Pierre Lemaitre: "Las novelas policiacas gustan porque hay un culpable al que apuntar"

El premio Goncourt 2013 regresa con 'Tres días y una vida', una historia sobre el azar y el peso de la culpa, una novela "negra pero no policiaca"

El escritor francés Pierre Lemaitre.

El escritor francés Pierre Lemaitre. / EFE / KAI FOSTERLING

EVA CANTÓN / PARÍS

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Tras el éxito de ‘Nos vemos allá arriba’, premio Goncourt 2013, el más prestigioso de las letras francesas, Pierre Lemaitre ( París, 1951) vuelve a la novela negra. ‘Tres días y una vida’ (Salamandra / Bromera) es la historia de Antoine, un chaval que se juega su destino cuando, en un súbito ataque de ira, mata a otro niño. Un opresivo ambiente de pueblo de provincias acompaña toda la trama. “Mi trabajo es lograr que el lector esté mal a gusto. Reconozco que me gano la vida así”, confiesa Lemaitre durante la entrevista celebrada en un café próximo a su apartamento parisino de Montmartre. La charla arranca con una queja. “No me gusta la portada de la edición española”.

Lo que recorre toda la novela es el peso de la culpa, un tema moral. Eso indica que es más una novela negra que policiaca. Conocemos desde el principio al autor del crimen, que es más bien un accidente porque no hay premeditación. No hay ningún misterio, así que para mantener al lector en vilo tuve que buscar un misterio secundario: ¿será detenido o no?. Eso fue divertido desde el punto de de vista de la construcción de la novela. Intenté contar la historia de un crimen en el que no hay criminal para concentrarme en ‘¿y ahora qué hago?’.

Y ese error marca la trayectoria vital del protagonista, un chaval de 12 años. Como dice Muñoz Molina, las cosas fundamentales se producen en cuestión de segundos, son las más inesperadas y, al mismo tiempo, las más estructurales. Ese ‘micromomento’ me fascina. Intentamos controlar nuestra existencia, reflexionar sobre nuestras decisiones, pero los acontecimientos más importantes son los más repentinos.

Por momentos, su relato parece sacado de una página de sucesos. No me basé en ningún suceso en particular sino en varios. Para empezar, 'crimen' y 'niño' no casan porque la infancia se asocia a la inocencia y a la ingenuidad y siempre nos choca que un niño mate a alguien. Es un oxímoron, una contradicción interna, y un novelista de género negro siempre se fija en situaciones que traducen una contradicción violenta. No se hace una buena novela con situaciones normales.

{"zeta-legacy-phrase":{"name":"Las cosas fundamentales de nuestra vida son las m\u00e1s inesperadas, las m\u00e1s repentinas\"","position":null,"text":null}}La responsabilidad es un tema recurrente en sus novelas. Scott Fitzgerald pensaba que un novelista es un tipo que tiene dos o tres cosas que decir y que intenta, libro tras libro, decirlas de la mejor manera posible. Para Patrick Modiano es la memoria. En mi caso es la responsabilidad moral del individuo. A riesgo de ser provocador diré que los mejores escritores son los que han escrito siempre el mismo libro.

¿Qué más cosas se repiten en Lemaitre? El determinismo social. Creo firmemente en lo que dice Sartre: “Soy lo que yo he hecho de lo que han hecho de mí”. Antoine tiene una parte de libertad y el lector decidirá si la usa bien o mal. Su retrato es ambivalente. Hay tantas razones para pensar que tiene razón como para pensar que se equivoca. En el fondo, todos somos capaces de lo peor y de lo mejor.

También tiene usted una visión particular sobre la sexualidad. Mi hipótesis es que es un ansiolítico. Creo que para algunos hombres, y Antoine es uno de ellos, la sexualidad es un medicamento contra la angustia. Cuando el medicamento ya no tiene efecto porque el personaje se ve atrapado por su historia, entonces cambia de fármaco y pasa de la mujer medicina a la mujer veneno.

Le acusan de que en sus libros no hay madres buenas. ¿Cómo era la suya? Tóxica.

¿Usa las novelas para vengarse de ella? No, no me vengo de mi madre. Hago como todos los escritores, me valgo de la literatura para reflexionar sobre lo que me ha pasado. Pero es verdad la acusación. Yo suelo decir que hay madres buenas, pero hay que buscarlas. En el caso de Antoine, su madre es muy absorbente pero le protege hasta el final.

Una madre absorbente, un padre ausente. Parece un cuadro freudiano. Quería que el retrato del protagonista fuera el de un chico un poco aislado, sin habilidades sociales. Eso sobrevuela toda la novela. Está en una búsqueda permanente de un padre. Probablemente, con un padre el riesgo de la tragedia hubiera sido menor.

En ‘Tres días y una vida’ no falta el chivo expiatorio. ¿Por qué siempre necesitamos uno? Para redimirnos. Si no encuentras un responsable es que el responsable eres tú.

Volvemos al tema de la responsabilidad. Por supuesto. Es uno de los motores de la novela policiaca. ¿Por qué a la gente le gustan las novelas policíacas? Una de las razones es que hay un culpable al que apuntar, castigarle por algo que uno mismo sería capaz de hacer. Es práctico, libera. Al ser humano no le gusta sentirse culpable.

{"zeta-legacy-despiece-horizontal":{"title":"\"La\u00a0cultura es el \u00fanico antidoto contra el miedo\"","text":"En una \u00e9poca marcada por el predominio de la imagen, Lemaitre defiende la escritura como \u201cel \u00faltimo espacio del que disponemos para construir la reflexi\u00f3n\u201d y sostiene que la cultura es el \u00fanico ant\u00eddoto contra el miedo at\u00e1vico al inmigrante, al otro, que reaparece en tiempos de crisis. \u201cPara no ser irracional hacen falta herramientas intelectuales\u201d, dice. \u201cF\u00edjese en Marine Le Pen, su negocio es el miedo. La gente acaba creyendo que si se expulsa a un inmigrante sirio encontrar\u00e1 trabajo. Es completamente irracional, pero funciona. La llegada de\u00a0Marine Le Pen es un drama cultural antes de ser un drama pol\u00edtico.\u00a0El problema es que a los j\u00f3venes les falta cultura, si no, se acordar\u00edan del ascenso del fascismo en 1930 en Francia. Pero es culpa de nuestra generaci\u00f3n, que ha quitado la filosof\u00eda y la historia del instituto y hemos creado una generaci\u00f3n de j\u00f3venes sin memoria. El drama de nuestros hijos es que no tienen cultura, el de sus padres es que no han tenido inteligencia. Una tragedia."}}