Sílvia Pérez Cruz, en su revolución emocional

La cantante publica 'Vestida de nit', un disco con quinteto de cuerda que presentará el 17 de mayo en el Liceu

Sílvia Pérez Cruz, en la presentación de su nuevo disco, acompañada por un quinteto de cuerda, en el Círcol Maldà.

Sílvia Pérez Cruz, en la presentación de su nuevo disco, acompañada por un quinteto de cuerda, en el Círcol Maldà. / periodico

JORDI BIANCIOTTO / BARCELONA

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Una canción que la ha acompañado toda la vida, ‘Vestida de nit’, que compusieron sus padres y ella incorporó hace años a su repertorio, da título y aporta tierra estable a un proyecto atrevido de Sílvia Pérez Cruz: un disco en el que canta con el único respaldo de un quinteto de cuerda. “Uno de los más valientes que he hecho”, aseguraba este martes en su encuentro con la prensa en el Círcol Maldà la cantante ampurdanesa, que publicará el trabajo este viernes y lo presentará el 17 de mayo en el Liceu, dentro del Suite Festival.

La idea de trabajar con ese formato viene de sus días de estudiante en el Esmuc y cuando, en el 2014, la invitaron a ofrecer un concierto acústico en el Auditorio Nacional, de Madrid, lo tuvo claro. La misión comportaba un salto al vacío: la red la puso el repertorio seleccionado. “Tenían que ser canciones que me fueran familiares, que me hicieran sentir como en casa, para poder trabajar en un plano sonoro y llegar lo más lejos posible”, explicó la que fuera componente de Las Migas y cómplice de Raül Fernández, Refree, en ‘Granada’ (2014).

LA SOMBRA PATERNA

Aunque ‘Vestida de nit’ es un clásico de sus recitales, todavía no la había grabado: sí lo hizo su padre, el ya fallecido Càstor Pérez (coautor de la canción junto a su madre, Glòria Cruz), que la inmortalizó en el disco ‘Temps perdut’ (1988), de su grupo de habaneras Port-Bo. Una pieza que la cantante no siempre la miró con buenos ojos. “De pequeña me daba un poco de pereza, es una de esas canciones que escuchas 50 veces”, lo cual le llevó a “renegar de ella” aunque más tarde experimentó “un reencuentro muy bestia”. Dos de los miembros del quinteto, Miquel Àngel Cordero y Joan Antoni Pich, habían llegado a tocar con su padre en las cantadas de habaneras de Calella. “Son como de la tribu”.

Otras adaptaciones: la popular ‘Lambada’, que “había que reivindicar”, dado el “don de los brasileños por cantar a las penas con alegría”. Y la canción peruana ‘Mechita’, que los músicos tocan en pizzicato, pellizcando las cuerdas. Resurge, angustiosa, la ‘Estranha forma de vida’ que hizo suya Amália Rodrigues, y ‘Hallelujah’, de Cohen, junto a revisiones de ‘Loca’, ‘Gallo rojo, gallo negro’ o ‘Corrandes d’exili’. Canciones que “tienen mucho que ver con la música popular” y en las que dice haber localizado “un punto, pequeño pero fuerte, inamovible, a partir del cual pueden pasar muchas cosas”.

EMOCIONES EN LUGAR DE ESTILOS

Estos instrumentos de cuerda, a diferencia de la guitarra, no tienen trastes, “y así no existe una afinación absoluta y nadie puede ir con la verdad por delante”, destacó Pérez Cruz, partidaria de prescindir de las partituras. “Cuando las sacas te encuentras contigo mismo, con tus emociones y hay un vértigo, y puedes hacer tuya la música. Yo, si se pudiese votar, haría que todos los músicos tocasen de memoria”, subrayó. Y, sobre todo, “sin pensar en estilos”, sino “en emociones”, repitió. “Siempre he intentado hacer una revolución emocional, que la gente se sienta viva”.

Sílvia Pérez Cruz llevaba “unos años un poco difíciles”, aseguró en el Maldà. “Pero desde hace un año tengo una paz, una calma. A veces pienso cómo he sobrevivido aquí en medio. Hay mucha presión, mucha ambición. Qué bien haberlo podido hacer a tu manera”, reflexionó con sus conocidos aires de informalidad e inocencia, luciendo una sonrisa que contrasta con la imagen que ilustra la portada del nuevo disco. “Ahí estoy ‘vestida de nit’, pero con mucha luz: expresa lo bien que me siento”.