NOVEDAD EN LA CARTELERA

La conjura de los mediocres

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OLGA PEREDA / MADRID

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Arturo Valls (Valencia, 1975) supo que quería dedicarse a la comedia cuando era un chaval y veía a su padre disfrazado de mujer con una peluca de colores y dos naranjas en forma de tetas. Organizaba karaokes y a él siempre le tocaba interpretar canciones de Rocío Jurado. Ver a la gente partirse de risa hizo que el digno hijo de su padre tuviera claro que, en el futuro, se dedicaría a una "labor humanitaria": hacer reír. Han pasado muchos años y Arturo Valls se ha convertido, efectivamente, en cómico. 'Caiga quien Caiga' y 'Camera café' fueron el pistoletazo de salida de una carrera que hoy tiene un punto y aparte: 'Los del túnel', una película que, sí, es una comedia. Pero va mucho más allá. "Es la comedia que yo siempre he querido protagonizar. Como actor no me la ofrecían, así que no me ha quedado otra que producirla yo mismo", afirma el actor y presentador.

EL 'CUÑAO'

Empeñado en sacar un proyecto diferente, Valls se enfundó el traje de productor y se plantó delante de los guionistas Juan Maidagán y Pepón Montero (que debuta en la dirección). Solo les dio dos ideas básicas. También les dijo que él quería ponerse en la piel de uno de los protagonistas, una suerte del Jesús Quesada de 'Camera Café', un 'cuñao', un tipo que siempre ha encajado y que, de repente, deja de hacerlo.

'Los del túnel' narra cómo un grupo de personas quedan atrapadas tras un derrumbamiento. La película empieza cuando ya todos están fuera y la experiencia los convierte en amigos. No estamos delante de una comedia ligera, sino con muchas capas. Es un fabuloso retrato de lo miserables que podemos llegar a ser. Es una caída a los infiernos del típico amigo estupendo, listo, amable, deportista y perfecto que todos tenemos. Es un ensalzamiento del mediocre, el idota, el tipo normal. El filme tiene un claro mensaje: "Hay que asumir quiénes somos, aunque nuestra vida sea una mierda. Hemos entrado en la locura de aparentar felicidad eterna, ponemos una foto en las redes sociales para decir a la gente lo bien que lo pasamos aunque, en realidad, estemos amargados".

Valls está pletórico con la película. Con razón. No la ha hecho para ganar dinero ("para eso ya tengo la tele y la publicidad") pero tampoco quiere perderlo. Así que anima a los espectadores a entrar en el cine. "Estoy seguro de que se van a sorprender y de que, a la salida, van a empezar a darle vueltas al argumento. Creo que hemos hecho una película que anima a pensar y a hablar sobre ella".

DOS TIPOS DE HUMOR

El presentador de 'Ahora caigo' viene de protagonizar una de los títulos más taquilleros del año, 'Villaviciosa de al lado', cuyo humor es bastante más grueso que el que rezuma 'Los del túnel', que provoca sonrisas congeladas. A Valls no le gusta para nada la etiqueta "humor inteligente" y está convencido de que, simplemente, hay un tipo de humor más accesible, universal, eficaz y basado en gags constantes y otro que profundiza más y te muestra al ser humano. Pero insiste en que un humor no es más o menos inteligente que el otro. "Simplemente son diferentes". 

'Villaviciosa del lado' no pudo tener peores calificaciones por parte de los críticos. Estos, sin embargo, están ensalzando 'Los del túnel'. Como 'Villaviciosa...' tuvo semejante tirón en taquilla, Valls bromea y pide a lo espectadores "no hacer caso de los críticos" e ir en masa a verla. ¿Hará más como productor? Posiblemente sí. Le ha picado el gusanillo, a pesar de lo duro y complicado que es sacar adelante una película. Para empezar, dedicarle dos años y medio de tu vida. Lo que no tiene claro es terminar la carrera. Cuando estaba en tercero de Periodismo en la facultad de Valencia fue reclutado como reportero del irreverente programa 'Caiga quien Caiga'. Emigró a Madrid y aprendió más en un año de programa que en los tres de universidad.