LOS ESTRENOS DE CINE DE LA SEMANA
Antonio de la Torre: "La humildad y el trabajo me han traído hasta aquí"
El actor malagueño, rostro imprescindible del nuevo 'thriller' español, vive un momento de gloria con 'Tarde para la ira' y 'Que Dios nos perdone'
Olga Pereda
Periodista
Especialista en Educación de El Periódico. A los mandos de la sección 'Mamás y Papás' y del Club de Educación y Crianza. Te mando cada viernes una newsletter con contenidos clave para afrontar la maternidad y la paternidad. Escribo en la sección de Sociedad y tengo alergia a la pseudociencia.
OLGA PEREDA / MADRID
Con 18 años viajó de su Málaga natal a Madrid para estudiar Periodismo, carrera que llegó a ejercer (son impagables sus batallitas de reportero) y a la que sigue guardando respeto y cariño. Pero el destino le tenía preparada otra profesión: actor. 'AzulOscuroCasiNegro' (con la que conquistó un Goya) le catapultó. Ha sido 'gordo', 'caníbal' y chico Almódovar. Ha trabajado con directores 'indies' (Juan Cavestany) y con directores 'major' (Álex de la Iglesia). A sus 48 años, Antonio de la Torre se ha convertido en un imprescindible del cine español. Actor hiperdotado, este año protagoniza dos 'thrillers' que son puro músculo: 'Tarde la para la ira' y 'Que Dios nos perdone'. El primero es el debut en la dirección de Raúl Arévalo y se estrena el viernes. Es una historia de venganza ubicada en bares, gimnasios y carreteras cutres del extrarradio de Madrid. Nada falla en la película. Tampoco en 'Que Dios nos perdone', con la que el director Rodrigo Sorogoyen competirá en el festival de San Sebastián. En ella De la Torre se pone en la piel de un miembro (tartamudo) de la Policía Científica que busca a un asesino en serie. El actor malagueño, que acaba de ser padre por segunda vez, se ríe cuando le preguntan si es el hombre del año. "Sí, claro, el país está paralizado. En España hay dos hechos. Mariano Rajoy no es presidente y yo soy el mejor actor en funciones", se burla.
Una carrera como la suya, ¿se planifica o es cuestión de suerte? Tengo la suerte de que me ofrezcan buenos proyectos. En el caso de 'Tarde para la ira' dije que sí hace ocho años.
¿Por qué? ¿Por su amistad con Raúl Arévalo? ¿Por el guion? Por todo. Cuando coincidimos en 'AzulOscuroCasiNegro' me empezó a hablar de 'Tarde para la ira'. Y ahí supe que la haría. En el caso de 'Que Dios nos perdone', es un papel jodido. Tardé mucho en decidirme, pero conocí al portavoz de la federación española de la tartamudez y lo contrataron para que fuera mi asesor. Y ahí me lancé. También pedí conocer a polis de Científica. Soy muy pesado. Me gusta más un asesor que a un tonto dos palos. Pero, vamos, no era consciente de la magnitud de ambas películas.
Se ha convertido en un intérprete colosal. No sé qué decir. Soy consciente de que me llaman, estoy creciendo y trabajo bastante. Pero tengo claro que lo que me ha traído hasta aquí ha sido la humildad y el trabajo. No quiero perder ambas cosas. Parezco Simeone, con eso de partido a partido. Pero de verdad que no es falsa modestia. Además, en este mundo se te valora por tu último trabajo. Mira Robert de Niro. A ver qué pasa mañana. Todo esto se irá con el viento, pero de momento lo disfruto.
Los dos 'thrillers' son muy hispanos. Muy castizos. Pero se pueden ver y entender perfectamente en Francia o EEUU. Para mí esa es la madre del cordero. Ese es el valor del cine, hacer algo universal. El director Manuel Martín Cuenca suele decir que con un buena película aprendes más de un país que en muchos telediarios. Contemos lo nuestro, lo que sabemos contar.
¿Espera recibir algún Goya? Bueno, si me consigue una entrada voy a la gala [risas].
Hace años confesó en estas mismas páginas que acudía a una psicóloga Sin rehuir la pregunta, diré que me parece una frivolidad decir que el cine es mi terapia. El cine es una cosa y la vida, otra. Aunque soy partidario de que las escuelas incorporen una asignatura de interpretación o autoconocimiento. Respecto a los niños, son ellos los que te ponen en el lugar que te corresponde: cuidador. Te quitan muchas tonterías.
{"zeta-legacy-phrase":{"name":null,"position":null,"text":"\"Tuve que cerrar\u00a0Facebook. Perd\u00eda una hora cada d\u00eda dedic\u00e1ndome a marujear en la vida de los dem\u00e1s\""}}Usted es campechano. ¿Cómo lleva la popularidad? Es muy activo en Twitter. Facebook lo tuve que cerrar. Perdía mucho tiempo. Una hora cada día dedicándome a marujear para ver la vida de Fulano y Mengano. Además, me entraba un profesor para dar una charla, un cortometrajista para un proyecto... No podía atender a todo.
En Twitter 'pía' mucho. Creo que la batalla de la información está por librarla. Hay una auténtica escabechina en los medios de comunicación.
¿Todavía tiene corazón de periodista? Mi primer curro fue en el verano de 1989 en el 'Diario Sur' de Málaga. Hice de todo, desde una rueda de prensa de los comerciantes de zapatos hasta grandes crónicas de la feria. Después fui corresponsal de 'El Independiente' en Málaga y ahí cubrí un tema guapo. Mi hito. Me dieron la portada. Ni móviles ni hostias. La crónica la escribí a boli y llamé a la redacción para dictarla. Estas son mis batallitas. Ya estoy en modo abuelo.
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