Andreu Benito e Ivan Benet se retan en el TNC

'En la solitud dels camps de cotó', dirigido por Joan Ollé, es el primer texto de Bernard-Marie Koltès que estrena el TNC

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MARTA CERVERA / BARCELONA

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En 1987 Joan Ollé quedó fascinado tras ver 'En la solitud dels camps de cotó'  en Francia, con puesta en escena del añorado Patrice Chéreaugran admirador de las obras de Bernard-Marie Koltès (1948-1989)Bernard-Marie Koltès (1948-1989). Pasados 30 años después Ollé ha logrado su sueño. Este jueves estrena en la Sala Petita del TNC este gran e inquietante duelo dialéctico al que se enfrentan dos hombres en un paraje solitario a altas horas de la noche. El primer texto del autor francés que se representa en el TNC estará en cartel hasta el 19 de febrero.

Andreu Benito, actor alérgico a las entrevistas y ruedas de prensa, encarna al 'dealer', un mercader moderno que satisface al cliente con su producto sin especificar nunca cuál, e Ivan Benet a su posible cliente, porque tampoco queda claro qué busca en a altas horas de la noche. "Junto a 'Esperando a Godot', de Beckett, esta obra es uno de los grandes clásicos del siglo XX, junto con algunas obras de Thomas Bernhard y de Harold Pinter", ha afirmado Ollé.

"Koltés en lugar de hablar de la incomunicación y del absurdo lo que busca es la comunicación y el diálogo entre gente diferente". Para el director, la pieza es de gran actualidad pues España se ha transformado más en una sociedad multicultual como se transformó hace años el París donde residió el autor de 'Roberto Zucco' y 'La nit just abans del boscos', entre otros. "Koltés habla de entender al otro frente a quienes quieren hacer la guerra contra el que es diferente".

DIFÍCIL EQUILIBRIO

Ollé sitúa la acción en la periferia de una ciudad, "un arrabal lejos de la seguridad del asfalto". La falta de equilibrio entre los personajes con pulsiones opuestas también se plasma en su puesta en escena. "Todo transcurre en una plataforma rectangular que tiene ese aspecto del metal de un barco oxidado. El suelo tiene pequeños movimientos y obliga a ambos personajes a moverse para equilibrarse".  

El texto, con pasajes de gran vuelo literario, traducido al catalán por Sergi Belbel, no aclara cuál es exactamente el objeto de deseo del cliente. "Mantener el enigma, el misterio y la indefinición es lo más importante a la hora de montar la obra", señala el director. La intensidad y la ferocidad del texto están vinculadas al contexto donde transcurre el encuentro, un lugar oscuro a altas horas,donde no llegan las luces de la ciudad. "El diálogo entre ambos personajes está al margen de las convenciones legales que nos envuelven. Un espacio en medio de la nada es la selva. Uno no sabe qué puede pasar. Quizá ambos acaban follando, uno roba al otro o lo asesina. Todo es posible".

No es fácil hallar el tono justo en esta pieza, dar con la atmósfera adecuada sin pasarse o quedarse corto. "Para captar el interés del público tiene que estar todo muy equilibrado", ha reconocido Ollé.

DUDAS DEL HOMBRE CONTEMPORÁNEO

El actor Ivan Benet es tan o más fan del texto de Koltès que Ollé. Cuando estudiaba en el Institut del Teatre de Barcelona Benet hizo su tesina sobre 'La solitud dels camps de cotó', texto que venera. "Descubrí la obra a través de un taller que hizo Ollé, aunque curiosamente no lo tuve como profesor. Yo entonces tenía 21 años y me prometí interpretarla algún día", ha recordado.

Para Benet su personaje del cliente es mejor que el de Hamlet. "En esta obra Koltés expresa las dudas del hombre contemporáneo, habla del deseo a través de un hombre que baja a los infiernos y se encuentra a un ser enigmático". Ambos se dedican a adivinarse el uno al al otro, a leerse el pensamiento a través de un texto que combina el lenguaje de la calle y directo con frases de gran profundidad metafísica.

El actor de Vic considera su personaje en 'La solitud dels camps de cotó' es "alguien que ha perdido toda esperanza y que está muerto por dentro. En realidad no sabe qué quiere". El gran duelo que plantea la obra está abierto a todo tipo de interpretaciones, recuerda Benet. "Cada espectador se montará su película a partir de lo que vea y escuche. Esta obra de Koltés no te la acabas nunca. Seguro que la gente sale del teatro con muchas preguntas. En cierto modo es como un cubo Rubick que combina teatro y poesía".

Exige mucho de los intérpretes. Y lidiar con Andreu Benito en escena, impone: "Cuando hice el monólogo de Kafka ('Informe per a una acadèmia') pensaba que era lo más difícil de mi carrera. Pero no. En un monólogo una vez superado el miedo a estar solo en escena tú dominas la pieza. Aquí, en cambio, he de estar a la altura de Benito y para eso he de estar muy despierto. No puedo despistarme ni un segundo porque sino me barre. Es lo que tiene trabajar con un gran actor". Y añade: "Es una pieza muy dura de interpretar pero a la vez es un proceso fascinante porque pasas por todos los estados posibles".