Julia Gutiérrez Caba: "El teatro no es algo imprescindible para mí"

La incombustible actriz regresa a Barcelona tras 15 años de ausencia con 'Cartas de amor', junto a Miguel Rellán

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MARTA CERVERA / BARCELONA

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A sus 84 años, la actriz saborea su regreso a los escenarios. La incombustible Julia Gutiérrez Caba se reencontrará con el público teatral de Barcelona 15 años después de su última actuación en la capital catalana. A partir de este martes y hasta el 26 de marzo, ofrece en el teatro Poliorama 'Cartas de amor', conocida obra de A. R. Gurney, con Miguel Rellán (Tetuán, 1943).   

Se había alejado de los escenarios tras las muertes de su hermana Irene y de su marido. ¿Qué pensó cuando le llegó la propuesta de volver al teatro con esta obra? Mi primera reacción fue de rechazo, porque yo ya no me veo ensayando muchas horas y estudiando un texto. Estoy en una edad en que no aguanto ya ciertas cosas. Pero Miguel Rellán, con quien nunca había trabajado antes, me explicó que solo tendría que leer y estar sentada todo el rato. Debo reconocer que, después de leer el texto, me entró el gusanillo.

¿Cómo ha sido su trabajo con el director del montaje, Daniel Serrano? Ha ido bien porque respetó lo que prometió. La verdad es que Rellán y él me lo pusieron en bandeja porque dejé muy claro que ya no puedo aguantar ensayos largos. Se comprometió a no superar las dos horas y media como mucho, cosa que respetó. También le dije que no hacía giras y lo asumió.

Pero aquí está. Al final viaja con la obra. Es que como el montaje gusta y hay ofertas que no se pueden rechazar resulta imposible negarse. Cuando te facilitan tanto las cosas sería una ofensa no aceptarlo.

¿Necesitaba sentir de nuevo al público? El teatro no es algo imprescindible para mí. Siempre pensé que cuando fuera mayor no haría teatro. Sin embargo, ahora que he vuelto, más allá de los inconvenientes, he revivido. Es estimulante sentir esa emoción de salir a un escenario. Me canso más, como es lógico, porque soy mayor, pero ese estímulo que vas notando por debajo te va levantando.

Dicen que salir al escenario es sanador, que uno se olvida de todo sobre las tablas. Sí. Es una emoción difícil de describrir. Hay que sentirla.

¿Con la edad se vive de otra manera? Posiblemente sí porque ya aspiras a poco. Por eso, cuando tienes oportunidades de tener un estímulo, de ver que todavía hay gente que viene a verte, que se molesta en salir de sus casas, comprar una entrada, hay que corresponder. No hacerlo sería una falta de educación.

Esta temporada están desfilando por Barcelona muchos actores con una dilatadísima carrera, como Héctor Alterio, Arturo Fernández, su hermano Emilio y José Sacristán, que acaba de dejar el Poliorama... A mucha gente le gusta reencontrarse con nosotros y también ver cómo hemos envejecido (ríe). Soy de la opinión de que la gente mayor, si puede, debe seguir trabajando en algo. El teatro requiere fuerza física y mental pero, a diferencia de otras profesiones, permite seguir adelante. Y si uno puede, lo mejor es seguir.

¿Siente nostalgia del pasado? Inevitablemente, miro al pasado. Trato de fijarme en el presente y el futuro, pero la vida para mí cada vez es más corta. Pero, como es lógico, las personas mayores, ¿cómo no vamos a recordar determinadas cosas que hemos hecho, buenas o malas?

¿La situación de la cultura en España ha ido a mejor? Evidentemente. Yo he vivido épocas muy difíciles. La posguerra fue durísima, una etapa difícil, pobre, triste. En muchas cosas hemos evolucionado para bien; en otras, no.

¿Por ejemplo? En general, creo que se ha perdido el respeto al otro, la consideración. Es lo que antes se llamaba las buenas formas. Para mí, son fundamentales.

{"zeta-legacy-phrase":{"name":null,"position":null,"text":"\"Nunca he sido una diva, ni ganas. En esta profesi\u00f3n uno es lo que se fabrica y lo que los dem\u00e1s van fabric\u00e1ndote\"\u00a0"}}Está considerada como una gran actriz, no una diva. ¿Mejor así? Nunca he sido diva, ni ganas. En esta profesión cada uno es lo que se fabrica y lo que los demás van fabricándote, también. Nunca he ido con muchos humos, ni me he complicado la vida porque provengo de una familia de actores y sé que esto es un trabajo maravilloso, privilegiado en muchos sentidos pero durísimo. Siempre he sabido el sitio en el que estoy y de dónde provengo. Los humos no van conmigo.

Pero habrá conocido a otras personas de su profesión que sí exploten ese divismo… Claro, evidentemente. Muchísima  y de muchas categorías. Algunos son divos con razón porque son efectivamente geniales y otros, sin ninguna razón que lo justifique (ríe).

Ha trabajado en el teatro, el cine, la televisión. ¿Qué le interesa más? A estas alturas ya no me cierro a nada pero, como decía al principio, yo ahora también pongo mis condiciones para trabajar. Cuando era joven no las ponía porque no podía y porque vivía de esto. Pero ahora, las cosas han cambiado. Ya no aguanto ensayos de cuatro horas. No los soportaría. Ahora se hacen unos montajes de teatro que requieren una agilidad que ya no tengo. Sería una temeridad por mi parte porque se caen, se tiran, se bañan… ¡eso yo no lo puedo hacer!

En 'Cartas de amor' tiene la ventaja de tener el texto en la mano. En escena usted y Miguel Rellán van leyendo las misivas que se han enviado los protagonistas durante toda una vida. Si me olvido de algo el texto está allí pero, como siempre, todas las obras tienen una dificultad diferente. En este caso no solo has de leer, también interpretar. Aunque estamos sentados, el cuerpo se mueve, también tiene un lenguaje.

¿Cuánto hay de Julia Gutiérrez Caba en este personaje? No mucho. Melissa Gardner es una mujer rica, en eso nos parecemos poco. Sus problemas también quedan lejos de los que yo he vivido. Si en algo nos asemejamos es en que a mí también me gusta la pintura y en esa fidelidad que mantiene con su amigo de infancia a través de una larga relación postal, a través de cartas que se envían durante 50 años. Entiendo que existan relaciones como las que plantea esta comedia, dos personas unidas por el amor pese a que se ven poco. La fidelidad de su pequeña amistad hasta el final es algo que va conmigo.

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