Jota y yo

Carta del dibujante Juanjo Sáez a su gran amigo J. A. Bayona

J. A. Bayona, visto por Juanjo Sáez

J. A. Bayona, visto por Juanjo Sáez / periodico

JUANJO SÁEZ

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Hace ya muchos años que Jota y yo somos amigos. Amigos de esos especiales, familia. Hemos llegado a este punto casi a la fuerza, por su insistencia. Jota consigue todo lo que quiere. Una vez me soltó una de esas frases contundentes que me podría haber tomado mal si, en realidad, no hubiera encerrado un poquito de amor: "Yo luché por ser tu amigo por interés, yo solo me rodeo de los mejores". Ese es Jota, un tío frío pero lleno de cariño. Un ser exigente cuando sabe que tienes mucho que ofrecer. Un fuera de serie, una persona que piensa a lo grande; aparentemente seco pero con una desmedida necesidad de comunicar y emocionar. Todo lo que tiene de contenido en la vida real lo tiene de excesivo en su trabajo. Como una presa de contención que revienta delante de todos en la gran pantalla.

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Jota y yo compartimos muchas cosas. Hemos nacido en barrios de extrarradio de Barcelona. Los dos somos muy familiares, nos preocupan mucho las relaciones con nuestros padres; todo nuestro trabajo en realidad va de eso. Los dos tenemos una necesidad profunda de que nos comprendan en casa, como si tuviéramos un gran secreto. Somos algo así como dos flores del descampado, o así nos hemos sentido muchas veces, cada uno con sus motivos, y lo único que hemos buscado siempre ha sido la aceptación en nuestros clanes. Ese es el motor principal de nuestro trabajo. Que nos quieran en casa, que nos quieran los padres. Y de ahí, al mundo.

Jota ha hecho ya tres películas para que le quieran en su casa, y en esta, la del monstruo, es donde más habla de sí mismo, del niño que era y de cómo se enfrentaba a las cosas que no comprendía. Y hablando del niño que era él nos habla al niño que éramos nosotros. Nos cuenta cómo con la creatividad y la fantasía se puede superar todo; el dibujo y el arte como refugio, como salvación y herramienta de comprensión. Explica el truco de cómo él y yo hemos conseguido que nos quieran en nuestras casas y más allá.  Nuestro trabajo nos ha convertido en seres útiles y queridos; nos ha hecho personas más allá del descampado.

Jota, lo has conseguido. Te quiero mucho.