Sopa de Cabra viaja a los orígenes en su 30º aniversario

El grupo abre en Londres su gira conmemorativa, que recupera el repertorio más rockero de sus inicios y que los llevará a Madrid y a sendas salas de Barcelona, Razzmatazz y el Auditori

JORDI BIANCIOTTO / LONDRES

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A Sopa de Cabra, cumplir 30 años no les ha puesto más tiernos ni blandos: sus nuevos conciertos apuntan a las esencias rockeras crudas que les movieron en sus inicios en Girona, cuando los primeros ‘riffs’ de guitarra alimentaron los sueños de grandeza en el ‘carrer dels Torrats’. Así fue este fin de semana en el impetuoso concierto con el que han debutado en Londres, el primero de la gira ’30 Anys - 3 ciutats’, que les llevará a Madrid (Joy Eslava, 27 de octubre) y a sendas salas de Barcelona, Razzmatazz (21 de octubre) y el Auditori (13 de noviembre).

Quedan atrás las presentaciones de su último disco, el templado ‘Cercles’. Se avecinan noches “con más guitarra eléctrica que acústica”, anuncia Josep Thió, para conmemorar lo que Gerard Quintana llama “el segundo año saturnal en la vida de Sopa, el paso a la edad adulta”. Tránsito en el que acudirán al “espíritu más juvenil o rockero”, sobre todo en Razzmatazz, la vieja Zeleste, sala en la que grabaron, destaca Quintana, “los grandes discos en directo, ‘Ben endins’ y ‘Bona nit, malparits!’”.

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LA CAPITAL POP

Nos encontramos con Sopa de Cabra en Londres, ciudad asociada a su educación musical, en la que Thió tuvo el honor de ver actuar a Rory Gallagher en los 80. Aunque, como compositor, se siente más cerca de América, apunta a la tradición británica como influencia troncal, “de los Beatles a The Jam”. Quintana admite una relación “de amor-odio” con la capital británica. “No me gusta su estilo de vida, pero en la música me fascina su manera de enriquecerse con el blues en los 60, la manera en que los americanos acabaron imitando a los británicos que, previamente, se habían inspirado en los americanos”, explica. De aquel poso afroamericano de los Stones y The Who tomó nota Sopa en sus inicios.

Actúan, dicen, en tres ciudades que les han influido. Así, ¿también Madrid? “Claro, somos hijos de la movida: Nacha Pop, Radio Futura…”, señala Quintana, que recuerda sus actuaciones, en los primeros 90, en las salas Ya’sta y Revólver. “Era una ciudad que recibía muy bien el rock, mejor que Barcelona”, considera. Aunque cuando telonearon a Red Hot Chili Peppers y Primal Scream, en Las Ventas, con su repertorio mayoritariamente en catalán, les llovieron improperios, vasos de plástico… “Bueno, en Catalunya nos tiraban cosas más contundentes, incluso piedras”, suspira Quintana evocando tiempos en que “grupos organizados” orquestaron una campaña en su contra en protesta por sus canciones en castellano, que formaban parte de su repertorio desde el primer disco, como ‘El sexo (que me hace feliz)’. Esquizofrenia.

Fueron días de gloria y de tormento, y la herida aún les duele: en 1991, cuando ‘Ben endins’ batía récords de ventas en el rock en catalán (llegaría a superar los 100.000 ejemplares) y el concierto en el Palau Sant Jordi (con Sau, Els Pets y Sangtraït) ponía la foto de una era, ellos sufrían por dentro. “Una época agridulce”, confiesa Thió. “Montaron paradas con huevos en nuestros conciertos. Por traidores y ‘botiflers’”, añade Quintana. Todo aquello “hoy está muy superado”, celebran apuntando a la convivencia actual de lenguas en la escena y en los festivales.

GIRA MÁS ABIERTA

Su regreso del 2011, con un Sant Jordi que acabó triplicándose, fue “un atrevimiento” que les salió bien, y la del 2016, con ‘Cercles’, les ha mostrado centrados en su propuesta adulta, adecuando los conciertos a su sofisticado formato de producción, montaje de vídeo incluido. Guión que prevén cambiar de cara al 2017, en que la banda seguirá celebrando su 30º aniversario con conciertos “de planteamiento más abierto”, anuncia Thió. ¿Canet Rock, finalmente? “Podría ser. Estamos disponibles”, responden sucintamente.  

Y más a largo plazo, ¿hay vida para Sopa? “No seguir no es una opción que nos planteemos”, responde de alambicada manera Thió, mientras que Quintana se pregunta si “en el cambio de era que vivimos” la gente tiene tiempo y ganas “para escuchar un disco con 60 minutos de música nueva o quizá es mejor ir publicando canciones de vez en cuando”. Planean hacerlo, quizá como prueba, con la grabación que IB3 realizó del concierto de este verano en Porreres (Mallorca), que irán desplegando en su web. Pero Quintana sospecha que “en estos tiempos vertiginosos, hacer planes puede ser un error”.