Anohni, dolorosa belleza

Anohni conserva la profundidad vocal de Antony y las aptitudes para tratar materias universales con una sensibilidad especial, para la que nuestros radares no están preparados. La cantante, pues así se muestra ahora, en femenino, dedicó una mirada desamparada al mundo, quizá con propiedades maternales, en una puesta en escena severa, con capucha y sombras envolviendo su rostro, y primeros planos de mujeres (entre ellas, Naomi Campbell) que expresaban sentimiento y dolor.

El político repertorio de 'Hopelessness' al completo más tres piezas inéditas, 'Paradise', 'Ricochet' e 'Indian girls', sostenido por las opacas fibras electrónicas suministradas por dos cómplices, Hudson Mohawke y Oneohtrix Point Never. Lejos del pop de cámara de otros tiempos, decantándose por suaves mantras futuristas no exentos de cuidadas líneas melódicas que contrastaban con abruptas subidas de todo, como en el grito de alarma de 'Crisis'.  

Solo al final las pantallas mostraron la cara de Anohni, circunspecta, en 'Drone bomb me', una pieza sobrecogedora, escrita desde el punto de vista de una niña afgana cuyos padres han muerto en un bombardeo. El dolor del mundo convertido en inquietante, provocativa, belleza.