REGRESO DEL AUTOR DE 'QUALSEVOL NIT POT SORTIR EL SOL'

Sisa: "Soy uno de los enfermos que querían cambiar el mundo"

El cantautor publica 'Malalts del cel', su primer disco con canciones nuevas en ocho años, en el que alude a la generación que "buscó una utopía"

Jaume Sisa

Jaume Sisa / periodico

JORDI BIANCIOTTO / BARCELONA

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Ha sido un proceso de confección lento y discreto, un par de años largos grabando las 19 canciones que integran este 'Malalts del cel'. Pero Sisa ha vuelto y lo vemos situado en el cénit de su universo galáctico, allá donde confluyen los sueños y el presentimiento de lo trascendente. Es su primera obra con material nuevo desde 'Ni cap ni peus' (2008), y ve la luz este viernes.

Un disco hecho con calma. Sí, es el que he hecho más lentamente en toda mi vida, produciéndolo yo mismo, supervisándolo, haciendo pruebas, maquetas…

Comienza situándonos en un punto del siglo XX, los años 70. ¿La nostalgia no tiene por que ser algo malo? No hay nostalgia en el disco, sino una mirada retrospectiva y un intento de hacer un balance, un resumen, de una trayectoria vital. Yo soy un 'malalt del cel', uno de los enfermos que en 1968 teníamos 20 años y queríamos cambiar no solo el mundo sino la vida. Porque la de mayo del 68 fue la primera revolución en la que se pedía cambiar la forma de vida buscando en nuestro interior. Fue una revolución única y no ha habido otra así. Las otras se limitan a pedir cosas que se  pueden conseguir.

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Una revolución imposible. Queríamos trascender, buscábamos el paraíso en la tierra, que es el único posible, y al final, después de casi 50 años nos encontramos con que muchas cosas las tenemos, otras no y otras hemos comprendido que nunca las conseguiremos. 'Malalt del cel' es todo aquel que busca un ideal, una utopía, un sueño. Es un virus que va unido a la poesía, a la revolución, los cambios sociales, espirituales, culturales. Mucha gente sufre esa enfermedad y no lo sabe. Nosotros lo sabíamos.

¿El 'malalt' está desengañado? No, porque el tiempo te va enseñando que no puedes luchar contra la realidad. Lo que tienes que hacer es hacértela tuya. Es la única manera de modificarla. Lo explicaba Francesc Pujols.

¿Cree que ha sabido hacerlo? Es el camino que he seguido. La realidad no es una cosa esquemática, simple: es compleja y tiene muchas capas, como demuestra la física cuántica. Modificarla es complicada. La modificas por aquí pero se te escapa por allá.

Hacer balance suena a algo cerrado. Bueno, es el balance hasta ahora. La vida, la realidad, no se paran.

"Després de molts anys he decidit marxar a Hipopotàmia a descansar", canta. Hace pensar en la despedida de Sisa en 1984. Es que las personas no hemos de ser menos que los animales. Yo me fijé en que los hipopótamos tienen un sistema de vida interesante. Según cómo me gustaría intentar ser un hipopótamo.

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¿Qué tiene de interesante? Los hipopótamos se aburren y el hombre, en cambio, no acepta aburrirse. Yo creo que una de las claves de la vida es aprender a aceptar el aburrimiento, que es como la materia oscura del universo, el 85% o 90% de la realidad. La mayor parte de nuestro tiempo no pasa nada y por eso tenemos que inventarnos cosas, perseguir sueños y cosas así. En cambio, un hipopótamo puede estar diez años seguidos en el río mirando sin aspirar a nada.

Pero usted no se ha aburrido: ha hecho un disco de 19 canciones. He disfrutado haciéndolo. Yo no me aburro nunca: fundé la Associació d’Avorrits Anònims a finales de los 70 y aprendí que aburrirse es interesante.

Se había planteado no hacer más discos. ¿Qué le hizo decidirse? Me fueron saliendo canciones y comencé a ordenarlas y darles dirección. Me di cuenta de que estaba hablando de ese virus, ese sueño, de los 'malalts del cel'.

¿El estado de la industria discográfica era un factor disuasorio? Esa industria ya no existe, es otro sueño. Lo que hay son algunos editores que aguantan no se sabe cómo. Yo he perdido mucho dinero haciendo este disco, dinero que no recuperaré. Y como yo, el 90% de los músicos que graban discos.

Los artistas siguen haciéndolos. ¿Son todos unos 'malalts del cel'? Exacto, exacto, un artista es una variedad genuina del 'malalt', alguien que busca lo imposible.

El disco cubre muchos registros estilísticos, desde el pop yeyé al bolero. ¿Un resumen también de lo que ha sido su carrera musicalmente? Sí, he dejado salir todas las músicas que llevo dentro, desde la de variedades y la melódica que oía por la radio de pequeño hasta el rock’n’roll, la música psicodélica, la canción de autor… He abierto el grifo y he dejado que salga todo.

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En el tramo final el disco cobra un aire sobrenatural. Porque lo sobrenatural es lo interesante. Como decía Dalí, "entre nosotros, la realidad es una mierda", por tanto, siempre tenemos que buscar otras realidades, que son las interesantes. En todo el disco busco otras realidades.

Pero hay unas referencias a los ángeles, a la luz, a pasar a otra realidad. Parece que se esté despidiendo del mundo. Me despido del mundo de tal manera que es como si volviese a él. Porque, total, llegar y marchar son una misma cosa.

¿No hay que ver el disco como un adiós literal? No, no…

¿No hay fondo trágico? No, no, hay la vida que pasa y  la asunción de que el tiempo y la vida siguen siendo un misterio. Vivimos no sabemos para qué, hacemos las cosas no sabemos para qué, pero no importa. Alegría.

¿Ha pensado que su trayectoria se rige a través de ciclos de 16 años? Comenzó en 1968, se despidió en 1984 para dar paso a Ricardo Solfa, regresó en el 2000 con 'Visca la llibertat', y ahora este nuevo retorno en el 2016. Sí, me he dado cuenta hace poco, alguien me lo comentó. No era consciente de eso. Son tres etapas de 16 años y ahora otra que se abre y no sé adónde me conducirá. Pues sí, ahora, en los próximos 16 años… ¡no me puedo morir!

¿El número 16 le sugiere algo? Pues ahora mismo se me ocurre que la suma de seis y uno es siete, que es el número mágico por excelencia. El número de lo inefable, del misterio.

Parece que todo cuadre. Pues quizá sí. Porque, además, tres por siete es 21 y dos más uno es tres, que es el número de la perfección.

Impresionante. No sé qué pensar. Me viene a la cabeza ahora. Mire, nos pensamos que controlamos la vida y no es así. La parte de conciencia que controlamos es pequeña. Tomamos decisiones que pensamos que son libres, que tenemos opciones donde elegir, y no es así. Aunque el mito de la libertad sea bonito.

No tiene planes de dar conciertos. ¿Puede cambiar de opinión? Pues no lo sé, porque ahora, como acaba de ver, se me abre una etapa de 16 años y a saber qué puede pasar...Y me doy cuenta de otra cosa: 16 por tres períodos es igual a 48, y el cuatro y el ocho da 12, y uno más dos es igual a tres, que vuelve a ser el número de la perfección. Estoy impresionado. Y 48 es el año en que yo nací… Tengo una amiga que es pitonisa, tendré que llamarla y pedirle un estudio numerológico.