ESTRENO

El Lliure da voz a la gente mayor con 'Dale recuerdos XXX'

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MARTA CERVERA / BARCELONA

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Todos han nacido entre 1926 y 1941. Llevan varios días asistiendo al Lliure de Gràcia para ensayar la puesta en escena de 'Dale recuerdos XXX (je pense a vous)', un proyecto de teatro colaborativo capitaneado por Didier Ruiz. Este empático director francés abandonó su carrera de actor con la intención de ofrecer un teatro distinto en el que trabaja con retazos de realidad explicados por gente que no ha estudiado interpretación pero que ha vivido en primera persona todo lo que cuenta.

Ruiz tiene un don especial para comunicar con los 10 voluntarios que, a partir de este viernes y hasta el domingo, subirán al escenario del Lliure de Gràcia para transmitir sus vivencias, ideas y recuerdos en un sensible montaje tejido en torno a dos grandes temas, el amor y la muerte.

"Despacio, no te adelantes, no tengas prisa", indica Ruiz a uno de los voluntariosos intérpretes que acaba de explicar una divertida historia de sus años mozos. Paciente y comprensivo, Ruiz intenta no abrumar con órdenes y facilitar el trabajo de Neus Ballabriga, Elena Boy, Pepa Campà, Rosa Gallardo, Salvador Gaspar, Eugeni Llorens, Fernando Sesé, Teresa Fors, Mercedes Vallina y Francesc Valls. El más joven tiene 76 años. Su relatos, ideas y recuerdos alumbran la intrahistoria barcelonesa de casi un siglo a base de vivencias peñadas de verdad.

SE ACEPTAN 'CHULETAS'

Al acabar el ensayo se muestra satisfecho. "Hoy lo has hecho muy bien porque cuanto te has perdido tú mismo, de forma muy natural, has sabido retomar el hilo de tu historia", le comenta a otro de los protagonistas. Y a una mujer preocupada por haberse quedado en blanco le recomienda hacerse una chuleta. "No hay que tener complejos, no pasa nada y no es grave. Es mejor tener la chuleta preparada por si acaso y, si la necesitas, las usas", la anima el director con un don especial para lograr que un equipo formado por gente sin experiencia teatral se sienta cómodo en escena. Antes de dejarles marchar, tras dos horas de trabajo, recuerda: "Muy importante para todos: os tenéis que colocar donde están las marcas, de lo contrario los focos no os iluminarán bien".

Ruiz ha realizado una treintena de montajes colaborativos con personas ajenas al mundo del espectáculo. En el festival Grec de hace dos años hizo subir a 14 adolescentes a escena para retratar la juventud. Su objetivo con 'Dale recuerdos XXX' es adentrarse en la memoria. "Es como hacer un fresco de la humanidad, como la celebración de un mundo perdido. Pero no me interesa la nostalgia. Éste es un montaje de una gran riqueza, con mucha emoción y fragilidad, muy a flor de piel", dice este hombre delgado que, para los pocos días que lleva aquí, ya se defiende bastante bien en catalán.

PALABRAS MAYORES

Ruiz se ha dedicado a ordenar y adaptar el material que cada uno de sus veteranos intérpretes ha aportado. "Solo le he tenido que dar coherencia y unidad a todo", señala con humildad. Unos pocos gestos y algunos consejos a la hora de dirigirse a la platea han sido suficientes para que sus pequeñas historias particulares cobren una nueva dimensión y se conviertan en palabras mayores.

En Barcelona ha sabido ganarse la confianza de estas personas a base de no presionarles y solventar sus dudas desde el primer día. "Nunca nos pidió que nos aprendiéramos nada de memoria, se trata de explicar nuestras vivencias tal y como recordamos", resume Rosa Gallardo, que el mes próximo cumplirá 80. Para Neus Ballabriga, dos años más joven, esta experiencia teatral le ha servido para "establecer un lazo que va desde mi infancia hasta el día de hoy" porque "entre la adolescencia, la crianza de los hijos y el trabajo hay como un paréntesis en el que no te enteras de lo que ocurre a tu alrededor. Pero con este montaje he vuelto a conectar con mi vida, ha sido un poco como redescubrirme a mí misma".

REIVINDICACIÓN PERSONAL

Antes de despedirnos, ambas destacan la "dignidad" con la que la gente mayor es tratada en este espectáculo. Como Eugeni y otros del equipo, esperan que este proyecto sirva para que los más jóvenes les tenga en mayor consideración. "¡A ver si dejan de vernos solo como unos abuelos!", me cuentan Neus y Rosa. Y ruegan que no les califique como un grupo de viejos o de abuelos. Están cansadas de que todo el mundo les encasille: primero son personas, mayores sí, pero activas, vivas y con ganas de aportar mucho más a la sociedad. "No deberíamos apartar a los mayores en un casal sino crear centros intergeneracionales donde poder aprender los unos de los otros".