Mateo Gil: "No hay ningún misterio en la vida"

Mateo Gil (Las Palmas, 1972) lleva una semana ajetreada, pues se la ha juntado el rodaje en Barcelona de su cuarta película, 'Las leyes de la termodinámica', con la presentación en Sitges, dentro de la sección oficial, de la tercera, el drama futurista 'Proyecto Lázaro'. En ella, el que fuera guionista de Alejandro Amenábar relata la historia de un joven enfermo de cáncer terminal (Tom Hughes) que decide criogenizarse y que, gracias a los avances científicos, resucita a las puertas del siglo XXII.  

Usted escribió el guión de 'Abre los ojos' (1997) y ahí ya hablaba de la criogénesis. ¿Le interesa especialmente el tema? 'Proyecto Lázaro' es un poco un 'spin-off' de 'Abre los ojos'. De hecho, es una idea que me surgió cuando la escribía con Alejandro en 1995, hace ya muchos años, pero que se quedó dormida hasta que en el 2008 leí la noticia de que habían creado un corazón de rata a partir de células madre. Ese corazoncito llegó a latir. No sé cuántos latidos dio, pero latió. Fue algo que me puso la piel de gallina y decidí que no podía esperar más. Me encerré un mes en casa y escribí el guión. Fue un proceso un poco oscuro.

¿Por qué? Hay muchas obsesiones mías ahí expuestas: la rapidez con la que pasa tu vida, el hecho de que tu experiencia, tu vida, acabe convertida en meros recuerdos... Cuando toda tu vida solo está en tu cabeza como un recuerdo, ¿existió realmente? ¿O es todo mentira y te lo has inventado? ¡Tiene algo de aterrador, ¿no cree?

Si le tocara una criogénesis en su sorteo, ¿la aceptaría? ¡Ni 'amarrao'! Precisamente la historia de Lázaro surge de mi terror no solo a la muerte, sino a la vida artificial. No hay para mí nada más terrorífico que tener 95 años y estar entubado en un hospital y ser mantenido vivo. Me parece de una crueldad espantosa. En cualquier caso, respeto a la gente que ha decidido criogenizarse. Hay mucha gente seria que lo ha hecho pensando en que podrá ser reanimada en el futuro.

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¿Usted me puede confirmar si Walt Disney está congelado o no? Definitivamente no. Solo es una leyenda urbana.

'Proyecto Lázaro' es una película futurista y una reflexión sobre la vida y sus límites, pero también es una historia de amor. Yo la calificaría como un drama romántico, una historia de amor entre el protagonista en el futuro y su chica en el pasado. Aunque más allá del romance, la base de la película radica en una pregunta: ¿hasta qué punto podemos sustituir toda nuestra vida, reemplazarla por otra y sobrevivir en el intento? La respuesta es seguramente no.

¿Le molesta si le digo que 'Proyecto Lázaro' tiene algo de la poética evanescente de Malick? Me parece un poquito exagerado... Quizá hay un momento que evoca a Malick: el primer 'flashback' en el que vemos al protagonista como un niño de 5 años que se arrastra por el suelo. La cámara le sigue de forma muy libre y, sí, quizá pude recordar a ese estilo sincopado que tiene Malick. Pero, vamos, ya quisiera yo que mi película fuera malickiana (ríe).

Ahora está rodando una comedia, 'Las leyes de la termodinámica'. ¿Le apetecía el cambio de género? Hacer la comedia me está viniendo muy bien. Nos reímos mucho en el rodaje, y eso me conviene después de la experiencia de 'Proyecto Lázaro'. Ha sido muy absorbente. Entré en una especie de cámara oscura durante muchos meses. Me ha quitado mucha energía.

Señor Gil, sus películas son de géneros muy diferentes. 'Blackthorn' era un wéstern, 'Nadie conoce a nadie' un ‘thriller' nazareno... ¿Hay algo en común en todas ellas? No me identifico mucho con 'Nadie conoce a nadie'. Era una película de encargo, basada en una novela, pero hay cierta cuestión en el guión acerca de la fe, de creer o no en algo, que sí podría estar conectada con 'Proyecto Lázaro'. Y le diré una cosa: hay muchas cosas en común entre 'Proyecto Lázaro' y 'Las leyes de la termodinámica', aunque no lo crea.

Le creo, por supuesto. En las dos, los personajes se preguntan qué es la vida. A mí me interesa mucho la ciencia. Tengo varios amigos que son científicos y leo cosas, me gusta estar al día. Estamos cerca de descubrir vida fuera del planeta, eso es algo inminente, pero la gran revolución será otra: la demostración de que no hay ningún misterio en la vida. No hace falta ninguna condición especial para que surja. La vida aparece cuando se han amontonado una suficiente candidad de átomos, y cuando esos átomos alcanzan cierto nivel de complejidad acaba surgiendo la vida de una manera natural. Es lo que se llama propiedad emergente. Hay científicos trabajando en demostrar que la vida es una propiedad emergente. Será una revolucion a nivel filosófico enorme y eso, se lo aseguro, está a la vuelta de la esquina.