LOS ESTRENOS DE CINE DE LA SEMANA

Maria Schrader: "Es muy fácil hacer activismo cuando no te juegas nada"

La actriz y directora estrena 'Stefan Zweig: Adiós a Europa', donde recrea los años del autor austriaco en el exilio suramericano

La actriz y director Maria Schrader.

La actriz y director Maria Schrader. / periodico

NANDO SALVÀ

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Recordar a Stefan Zweig es más pertinente que nunca. El ascenso de los nacionalismos extremos en Occidente amenaza el ideal europeísta al que él, en su día uno de los escritores más leídos y traducidos del mundo, consagró su vida y su extensa obra. En su segunda película tras la cámara, 'Stefan Zweig: Adiós a Europa', la actriz Maria Schrader recrea los años del autor austriaco en el exilio suramericano tras huir del avance nazi por el continente.

¿Por qué Stefan Zweig? ¿Por qué los últimos años de su vida? Sentí fascinación por todas las contradicciones que lo rodearon en sus últimos años. Allá donde iba lo recibían como a un hombre de Estado pero ni siquiera se le permitía publicar en su propio idioma; paseaba por paisajes paradisíacos y al mismo tiempo se sentía atormentado por las imágenes de las atrocidades de lo que sucedía en Europa; y aunque logró huir y salvar la vida de los nazis, acabó suicidándose. Se sentía inconsolablemente solo.

Otra contradicción es que fue víctima del nazismo pero, pese a que su fama le proporcionaba un altavoz, siempre se negó a condenar públicamente la Alemania de Hitler. Cierto, pero por otra parte se gastó una fortuna tratando de ayudar a mucha gente a huir. Simplemente se negaba a ondear pancartas o corear eslóganes, y a dar soluciones simples a problemas irresolubles. Detesto a todos esos artistas que abanderan causas humanitarias con el único objetivo de salir en la foto y hacerse promoción. Y además es muy fácil hacer activismo de boquilla cuando no te juegas nada. Me sentí fatal cuando, hace unos años, las masas gritaron al unísono “Je suis Charlie”. Pensé: “Yo no arriesgué nada, no puse mi vida en peligro para defender la libertad de expresión. Es mentira: yo no soy 'Charlie Hebdo'”.

Señora Schrader, su película en ningún momento muestra lo que sucedía en Europa en aquellos años. ¿Por qué? Me pareció interesante hacer una película sobre la guerra que no incluyera imágenes sobre la guerra. A estas alturas hemos visto tantas películas sobre el nazismo que tenemos todas las imágenes muy claras en la mente. Yo en realidad he querido hacer una película sobre el exilio, y sobre el más famoso de cuantos exiliados ha habido en la historia de las guerras.

¿Hasta qué punto se inspiró en el ascenso de la extrema derecha y la crisis de refugiados que asolan Europa actualmente? Debo matizar que empecé a trabajar en la película hace mucho, en el 2011. Por supuesto era consciente de que ciertos asuntos siempre son relevantes porque la Historia insiste en repetirse, pero jamás imaginé que hoy nos estaríamos enfrentando a un mundo como este. Cuando acabamos de rodar hace dos veranos, los noticiarios incluían todas esas imágenes de refugiados que llegaban a Europa, y me di cuenta de que era justo lo contrario a lo sucedido hace siete décadas cuando millones de personas huían del continente.

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Y solo unos años después de la guerra, empezaron a ponerse los cimientos de la unidad europea. Lo que Zweig siempre soñó. En efecto, la idea de una Europa sin fronteras le obsesionó durante toda su vida. Zweig odiaba los nacionalismos. Quiso construir una biblioteca europea, y dedicó buena parte de su literatura a retratar a personalidades de la historia del continente. Sin duda es uno de los ideólogos de la Unión Europea. En el fondo, mi película es una historia de amor trágica, el romance condenado entre Stefan Zweig y Europa.

Si Zweig viviera hoy, ¿qué cree que pensaría de lo que está sucediendo aquí? Por supuesto se sentiría devastado por el hecho de que quienes hemos tenido la oportunidad de vivir la utopía de una Europa unida y pacífica, y que hemos experimentado el periodo pacífico más largo en la Historia, ahora estemos pensando en abandonarla a su propia destrucción mientras volvemos a poner vallas y cerrar fronteras. Supongo que haría todo cuanto estuviera en su mano para evitar que tiremos la toalla.