urgentemente”. El cancionero fue adoptando un poco de ritmo latino con ‘Mama’, en la que Donés se sirvió de la pequeña percusión del clave, los dos bastoncitos de madera, sostenido por el violoncelo de Andrea Amador y el bajo de Jordi Vericat.

No habló de la enfermedad, si bien se refirió   su circunstancia en ‘Humo’, la dura canción (“ahora que ya no me importa / que la vida se vista de negro”) estrenada el pasado 4 de febrero, Día Internacional del Cáncer. “Yo siempre escribía canciones de amor cuando notaba que se me escapaba. Para convencerla de que no se fuera”, bromeó. “Y un día me levanté pensando que era mi gran amor, la vida, la que se me escapaba”.  

Recogimiento y una dulce cubanidad, entre ‘¡Yep!’, ‘Agua’, la libidinosa ‘No te duermas’ (“que a mí me falta un rato”), ‘Dos días en la vida’ (dedicada a Celia Cruz y coronada por un ortodoxo “¡azúcar!”) y ‘La flaca’, cantada por el público. Y un bis con ‘Tú me hacías sonreír’ y ‘Grita’, cerrando el Festival del Mil·lenni a corazón abierto y augurando noches de intimidades compartidas para la gira ’50 Palos’.