CRÍTICA DE CINE

'Desierto': figuras en el paisaje

Jonás Cuarón plantea en su segundo largometraje una historia de supervivencia con un doble enfrentamiento: contra el paisaje desértico y contra el propio hombre

Gael García Bernal, en un fotograma de 'Desierto', de Jonás Cuarón.

Gael García Bernal, en un fotograma de 'Desierto', de Jonás Cuarón. / periodico

QUIM CASAS

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Arropado en la producción por su padre, Alfonso Cuarón, y el protagonista del filme y gran estrella mediática del cine mexicano, Gael García BernalJonás Cuarón plantea en su segundo largometrajeJonás Cuarón una historia de supervivencia con un doble enfrentamiento, el del hombre contra el paisaje desértico y el del hombre contra el hombre.

'Desierto' gira alrededor de una caza humana sin sentido alguno, y si lo tiene, es esencialmente patriótico, entendiendo el patriotismo como fanatismo. La película empezó su andadura estadounidense el pasado mes de junio, pero uno de sus dos personajes principales, el que encarna el secundario catódico Jeffrey Dean Morgan (investigador y amante de la abogada de 'The good wife' y último en entrar en la nómina de 'The walking dead'), podría entrar en el gabinete del inminente nuevo presidente de la nación.

Como le ocurre a Donald Trump, al villano de Desierto, un tipo solitario, hosco, violento y sádico, le ponen de los nervios los mexicanos. Pero en vez de levantar muros en la frontera entre los dos países, prefiere salir de caza con su perro y disparar contra los inmigrantes ilegales.

Elementos de varios filmes más abstractos que este pueden reconocerse, con mayor o menor grado de complicidad, en el recorrido de 'Desierto', de 'El malvado Zaroff' de Ernest B. Schoedsack e Irvin Pichel a 'Caza humana' de Joseph Losey, pasando, si se quiere, por 'El perro' de Antonio Isasi e, incluso, la saga de 'Los juegos del hambre'.

El relato va reduciéndose poco a poco al enfrentamiento entre los personajes de Morgan y Bernal, dejando de lado el contexto del fanatismo ultra-nacionalista de uno y la tipología del inmigrante del otro. Queda la caza del hombre por el hombre y la relación entre las figuras humanas y el paisaje, con el desierto, espacio abierto pero opresivo, como tercer vértice de un triángulo mortal.