ESTRENO EN EL MALDÀ

Dolors Aleu, la doctora anticorsés

La vida de la primera licenciada en Medicina en España inspira 'Barbes de balena', un montaje interdisciplinar sobre los logros femeninos

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MARTA CERVERA / BARCELONA

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La vida de la primera mujer licenciada en Medicina en España, Dolors Aleu Riera (Barcelona, 1857-1913)Dolors Aleu Riera, ha inspirado 'Barbes de balena. O de què estan fetes les cotilles'. El Maldà, una sala tan pequeña como sorprendente situada en el Gòtic, estrena este miércoles el montaje a realizado por un equipo 100% femenino. "La coincidencia del estreno con el Día de la mujer es pura casualidad", afirman sus protagonistas.

La obra, con dramaturgia de Anna Maria Ricart (también responsable de la adaptación de la novela  'Jane Eyre' en el Lliure de Gràcia y de 'Yerma' en el Teatre de la Akadèmia) y dirección de Mònica Bofill, está interpretada por las actrices, cantantes y bailarinas Núria Cuyàs, Laura López, Anna Romaní, autora de la coreografía, y Ariadna Cabiró, responsable de la ecléctica banda sonora, al piano.

La estructura de la obra, con forma de collage, está escrita tanto desde el punto de vista de la protagonista como de quienes la rodean. Núria Cuyas, tataranieta de Dolors Aleu, encarna a la protagonista, mientras que el resto del equipo va cambiando de personajes para poder explicar las diferentes situaciones.

UNA MUJER AFORTUNADA

"Mi tatarabuela tuvo la suerte de que su padre, un hombre influyente con cargo político, la apoyó siempre. Eso sí, le puso a dos escoltas para que la acompañaran a la universidad, un lugar donde solo había hombres. El primer día que entró en la clase fue recibida con aplausos", recuerda Cuyàs. La historia de aquella primera graduada en Medicina (con pocos días de diferencia se graduaría la siguiente) no es la única historia de 'Barbes de balena'. La obra también recoge experiencias y testimonios de mujeres de otra época. "Todas hemos investigado en nuestras familias el papel de las mujeres. Normalmente, de las mujeres se saben menos cosas. A veces ni siquiera aparecen sus nombres en el árbol genealógico", destacan las actrices.

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Archivos, anuncios y periódicos de finales del siglo XIX han servido también para recrear el contexto histórico de la época del personaje protagonist. Entre los documentos consultados figura la tesis doctoral de Dolors Aleu, 'De la necesidad de encaminar por una nueva senda la educación higiénico-moral de la mujer tesis doctoral', en la que defendía que había que "impulsar la educación de las mujeres para lograr una sociedad mejor", explican las actrices. También reclamó la desaparición del corsé, la prenda que oprimía el tórax y afinaba la cintura de las mujeres, porque dificultaba la circulación sanguínea "y provocaba desmayos". 

"Fue una pionera y su graduación, tras un examen de licenciatura en Madrid cuyo permiso tardó mucho en llegar, causó un gran debate. En los diarios médicos hubo cartas a favor y en contra de la entrada de las mujeres en la medicina", recuerda Anna Maria Ricart.  

El culto a la belleza de aquellas época seguía unos patrones muy estrictos. Las formas hoy son otras, pero, realmente, ¿hemos cambiado tanto? Esa esa es una de las preguntas que se lanzan desde el escenario. "Muchas de las frases de mi antepasada las firmaríamos hoy. Sus pensamientos siguen vigentes", afirma Núria Cuyàs. 

UN TOQUE DE LOCURA

El texto sigue cronológicamente la vida de Aleu pero la puesta en escena huye del naturalismo y tiene un toque de locura. El vestuario opta por mostrar la ropa íntima de las mujeres de hace 130 años. "Hay mucho humor y hasta un punto surrealista y de poesía", afirma la directora. "Es un espectáculo con muchas capas, que contrapone lo que pasaba entonces y ahora". Su intención es que el público salga de la sala preguntándose "¿Qué significa ser mujer hoy? Y sobre todo, tenga ganas de llegar a casa para interesarse por cómo fue la vida de sus abuelas y tatarabuelas".

El caso de Aleu no es representativo de la vida de sus coetáneas. Ella pudo no solo graduarse sino que ejerció como pediatra y ginecóloga durante 25 años en las dos consultas que montó en Barcelona. "Su marido [Camil Cuyàs] siempre la apoyó, porque él no ganaba un duro", confiesa su tataranieta.