D'A FILM FESTIVAL

'People that are not me', aventuras 'millennial' en Tel Aviv

Hadas Ben Aroya visita el D'A para presentar una comedia agridulce sobre la búsqueda del amor, el sexo y uno mismo

Hadas Ben Aroya, en un fotograma de 'People that are not me'.

Hadas Ben Aroya, en un fotograma de 'People that are not me'. / periodico

JUAN MANUEL FREIRE / BARCELONA

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Según confesión propia, Hadas Ben Aroya concibió su primera película sin pretensión alguna, "solo por hacer algo sobre las cosas que me pasan a mí y mis amigos". Pero 'People that are not me' acabó convertida en pequeño fenómeno en Israel, donde los jóvenes están poco acostumbrados a ver cine sobre sobre cosas que les pasan a ellos y sus amigos.

Que son las mismas que pueden pasar a muchos veinteañeros de cualquier parte del mundo, como podrán comprobar los que acudan a verla el miércoles, día 3, a las 22.00 en Aribau Club 2. Su heroína, Joy (la propia Ben Aroya), es una joven que piensa todo el rato en su ex, se cuelga de un intelectual sin apego por el compromiso, invita a casa a un casi desconocido y se arrepiente de hacerlo… La búsqueda universal de amor, compañía o sexo en la gran ciudad, en este caso hablada en hebreo.

El paisaje tecnológico que rodea a Joy también es global: Facebook, Tinder, WhatsApp (es por llamada de WhatsApp como hablo con Hadas); herramientas que a menudo complican la comunicación en lugar de hacerla más fluida. Son ítems esenciales del inventario 'millennial', pero ella no quería hacer una película generacional: "Empezó como un corto, un proyecto de fin de carrera. Después me di cuenta que podía ser un largo, porque se me iban ocurriendo cosas divertidas. Me preguntaba, '¿Qué pasaría si me colara en casa de mi ex?', y cosas por el estilo. Lo pasé muy escribiendo estas fantasías".

Como Larry David en su sitcom 'Curb your enthusiasm', Ben Aroya se divierte llevando a cabo las osadías que en la vida real no se atrevería a hacer. Escribe una versión alternativa, algo más heroica, de sí misma, aunque su autoficción incluye autoflagelación: ni Joy ni su amigo (y objeto amoroso) Nir tienen problemas en llamarse narcisistas. "Hablo sobre lo bueno y malo de mí misma. Reconozco que me paso el día en Facebook, subiendo 'selfis', etcétera. A todos nos gustan estas cosas".

LA LENA DUNHAM DE TEL AVIV

Pero más que Larry David, aquí la referencia televisiva inevitable es 'Girls', aunque a Ben Aroya no le haga mucha gracia que le saque el tema. "¡No hacen más que compararme con Lena Dunham! En mi país me han llamado 'la Lena Dunham de Tel Aviv'. Pero mi película no está influida por la serie, quizá más por una película suya anterior, 'Tiny furniture', que me gusta mucho. El personaje de Joy es muy distinto a Hannah. Sea como sea, admiro a Dunham; ella ha abierto una ventana para que las mujeres jóvenes se expresen a su manera”.

'People that are not me' recuerda a 'Girls' por tener a una mujer cómoda con su cuerpo en el centro del relato, como también por tratar, en gran medida, sobre personajes cuya imagen de sí mismos no se corresponde con la realidad. "En el caso de Joy, ella se ve como una intelectual, pero tampoco es que lea muchos libros –prefiere pasar el rato viendo vídeos de monos en YouTube–. Y Nir asegura tener la fantasía de eyacular en la cara de las chicas, pero cuando finalmente lo consigue se siente fatal. Ninguno de los dos es quien cree que es".

ELOGIO DE LA TOMA LARGA

Para ser una película sin pretensiones, 'People that are not me' puede por momentos calar hondo. Respira una verdad no tan fácil de lograr. En parte gracias a la decisión de Ben Aroya de rodar tomas largas en lugar de cortar a cada segundo y/o tirar de "planos de reacción": "Es un modo de conseguir que el sentimiento de una escena sea homogéneo. Quería que el espectador fuese como una mosca en la pared, pero sin tirar necesariamente de un estilo hiperrealista".

En algunos momentos, la toma larga sirve para seguir a Joy en recorridos hipnóticos por la ciudad o el interior de un club. Su soledad a veces parece heroica y otras veces, como en el club, resignada. El título del filme, traducible como 'Personas que no son yo', quiere referirse al espacio infinito entre las personas: "No quería un título ampuloso del estilo de, digamos, 'La juventud' (risas). Pregunté por Twitter y alguien me sugirió este, un poco abstracto pero preciso. Al fin y al cabo, estoy hablando del espacio entre uno y los demás, de cómo nos cuesta conectar".