TEMPORADA ALTA

Alain Platel se inspira en Mahler

El incisivo director de Les Ballets C de la B se acerca a la música del compositor en 'Nicht schlafen (Sin dormir)' en el Teatre Municipal de Girona

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MARTA CERVERA / BARCELONA

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El incisivo creador belga Alain Platel regresa a Temporada Alta con 'Nicht schlafen (Sin dormir)', un impactante montaje inspirado en la música de Gustav Mahler (1860-1911). Se verá dos días, viernes y sábado, en el Teatre Municipal de Girona.

Adentrarse en el universo de este director y compositor era algo que Alain Platel, director de los Ballets C de la B le debía a su amigo Gerard Mortier, atrevido director artístico fallecido en el 2014. "La música de Mahler nunca me gustó demasiado pero tras morir Mortier me lo tomé como un reto. Necesitaba intelectualizarla para meterme en ella y empecé leer sobre la época que le tocó vivir", explicaba el creador hace poco más de un mes en la Bienal de Danza de Lyón, donde la obra recibió calurosos aplausos. Tras penetrar en el mundo de Mozart con 'Wolf', reinterpretar a Monteverdi con 'Vsprs' y a Bach con 'Pitié!', ahora Platel lleva acerca su universo creativo al mundo sonoro de Mahler.

'Los años de vértigo' en el que Philip Blom repasa los años previos a la primera guerra mundial le sirvió de inspiración para conectar con la época de madurez del compositor que coincidió con la llamada 'fiebre del caucho' y el exterminio de nativos en el Congo belga, entre otros.

LUCES Y SOMBRAS

"¿Cómo una época en la que hay grandes pensadores, inventores y artistas puedo desembocar en una guerra?". se pregunta Platel, que también profundizó en la vida del compositor postromántico, su relación con su esposa Alma y el mundo artístico que les rodeaba.

Con todas esas ideas en su mente se puso manos a la obra con una grupo de bailarines formado principalmente por hombres. "Es una pieza oscura y dura pero deja la puerta abierta a la esperanza", mantiene Platel. "Es un reflejo de nuestra época, de un mundo dividido y lleno de inquietud". Vida y muerte, lujuria y sufrimiento se alternan en la nueva apuesta de Platel, todo un reto para sus intérpretes.  

Todos los bailarines están la mayor parte del tiempo presentes, compartiendo escenario con una escalofriante escultura de caballos muertos momificados realizada por la famosa artistas plástica Berlinde de Bruyckere. "Son un símbolo. Hacen pensar en la historia, las batallas, la muerte y el sacrificio", afirma Platel. El creador ha querido mostrar la brutalidad y fragilidad del ser humano en una sociedad individualista, donde cada cual mira solo para si. Los pocos momentos de paz y armonía del montaje son aquellos en los que todos van a una.

La escena inicial es de impacto y requiere un gran trabajo físico. Una batalla campal, agresiva, bestial, sin cuartel abre un montaje que no da tregua.  Los bailarines, con sus movimientos extraños y dislocados, reflejan el sufrimiento en escena con crudeza, fuerza y una energía descomunal. 

Los bailarines de 'Nicht schlafen' no paran ni un momento. Desde el principio con una impactante batalla campal en el que se arrancan la ropa y se quedan casi en cueros. Así estarán casi hasta el final, tan exhaustos como pletóricos.

DE EUROPA A ÁFRICA

Elaboró la banda sonora junto a su fiel aliado, el compositor, Steven Prengels. Fue él quien le invitó a utilizar algo más que el famoso 'Adagietto' de la 'Quinta Sinfonía' de Mahler, así como introducir polifonías congolesas en el montaje en el que participan dos intérpretes africanos, Boule Mpanya y Russell Tshiebua, que ya participaron en el aclamado 'Coup fatal!', impresionante musical que fusionaba barroco y ritmos africanos. "La música congolesa combina bien con Mahler, lleva su obra a otra dimensión", opina el director.  

Platel concibió 'Nicht schlafen' como un montaje solo masculino. Sin embargo, acabó incluyendo a una mujer, Bérengère Bodin. "Después de trabajar con Alain en 'Tauberbach' tenía tantas ganas de volver a colaborar con él que no paré de insistirle hasta que lo conseguí", confiesa feliz esta elástica bailarina francesa. Ella, como el resto de sus compañeros, se deja la piel en cada escena.

El director belga les exige un enorme trabajo físico. El reparto se completa con artistas de diferentes culturas como el israelí Ido Batash, el belga Elie Tass, el italiano Dario Rigaglia, los franceses Samir M'Kirech, David Le Borgne y Romain Guion.