Sant Jordi, el día de todos los libros

Una imagen del día de Sant Jordi.

Una imagen del día de Sant Jordi. / JOAN PUIG

ERNEST ALÓS / BARCELONA

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Sant Jordi no coincidía en domingo desde el 23 de abril del 2006. Hace 11 años, en una era muy  remota, dos años antes de la crisis. Desde hace meses ya se había empezado a poner paños calientes: dos días de descuento, aceptados tras muchas reticencias por los libreros, declaración del domingo como festivo comercial en Barcelona, programación de actividades culturales de precalentamiento en los días anteriores... O bien toda esta precaución ha recogido sus frutos, o bien el temor a una fuga de la ciudad que dejase las calles sin paseantes y compradores de rosas y libras era absolutamente injustificada. Las calles se llenaron y las librerías empezaron a vender el jueves y ya no pararon, en cada gran calle había más de una mesa de oenegés o las más diversas causas solidarias y miles de voluntarios recogieron firmas a favor del referéndum. Por no hablar de autores firmantes, unos más contentos que otros pero pocos tan exultantes como los que encabezaron las listas de los más vendidos, Xavier Bosch, Fernando Aramburu, Carles Capdevila y Pau Donés.

 “Ya he escuchado dos o tres veces la frase ‘ojalá cada año Sant Jordi fuese domingo', comentaba agradablemente sorprendido un directivo de Planeta. El año pasado Sant Jordi fue sábado. Y fue una fiesta grande. Este año, domingo, y aunque la afluencia en las calles es difícil de calcular con un mínimo de seriedad, varios síntomas decían que la cosa iba bien en Barcelona: ‘stewards’ con chaleco naranja, como en un partido de la champions o un metro atiborrado en Tokio, regulando la circulación de peatones en cruces clave como el de Canaletes; la Guàrdia Urbana cortando el paseo de Gràcia entre la Gran Via y Aragó y convirtiéndolo en una zona peatonal, visitantes de otras ciudades...

"TENDENCIA POSITIVA"

Según el Gremi de Llibreters de Catalunya, el resultado ha sido “esplendoroso”. “El hecho de caer en un fía festivo en ningún caso ha supuesto una disminución de la participación, y la gente ha seguido saliendo a la calle para cumplir con la tradición de Sant Jordi”, declaraba su presidente, Antoni Daura. ¿Pero, números concretos? Una “tendencia positiva” desde el viernes hasta el domingo, haciendo plausible que se cumpla el objetivo, que no previsión, de que el 5% de aumento de las ventas cosechado en lo que va de año tuviese continuidad estos días. Hace unos años que los libreros han renunciado a dar cifras inventadas en pleno día de Sant Jordi, para corregirlas al cabo de unos días con estimaciones solo algo más fiables. Así que, ninguna cifra hasta el jueves, cuando se ofrecerá un balance a partir de las ventas reales registradas en los 170 puntos de venta que utilizan el sistema Libridata, que computa cada una de las ventas que pasan por caja en estas librerías.

¿Intuiciones? El jueves nos dirán que este Sant Jordi ha sido notablemente mejor, si se cuenta toda la semana. Porque de eso se trata, de una semana de Sant Jordi, no de un día solamente. "Un Sant Jordi y medio", decía un librero. Y si se mantiene la tendencia de los últimos años, como un espejismo, un 'sorpasso' fugaz, con más libros vendidos en catalán que en castellano. En la librería Laie, por ejemplo, aún a media jornada calculaban haber superado ya los resultados del año pasado, un año en que el sector se quedó a un paso de vender 21 millones de euros en libros. “Llevamos dos años diciendo que el sector del libro se recupera, que repuntamos… pero la verdad es que ahora había un pico y ahora un bajón, y en cambio ahora parece que la cosa va en serio”, comentaba el director comercial de Penguin Random House, Patxi Beascoa.”Se notará el buen tiempo cuando en cambio el año pasado la lluvia nos arruinó la tarde en Girona, en Granollers, en Manresa…”, enumeraba Jordi Grané, uno de los factótums de las librerías de Abacus. 

MUCHOS LIBROS MUY VENDIDOS

Jordi Grané decía bien avanzada la tarde de Sant Jordi, en plena plaza de Catalunya, que este estaba siendo un día “de muchos libros muy vendidos”, más que de estar pendiente de “quién es el más vendido”. Podría ser una variante del tópico ‘el premio ha estado muy repartido’ tras cualquier gran sorteo de lotería… pero la verdad es que así parece que ha acabado Sant Jordi, según la primera lista provisional facilitada ayer por el Gremi. Muchos libros muy igualados y que, no debe olvidarse, representan el 5% (el 10% en aquellos años de los ‘best-sellers’ de verdad) de las ventas reales.

Solo al cabo de unos días se informa de cuál ha sido realmente el libro más vendido, cuando (no siempre lo ha hecho) el gremio elabora una lista única en el que no solo se computan las ventas en los puestos callejeros de la ‘diada’ sino que se clasifican los títulos por orden independientemente de su lengua o género. ¿Es ‘más primero’ el que encabeza la relación de los libros en catalán, o en castellano? Los pocos títulos con dos versiones realmente en liza, como los últimos libros de Carlos Ruiz Zafón y Albert Espinosa, ¿ganarán posiciones cuando se sumen?

De momento, entre la ficción en catalán han destacado los escritores populares y con presencia en medios o una base de lectores fiel hasta en lo emocional (Xavier Bosch, primero con ‘Nosaltres dos’, Pilar Rahola segunda con ‘Rosa de cendra’, Jordi Basté y Marc Artigau terceros con ‘Un home cau’ y Rafel Nadal quinto con ‘La senyora Stendhal’), mientras la exigencia literaria de Jaume Cabré (más avaro en firmar, eso también) se debía conformar con la cuarta posición para ‘Quan arriba la penombra’.

En castellano, los autores con más peso literario encabezaban en cambio la lista (‘Patria’ de Fernando Aramburu, ‘Tierra de Campos’ de David Trueba y ‘El monarca de las sombras’ de Javier Cercas), seguidos en segundo plano por ‘El laberinto de los Espíritus’ de Carlos Ruiz Zafón y ‘No soy un monstruo’ de Carme Chaparro. Y en no ficción, dos casos de empatía al límite entre autores y lectores: ‘La vida que aprenc’ de Carles Capdevila en catalán y ’50 palos’ de Pau Donés en castellano.