PIONERA DEL POP Y DE LA 'PERFORMANCE'

Premio al arte "loco" de Marta Minujín

El Velázquez reconoce la trayectoria de la excéntrica creadora argentina

La artista argentina Marta Minujín, ganadora del Premio Velázquez, en una imagen del 2015.

La artista argentina Marta Minujín, ganadora del Premio Velázquez, en una imagen del 2015. / periodico

NATÀLIA FARRÉ / BARCELONA

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Artista polifacética. Pionera del pop y de la 'performance' en Argentina. También cercana a los postulados conceptuales, con un paso por el arte psicodélico y siempre con un pie en el compromiso político. Hippy, radical, excéntrica y sorprendente. Además de convencida de la función social del arte. Difícil de definir. Así es Marta Minujín (Buenos Aires, 1943), la última creadora distinguida con el Premio Velázquez. El galardón que es al arte lo que el Cervantes a las letras, y con el que el Ministerio de Cultura reconoce anualmente la aportación de un creador plástico a la cultura hispana. Cien mil euros de dotación que hacen muy "feliz" a la artista y que le permitirán "seguir creando cosas locas", afirma.

Locas, quizá, pero con un tremendo rigor intelectual. Porque pese al personaje que ha construido a su alrededor, lúdico y popular, Minujín no da puntada sin hilo, como afirma el acta del jurado: "Su posición contracultural y el compromiso político en un momento particularmente difícil se mantienen en la coyuntura internacional actual", que también reconoce que "con su máxima creativa 'todo es arte' ha sido pionera en nuevos comportamientos artísticos y en el desbordamiento de los marcos institucionales del arte y de los medios". Pese al reconocimiento oficial y la popularidad de la que goza en Argentina, no tiene mucha prédica por estos lares.

Y es que la única exposición individual que ha celebrado en España fue en Sevilla en el 2010, aunque sí ha participado en colectivas en el Reina Sofía y en el Macba, y la colección de La Caixa tiene obra suya. Concretamente la documentación de una de sus 'performances' más relevantes de los 80, 'Partenón de libros'. En la obra, Minujín reconstruyó el templo griego a escala real en medio de Buenos Aires con 30.000 libros (el mismo número de desaparecidos habidos durante la dictadura) prohibidos durante la Junta Militar. Pasado el tiempo de intervención, el público pudo llevarse los volúmenes. Reivindicación histórica y participación, dos de las principales características de la obra de la argentina.

EN THE FACTORY CON ANDY WARHOL

Mucho antes, en 1963, debutó en el 'happening' con 'La Destrucción'. Recogió colchones de los hospitales parisinos, con ellos construyó estructuras habitables e invitó a otros artistas a destruirlas al tiempo que las quemaba y liberaba 500 pájaros y 100 conejos entre los participantes. Y poco después, en 1985, celebró una de sus obras paradigmáticas: 'El pago de la deuda externa con mazorcas de maíz', una acción que llevó a cabo en The Factory junto con Andy Warhol y en la que  Minujín pagaba simbólicamente al artista norteamericano la deuda externa argentina con mazorcas de maíz, el "oro americano". Acción que intentó repetir sin éxito durante los festejos del Quinto Centenario, intentando saldar el descubrimiento de América pagándole a la Reina Sofía con la misma moneda.

Una de sus últimas acciones colectivas fue en el 2013,  durante la retrospectiva que el Malba de Buenos Aires le dedicó. Se casó con el arte. Nada raro para una  artista cuya máxima creativa es "todo es arte", y cuya motivación es "seguir creando cosas locas". De momento, lo hace desde su taller en el barrio porteño de San Cristóbal.