Rodrigo Sorogoyen: "Me gusta el naturalismo, huir de lo peliculero"

En el 2013, el director y guionista Rodrigo Sorogoyen (Madrid, 1981) extrajo lo máximo de un presupuesto mínimo en el turbador 'thriller' sentimental 'Stockholm'. La película, financiada por 'crowdfunding', triunfó en Málaga y proporcionó a su autor una nominación al Goya a la mejor dirección novel. Sorogoyen salta ahora al caudaloso mundo de las grandes producciones con 'Que Dios nos perdone', un potente 'thriller' policial ambientado en el Madrid del 2011, en plena visita de Benedicto XVI y con el movimiento del 15M en ebullición. El filme, presentado en Sitges fuera de concurso, sigue la investigación de dos policías, uno deslenguado y violento (Roberto Álamo), el otro tartamudo y meticuloso (Antonio de la Torre), ante una ola de crímenes de ancianas cometidos por un asesino en serie.

En los últimos tiempos, parece que la tendencia del 'thriller' en España es... Sé lo que me va a preguntar (sonríe).

Es una pregunta un poco obligada... Tanto 'Que Dios nos perdone' como 'Tarde para la ira', 'La isla mínima' o 'El hombre de las mil caras' huyen de la americanización y marcan mucho el contexto social y político propio. Es una decisión acertada. ¿Por qué ser una cosa que no somos? Nuestra identidad es tan rica que no sé por qué siempre hemos querido copiar o emular modelos ajenos. Ves la película de Raúl [Arévalo, 'Tarde para la ira] y te crees totalmente que ese señor existe, que hable así y que viva en esas calles. Aunque (ríe) no sé por qué estoy promocionado su película. ¡En la nuestra también ocurre eso!

Uno de los rasgos más marcados de 'Que Dios nos perdone' es su naturalismo. No termino de conectar con los cineastas que huyen de lo natural. Me parece guay que existan, pero a mí me va el naturalismo. Cuando veo a dos personas hablando como se supone que hablan los seres humanos, me los creo mucho más, me meto más en la historia. Con Isabel [Peña, coguionista del filme] trabajamos muchísimo los diálogos para huir de lo peliculero e ir a lo naturalista, que es lo que nos gusta.

¿Por qué eligió como contexto el 15M y la visita del Papa a Madrid? Es que todo aquello fue tan curioso y brutal que había que contarlo de un modo u otro. Queríamos escribir un 'thriller' y pensamos que ese contexto sería la hostia: dos policías a los que se la suda, con perdón, el Papa, la visita, los peregrinos, el 15M, con algo más importante que hacer, que es coger a un asesino en serie. Pero una vez decidido el contexto, vimos que tenía mucho que ver con los personajes, que les influía mucho, como les pasó a los habitantes de Madrid aquellos días. ¿Usted vive en Barcelona, verdad?

Sí. Barcelona parece distinta, pero Madrid es... (hace un silencio) una ciudad incómoda. Te da muchas cosas, es acogedora, pero es incómoda. Y si a eso le sumas un Papa con su millón y medio de peregrinos, el 15M y la polícía dando hostias por todos los lados... Yo en el 2011 vivía en la calle Montera [al lado de la Puerta del Sol] y aquel verano fui testigo de todo aquello. Todo eso flota en el ambiente de la película, porque aparte de contar tres viajes humanos, los de los personajes principales, queríamos explicar un estadio, una situación de una ciudad, de una sociedad, de una gente.

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Uno de los aspectos más elogiados de 'Que Dios nos perdone' es el trabajo de Antonio de la Torre y Roberto Álamo. Hemos tenido suerte. O hemos elegido muy bien (ríe). Realmente están de Champions League. Pero estoy muy contento en general con el trabajo de todos los actores. Ya le digo que hemos elegido bien, por suerte, porque cuando te equivocas eligiendo actores, por muy bueno que seas dirigiendo, ya poco se puede hacer.

¿Qué le atrae del 'thriller' como género? Soy un espectador voraz de 'thrillers'. Me fascina 'Zodiac': quisimos coger de ella ese aburrimiento que transmite, con esa gente en la comisaría esperando a que un señor mate a alguien para poder trabajar. También me gusta mucho el 'thriller' europeo: 'Un profeta', 'Gomorra'.. De hecho, esas dos películas me han influido mucho. Mi director de fotografía (Alejandro de Pablo) y yo queríamos parecernos a esa realidad, en la que te crees que de verdad estás en una cárcel o en una barriada napolitana. Ah, lo olvidaba: otro gran referente es Denis Villeneuve. Ese hombre rueda de maravilla. 'Enemy' es un peliculón.

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No sé si sabe que su nueva película, 'La llegada', será proyectada este sábado en la sesión sorpresa del festival. Es un notición. No, no tenía ni idea, pero... ¿sabe cómo puedo conseguir entradas? De verdad me encantaría verla. Si alguien puede tirar adelante la revisión de 'Blade runner', ese es Villeneuve, aunque no sé si lo podrá conseguir.

Por Sitges han pasado estos días bastantes directores que o bien han rodado sus películas en inglés con reparto internacional o bien han tenido que irse directamente fuera a rodar. No ha sido su caso. ¿Cuál es, en su opinión, la salud actual del cine español? Yo estoy encantado de poder jugar todavía en esta liga, pero está jodido. Reconozco que he tenido mucha suerte. Hay días que me tengo que parar y decirme: oye, tío, da gracias a quien haya que darlas. Hay mucha gente a la que no les salen los proyectos o que se les caen. Hay muy pocas películas que tengan el recorrido que merecen en relación al esfuerzo que conlleva hacerlas.

'Stockholm' fue financiada por 'crowdfunding'. Esta, en cambio, está amparada por un gran estudio. ¿Qué diferencias ha notado a la hora de trabajar? Básicamente ha sido todo igual. El rodaje ha sido parecido. Pero el proceso anterior y el posterior han sido totalmente distintos, eso es así. Estás liberado, porque hay unos socios que controlan mucho el tema. Yo solo me he dedicado a dirigir. Pero, ya le digo, en el rodaje todo es igual: duermes seis horas, solo piensas en la película, con la única diferencia de que en la primera te reunías con tus amigos en tu piso y ahora es con Antonio de la Torre y Roberto Álamo.