ENTREVISTA

Per Petterson: "Las familias noruegas son silenciosas"

Club Editor traduce por primera vez al catalán la obra más conocida del noruego, 'Sortir a robar cavalls'

Per Petterson.

Per Petterson. / JOAN PUIG

ERNEST ALÓS / BARCELONA

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En el 2003, el escritor noruego Per Petterson (Oslo, 1952) escribió su obra más conocida, ‘Salir a robar caballos’. Publicada en el 2007 por Bruguera, Club Editor la traduce ahora por primera vez al catalán.

En el pasado de los personajes de su novela está la ocupación nazi de Noruega. ¿Es un tema del que se hablaba abiertamente, o un tema incómodo como la guerra civil en España o el nazismo en Alemania? Hablamos de ello continuamente. La resistencia fue mayoritaria, la conmemoramos, y no ocultamos la realidad de la colaboración. Sí que a veces la pregunta incómoda era: ‘¿papá, que hiciste durante la guerra?’ y la respuesta, un 'uf...', y se prefería mirar hacia el futuro. Pero si crees que por no hablar de ellas, las cosas no volverán a suceder, vuelven a suceder.

Pero los secretos entre Trond, que se ha retirado a vivir al bosque, y su vecino Lars, resultan ser estrictamente familiares. Quería que este fuese un libro feliz, tras el anterior centrado en las figuras de un padre y un hijo que nunca se habían dicho que se querían, que nunca se hablaban. Yo vengo de la clase trabajadora, y no utilizamos grandes palabras, no nos llenamos la boca con ellas: no dices que quieres a alguien sino que te gusta, no dices hermoso sino bonito... Quería hacer un libro luminoso con un padre y un hijo que se querían. Pero hay algo malo entre los padres de los dos protagonistas. Y tenía que ver con el tiempo de la guerra. Pero tampoco quería hacer investigación. Ni acabar escribiendo un libro sobre un padre que traiciona a su hijo, pero al final...

Desde nuestro punto de vista mediterráneo, nos sorprende lo distantes que aparecen las relaciones entre padres e hijos en la literatura escandinava. ¿Son ustedes así? No somos un país católico. En los países mediterráneos las familias son como clanes, en Noruega no. Claro que la familia importa, pero de otra manera. Tienes más independencia, eso tampoco es negativo. Entre 1979 y 1999, quizá vi a mi madre cuatro veces, aparte de un par de Navidades. Pasan meses entre cada vez que veo a mis hermanos. De hecho, todos mis libros son sobre relaciones familiares.

¿Incluso antes de ese trágico suceso, el naufragio del ‘Scandinavian Star’ en el que murieron su padre, su madre, un hermano y una sobrina? Ya era el tema central en los dos libros que publiqué entonces. Quizá porque en Noruega casi todas las familias son muy silenciosas. Yo nunca vi a mi padre y a mi madre tocarse afectuosamente. Ni a mis vecinos. O expresar cariño en público.

Aparte de la familia, en sus libros siempre está presente la naturaleza. En un trayecto de 20 minutos de tranvía pasas del centro de Oslo a lo profundo de un bosque. Y si caminas 10 minutos en otra dirección, te caes al agua. Esa era mi infancia: entrar en el bosque y no regresar hasta la noche. Yo vivo en el bosque. Disfruto describiendo los paisajes, son un protagonista más de mis libros. En mis libros no solo recuerdas qué ha sucedido, sino dónde ha sucedido.