ESCRITORA SIN MIEDO

Hanya Yanagihara: anatomía del dolor

La autora de 'Tan poca vida' reclama su derecho a describir con crudeza escenas duras en una obra que ha conmovido a la crítica y el público norteamericanos

Hanya Yanigihara

Hanya Yanigihara / JOSÉ LUIS ROCA

JUAN FERNÁNDEZ / MADRID

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Hace diez años, Hanya Yanagihara (Los Ángeles, 1975) se quedó atrapada delante de una foto de la fotógrafa Diane Arbus. La imagen mostraba una figura masculina desde una perspectiva inquietante. "Vestía del revés, cada pie apuntaba a un lado y la cabeza parecía mirar hacia atrás. Notabas que algo que fallaba, que aquel físico no era normal. Y pensé: algún día escribiré sobre la dificultad de aceptar los defectos del cuerpo y el dolor que eso conlleva", recuerda la escritora.

La respuesta a aquel compromiso es 'Tan poca vida', la voluminosa novela (1.000 páginas) con la que el año pasado dio el campanazo en el ecosistema literario norteamericano. La obra fue finalista de los prestigiosos galardones Man Booker Price y National Book Award tras cosechar elogiosas críticas y ahora Lumen acaba de editarla en castellano.

El arranque de la obra es luminoso: cuatro amigos, antiguos compañeros de la universidad, se disponen a compartir apartamento en Nueva York en la plenitud de la juventud. Según pasan las páginas, la narración se centra en uno de ellos, Jude, que esconde un pasado oscuro que machaca su presente. Abandonado al nacer, de niño sufrió abusos y ha conocido la prostitución. Para conllevar esa carga, ahora se dedica a autolesionarse. Bienvenidos a los laberintos del dolor. Del físico y del otro.

EL LÍMITE DEL SUFRIMIENTO

"Mi idea era escribir sobre un personaje defectuoso que se muestra incapaz de ayudarse a sí mismo y mejorar. ¿Qué haces cuando no encuentras tu lugar en el mundo y los demás no te ven como realmente eres? ¿Qué pasa cuando la soledad y el sufrimiento son tus únicos compañeros, cuál es el límite de lo soportable?", apunta la novelista.

Hay autores que se ponen guantes para resolver nudos de este calibre y quienes prefieren manejarse con pinzas ante tamaños envites. Yanagihara opta en la novela por la crudeza de la navaja. Una de las señas de identidad de 'Tan poca vida' radica en sus explícitas descripciones del dolor. Reparando en detalles hirientes, la autora cuenta cómo Jude se practica cortes en la piel para expiar su pena interior y a lo largo de la obra abundan las escenas donde los desgarros no son figurados, sino tan reales como la carne abierta en canal.

¿Ganas de provocar? "El arte y el cine tratan el dolor con un realismo que no suele permitírsele a la literatura. No estoy de acuerdo. Si la historia reclama descripciones explícitas, hay que hacerlas. El lector siempre tiene la opción de cerrar el libro, pero cuando se siente atrapado por el relato, no lo abandona", razona. Tenía razón ella, y no su editor, cuando este le aconsejaba edulcorar algunos pasajes. El medio millón de ejemplares que lleva vendidos en Estados Unidos, la avala.

PERSONAJES MASCULINOS

Yanagihara admite que ha escrito "una novela triste", pero advierte: "No es fatalista. Las cosas no tienen por qué acabar mal. Me gusta pensar que esta historia puede estimular a los lectores para hacer frente a las dificultades de la vida". En el paisaje emocionalmente minado que plantea en su libro, la amistad ejerce de analgésico. Las implicaciones afectivas que entrelazan los protagonistas componen un canto a la vida, y no es casual que los cuatro sean varones. "Los hombres tienen más dificultades que las mujeres para expresar sus sentimientos. Por eso, me parecía más interesante que todos fueran chicos", señala.

Pero que nadie se llame a engaños: ni la amistad lo cura todo ni los finales felices son atributos naturales de la vida. De sonrisa fácil y aspecto saludable, Yanagihara transmite en persona sensaciones entrañables, pero razonando se muestra tan severa como escribiendo: "En el fondo, nadie puede hacer nada por nadie. Estamos solos con nuestro destino", afirma.

A ella, el suyo le sonríe últimamente. Después de una primea novela fallida, 'The people in the trees', el éxito de 'Tan poca vida' ha servido a esta hija de hawaiano y coreana para tomarse un año sabático en la revista de viajes donde trabajaba como editora. Ser una paracaidista en el panorama literario de su país es, asegura, una suerte porque la libera de compromisos con este oficio, aún nuevo para ella. Sus planes inmediatos pasan por volver a la revista y, si encuentra tema, escribir otra novela. "Ya le he echado el ojo a otra foto", advierte.