DEL TEATRILLO DE PAPEL AL FENÓMENO EDITORIAL

Un viaje mágico a los orígenes del 'pop up'

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ERNEST ALÓS / BOLONIA

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Las exposiciones que complementan  la oferta de la feria de Bolonia son modestas en dimensiones pero ofrecen algunos ratos de desconexión. Una de las más curiosas en esta edición es es ‘Pop-up show: la magia dentro de los libros’, un repaso de bolsillo a la historia del libro desplegable desde sus inicios inspirados en los efectos tridimensionales de los teatrillos de papel o los dioramas.

Los 60 libros, algunos de ellos del siglo XIX, provienen de un museo especializado: el Centro del Libro en Tres Dimensiones de Forlì. El género se consolida a partir de 1880 con los ‘scenic books’ y las hojas deslizantes creadas por los alemanes Ernest Nister, Raphael Tusk y sobre todo Lothar Meggendorfer.

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Por cierto, el primer libro en el que se utilizó el término ‘pop-up’ fue un ‘Pinocchio’ de la editorial Blue Ribbon, que en los años 30 desarrolló libros para Disney y patentó la marca, por lo que hasta que no caducó en los años 60 obligó a inventar otras términos como ‘hop-là’ en Francia, ‘scenic’ en el Reino Unido y ‘a sorpresa’ en Italia. 

Según los comisarios, Massimo Missiroli y Matteo Faglia, en lo que va de siglo se ha consolidado la figura del ‘paper engineer’, con el “genial” Robert Sabuda como modelo en la conversión de estos productos infantiles en “obras de arte que también pueden interesar a los mayores” y que resultan “cada vez más complejos para crear estupor cuando se abren”.