EL LIBRO DE LA SEMANA

La economía del fin del mundo

Lionel Shriver sale victoriosa en esta novela distópica, plagada de documentación económica, sobre un futuro apocalipsis financiero

La escritora Lionel Shriver, en un céntrico hotel barcelonés.

La escritora Lionel Shriver, en un céntrico hotel barcelonés. / periodico

SERGI SÁNCHEZ

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En 'El hombre en el castillo', Philip K. Dick imaginaba, en una infeliz ucronía, qué habría ocurrido si los Estados Unidos hubieran perdido la Segunda Guerra Mundial y Alemania y Japón acabaran repartiéndose la mayor parte de su territorio. Reinventar la Historia nos pone en alerta de las amenazas que el azar y la política nos tiene reservadas, pero el presente es un lugar seguro, y el pasado, pasado está. ¿Qué hacemos, entonces, con la novela distópica en el siglo XXI? Que puede convertirse en documental, sobre todo teniendo en cuenta que ya vivimos en una sociedad distópica sin habernos dado cuenta. Por eso cuando Lionel Shriver decide arrancar 'Los Mandible' en el 2029, el año en que colapsará América, el año en que dejará de pagar su monumental deuda pública, desaparecerán las clases medias y pudientes y la civilización occidental se vendrá abajo, nos entra un miedo que reconocemos como propio e inmediato. Porque el presente ya no es un lugar seguro, porque la volatilidad de los mercados nos ha convertido en seres efímeros, en fantasmas económicos.

Lionel Shriver perfecciona su condición de cronista social en esta novela que también es un ensayo documentadísimo sobre los posibles escenarios que nos podemos encontrar si un día no tan lejano el presidente de los Estados Unidos -el primero latino, para darle un bofetón a Trump- declara la guerra financiera a China y Rusia, que le han pasado la mano por la cara como primeras potencias mundiales. Para Shriver, que ha forjado su carrera literaria poniendo el dedo en las llagas de la realidad americana -la matanza de Columbine en 'Tenemos que hablar de Kevin', el sistema sanitario en 'Todo esto para qué', la obesidad en 'Big Brother'--, es la oportunidad de explicar que el 11-S no fue para tanto si lo comparamos con la que está cayendo, que la política es un asunto frívolo si la exponemos a las armas de destrucción masiva del sistema financiero, y que lo que ocurrió en 2008 –que la novela describe como algo próximo al Apocalipsis, el regreso literal a la Edad de Piedra, con disturbios violentos y cortes de agua- es pecata minuta si miramos con lentes de aumento lo que está por venir.

Es esta una saga familiar, que atiende por igual a cuatro generaciones que subsistirán, con mejor o peor fortuna (más bien peor: el único que puede aplicar algo de saber pragmático es el 'post-millenial', Willing, que ha crecido siendo consciente de haber nacido en una nación que no ha podido subsistir a sus delirios de grandeza), al fin del mundo. Shriver sale victoriosa del desafío que supone humanizar a unos personajes que parecen definir su identidad y su relación con el lector solo en términos económicos. A veces da la impresión que sucumbirá a sus ambiciones, y que la novela, obligada a explicarse a sí misma dando detalles propios de una tesis doctoral sobre John Maynard Keynes, se dejará aplastar por sus reflexiones macrofinancieras. Es una impresión pasajera: la autoconsciente brillantez de sus diálogos y el satírico aliento de su prosa se conjuran, como en las mejores novelas de Franzen o Eugenides, a favor de sus personajes, que siempre resultan cercanos, a pesar de que, de fondo, siempre parecemos escuchar el canal Bloomberg. ¿Para cuándo la película? ¿O la miniserie?