CONCIERTO EN SIDECAR

Eloi Pardo, 'Still Morris': "Hace 11 meses que dejé la banca y estoy feliz"

Tras abandonar su puesto de alto directivo en una entidad bancaria para dedicarse por completo al rock, el músico presenta su cuarto disco

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SONIA ÁVILA / BARCELONA

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Eloi Pardo (Barcelona, 1956) es feliz. Durante siete años llevó dos vidas: por el día, era director general del Grupo Banca March, y por la noche, el rockero Still Morris. Pero hace 11 meses decidió quedarse con una sola, y eligió la de rockero. Ahora dedica tiempo completo a componer música con una guitarra acústica de 12 cuerdas. No es una guitarra cualquiera. Es la de su juventud, cuando las ilusiones de ser músico quedaron relegadas por los estudios en Economía. Y aunque hallar la plenitud pasados los 50 años parece tarea difícil, Pardo dice haberla encontrado. Este sábado presenta en Sidecar su cuarto disco 'Accès obert', el primero en catalán después de tres álbumes en inglés.

¿Dejar la banca le dio la felicidad? En la banca representas un poco un papel, tienes que ser políticamente correcto. Y el rock me permite ser yo mismo, es una liberación. Ya hace 11 meses que dejé por completo la banca y estoy feliz. Cuando volví a la música, empecé componiendo, y eso era un paso de gigante. Componer es entregar una parte de ti, y eso es una gratificación difícil de explicar.

¿Qué le dejaron esos casi 40 años de experiencia en la banca? Volvería a repetir todo exactamente igual. La banca, aparte del desprestigio (y se lo ha ganado a pulso), es un balcón fantástico a la vida. Te permite ver cómo funcionan las cosas. Sin embargo, es aséptica totalmente. Es un negocio frío, calculador. En cambio, la música me ha compensado con afecto. A mí siempre me ha gustado cuestionar las cosas. He sido un acomodado y he vivido bien durante mucho tiempo, no lo puedo negar, pero es cierto que de joven tenía esa inquietud de que las cosas tenían que cambiar.

{"zeta-legacy-phrase":{"name":null,"position":null,"text":"\"La banca es un negocio fr\u00edo y calculador; en cambio, el rock me ha compensado con afecto\""}}¿Cómo ha sido la transición hacia la música? Al inicio, difícil, porque la gente no lo aceptaba, no lo entendía. Fue abrir una especie de telón y ver la realidad. Por otro lado, con mucho sacrificio. Yo llegaba muchos días a las once de la noche de reuniones o de viajes y a las doce estaba ensayando. Una vez leí que uno tiene las mismas horas del día que Leonardo Da Vinci o Albert Einstein o cualquier gran genio. Es un tema de distribución.

Su música tiene las raíces en el rock de los 70. Yo intento coger esas influencias de los años 70 y buscar mi propio sonido y hacer un rock elegante, clásico, agradable para un público quizá más maduro, no en edad sino en su capacidad para escuchar música. Creo que hay una diferencia entre escuchar y consumir, que es lo que hacemos hoy. La música en ese sentido se ha prostituido un poco.

¿Por qué ha decidido apostar ahora por el catalán? En el momento de cantar, si no lo haces en el idioma en el que piensas es complicado trasmitir emociones. El catalán me ha abierto las puertas a eso. El inglés es el idioma natural del rock por la fonética, pero el catalán también tiene mucha vocal y muchas posibilidades. Este disco lo compuse primero en inglés, pero un día un periodista me pidió unas canciones en catalán. Acabé tirando las letras y escribiendo unas nuevas en catalán.

Cuatro álbumes y un epé en ocho años no es un mal ritmo de producción. Claro, porque tengo que hacer en diez años todo lo que no hice en 40. Tengo una necesidad de volcar todo. No sé si habrá un sexto disco, pero yo ya estoy trabajando.