INTERFERENCIAS

Entre el cielo y el suelo

JUAN MANUEL FREIRE / SITGES

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Un himno optimista

En tiempos de relatividad moral, algunos se atreven todavía a decir que las cosas sí importan y que vale la pena esforzarse, por ejemplo, por no hacer daño a otros. El anime de Tatsuyuki Nagai 'The anthem of the heart' debería pasarse en todas las escuelas solo por las veces en que en él se pide perdón de alguna manera. Pero también porque esta historia de joven estudiante de instituto que lucha por recuperar su voz, perdida en un episodio traumático, a través de la música, es una defensa elocuente del 'ser uno mismo'. Y porque lo mismo anima a algunos alumnos a prestar atención a la clásica o los musicales del Hollywood dorado.

De series también se vive

Los seriéfilos instalados en el festival de Sitges saben que la vuelta será excitante a la par que agobiante: tras dejar abandonados sus pobres descodificadores durante casi diez días, la acumulación de episodios por ver dará miedo; sobre todo porque lo que toca al volver es recuperar horas de sueño. Para facilitar un poco el tema, Movistar+ ha programado algunos preestrenos en su espacio del área de la Fragata, bajo la iglesia. Hoy ha sido el turno de 'Historias probables de Neil Gaiman', serie creada por el autor de ‘The Sandman’ a partir de inquietantes relatos propios: su particular 'Dimensión desconocida', su 'Black mirror'. Estreno oficial, el 19 de octubre.

Momento para la prosa

Y de los arranques de lirismo optimista y los enigmas de Gaiman pasemos a algo tan terrenal como 'The neighbor', 'thriller' sureño de Marcus Dunstan, guionista de la franquicia 'Saw' y director de 'The collector' (olvidable ‘Solo en casa’ para adultos) y su secuela más grande, pero no mejor, 'The collection' (cuya única gracia era ver al Bubbles de 'The wire' con corte de pelo mohicano). La tercera tampoco es exactamente la buena. Lo más interesante de esta historia de vecino con sótano cargado de secretos es que, en realidad, no es historia de buenos contra malos, sino de chungos contra muy chungos. Por desgracia, Dunstan parece más interesado en seguir cultivando clichés del 'torture porn' que en depurar esa reflexión latente sobre la retroalimentación de la violencia.