CRÍTICA DE CINE
'Power Rangers': trastorno de personalidad
{"zeta-legacy-despiece-horizontal":{"title":"Power Rangers\u00a0\u2605\u2605","text":"Ver pel\u00edcula en la cartelera"}}'Power Rangers' no sabe qué película quiere ser, si rendir tributo a su modelo oficial o desentenderse de él. Aspira tanto a encarnar una versión oscura y sombría de la serie que la inspira para complacer a los fans originales que hoy ya son -presuntamente- adultos como evocar la vocación casposa del producto original a base de trajes chillones, chistes marranos y un villano que come donuts. Como resultado, zigzaguea incesante y agresivamente entre tonos.
En todo caso, el principal motivo por el que acaba careciendo de personalidad propia es la rapidez con la que se apropia de convenciones propias del 'blockbuster' como los montajes de adiestramiento, las lecciones sobre la importancia del trabajo en equipo y secuencias de acción que traen a la mente sagas como 'Transformers' y 'Thor'.
En su encarnación televisiva, los Rangers nunca tuvieron un contexto, pero la nueva versión intenta enriquecer a los personajes con antecedentes y personalidades. Pese a que en todo caso nunca trascienden el estereotipo, la solvencia de su reparto y la soltura con la que el director Dean Israelite se pasea por el ambiente estudiantil hacen que la película funcione sorprendentemente bien cuando trata a los héroes como nada más que adolescentes (la serie no podía permitírselo: a sus intérpretes les pesaban los años y no sabían actuar).
Quizá por eso, los Power Rangers no llegan a comportarse como tales hasta pasada hora y media de película. Sus últimos 30 minutos son un catálogo típico de explosiones y aséptica destrucción masiva que deja en evidencia las carencias de Israelite como coreógrafo de acción, y que trata de disimular las limitaciones de presupuesto arrinconando a los robots prehistóricos en unos pocos planos y a menudo rodeándolos de cortinas de humo y fuego. En otras palabras, si la serie original lucía orgullosa sus deficiencias, este 'reboot' hace todo lo posible por esconderlas. En última instancia, es una película que no se toma en serio las expectativas de quienes irán al cine atraídos por la mitología asociada a su título, y que para el resto no ofrece nada realmente distintivo.
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