CRÍTICA DE CINE

'Comanchería': contra viento y marea

QUIM CASAS

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Extraño y misterioso título el de 'Comanchería', utilizado para la distribución internacional de 'Hell or high water' (algo así como 'Contra viento y marea'), que es casi idéntico al del filme de Samuel Fuller 'Hell and high water', un relato de submarinos en plena guerra fría que entre nosotros se estrenó como 'El diablo de las aguas turbias'. Aquí terminan las coincidencias.

Aunque todo es también turbio en este excelente 'thriller' rural, o wéstern policiaco (combinación en alza en los últimos tiempos), en el que David Mackenzie desarrolla dos historias convergentes: la de unos rebeldes sin causa y sin futuro que atracan bancos en el estado de Texas, y la del veterano sheriff a punto de jubilarse que se obsesiona en darles caza.

La música está compuesta por Nick Cave y Warren Ellis, muy proclives al wéstern moderno en sus diversas formas. Suyas son las bandas sonoras de 'The proposition', 'El asesinato de Jesse James por el cobarde Robert Ford', 'La carretera (The Road)', 'Sin ley (Lawless)' y 'Lejos de los hombres', todas ellas reformulaciones muy interesantes del otrora llamado cine del Oeste. Su elección como músicos marca el tono del relato.

Los toques envolventes con violines campestres y teclados sinuosos casan bien con la atmósfera densa, ocre, polvorienta y opresiva de este relato policial cuyo clímax en la alta sierra nos recuerda a los wésterns de Anthony Mann y al 'noir' rural de Raoul Walsh 'El último refugio'. El mismo tono crepuscular, tanto para el maduro sheriff encarnado por Jeff Bridges como para los jóvenes atracadores, se apodera de esta magnífica historia donde figuras y paisajes se funden en uno.

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