CRÓNICA

Macy Gray, a su manera

La cantante de Ohio exhibió su temperamento vocal combinando sus éxitos con unas pocas menciones a su reciente 'Stripped' en Razzmatazz

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JORDI BIANCIOTTO / BARCELONA

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Volvió Macy Gray a Barcelona con su música negra moderna pero antigua, su voz caliente y un poco granulada, y su modo de interpretar las canciones como si fueran fragmentos de su vida, envolviéndolos en comentarios retóricos sobre la libertad individual. Macy Gray sinuosa, poniendo su personalidad en primer plano, y haciendo bailar al público de Razzmatazz (Room Festival) en un concierto de desenlace un tanto brusco.

La cantante de Ohio publicó en septiembre ‘Stripped’, un disco de 'remakes', versiones y tres piezas nuevas en el que se acerca a un jazz-blues de emociones contenidas. Esos tejidos sutiles apenas se manifestaron más allá de ‘Annabelle’, lenta y un poco torturada, con su texto sobre los esfuerzos invertidos en tratar de dejar atrás un hábito. Se apreció en Macy Gray una tendencia a modular los estados de ánimo, a evitar las expresiones nítidas, estableciéndose, tras la apertura ‘funky’ con ‘Relating to a psychopath’, en el medio tiempo insinuante, desplegado sin prisas, a través de ‘Why didn’t you call me’ y ‘Do something’.

DE RADIOHEAD AL REGGAE

Es el tipo de canciones en el que pudo exhibir sus inflexiones vocales, ese canto un poco abrupto, imprevisible, que combina aspereza y sensualidad, y con el que hizo suyas las estrofas vulnerables de ‘Creep’, de Radiohead, si bien se agradeció que subiera en ‘tempo’ en ‘Me with you’. Tras un largo fragmento a cargo de uno de los dos teclistas, que Gray invirtió en cambiarse de vestido a favor de un modelo largo y teatral, llegó un ‘She ain’t right for you’ a ritmo de reggae. Versión algo desnutrida, a la que podría haber sentado bien una guitarra, instrumento excluido de la formación.

Mayor intensidad, luego, con ‘Sweet baby’, clásica y reconfortante, que condujo a un parlamento sobre “ser tú mismo” y “ser libres juntos”, dando una cobertura, digamos, filosófica a ‘Sexual revolution’, sobre una base rítmica crecida, con cercanía a la música ‘disco’. La bola de espejos de Razzmatazz tuteló el tránsito a todo bombo entre ese éxito del 2001 y una versión de ‘Da ya think I’m sexy’, de Rod Stewart.

Habría estado bien que la libertad compartida celebrada por Gray hubiera sido un poco más duradera, puesto que la cantante se esfumó después de un ‘I try’ que culminó con ciertos problemas vocales, y no compareció para oficiar el esperado bis. Atrás quedó hora y cuarto de sesión, en el fondo, muy Macy Gray: como decíamos, abrupta e imprevisible.