HOMENAJE FLAMENCO

Alba Molina pasea las canciones de Lole y Manuel

La cantante sevillana presenta en una gira el disco que ha grabado con el repertorio de sus legendarios padres

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LUIS TROQUEL / BARCELONA

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El pasado 19 de mayo se cumplía el primer aniversario del fallecimiento de Manuel Molina, y al día siguiente su hija Alba iniciaba la gira de presentación del disco en que ha grabado las míticas canciones de sus padres. Su título lo dice todo: 'Alba Molina canta a Lole y Manuel'. Un proyecto que responde más a un impulso vital que a un giro en su carrera. "Nunca se puede decir de esta agua no beberé, pero yo creo es el disco más flamenco que jamás haré. Porque yo no me considero cantaora", afirma la artista sevillana.

Sin embargo, para grabar este disco no le ha hecho falta nada más que la concisa guitarra de Joselito Acedo. Se conocen desde siempre. Él ha trabajado a menudo tanto con ella como con su madre Lole, y ahora acaba de producir un disco al mismísimo Rafael Riqueni. "Hemos querido homenajear esa desnudez con que Lole y Manuel empezaron", aclara Alba. "Con solo una voz y una guitarra, arriesgándonos por supuesto a no hacerlo ni la mitad de la mitad de la mitad de lo bonito que les quedaba a ellos. Pero lo hemos intentado, y creo que feo no está", añade.

ALBA DEL NUEVO FLAMENCO

Lole y Manuel fueron el alba del nuevo flamenco, y del mismo modo que su nombre titula el nuevo disco de su hija, el de ella dio título a dos de sus viejos discos. En 1980, cuando la niña aún ni había cumplido dos años, publicaron 'Al alba con alegría'. Y cuando, tras un largo paréntesis, el dúo se reunificó en 1994, bautizaron el que sería su último disco en estudio como a ella: 'Alba Molina'.

Son canciones que han acunado a varias generaciones. Como ese 'Todo es de color' que terminó convirtiéndose en plegaria aconfesional; ese 'Tu mirá' que Quentin Tarantino propagó por el mundo al incluirla en la banda sonora de 'Kill Bill Volumen 2', o ese 'Un cuento para mi niño' sobre una mariposa que tantas veces le cantaron a ella para hacerla dormir. "Y yo se la sigo cantando a mis niños. Bueno, al pequeño, que tiene cinco años, porque la mayor ya ha cumplido 14". Páginas para la historia que Alba siempre vivió como algo cotidiano. “Para mí no era nada especial, ni lo he sentido como algo diferente, porque nunca he sido hija de otras personas. Para mí era natural estar allí mientras ensayaban o grababan sus discos".

MIEDO, VERGÜENZA, RESPETO

Hija, nieta, prima y sobrina de artistas. Por el lado materno proviene de la Familia Montoya y su abuela es nada menos que La Negra. Y su abuelo paterno, El Encajero, formaba parte del popular trío Los Gaditanos (en el que también estaba el padre de Isabel Pantoja). La idea de abordar el cancionero de Lole y Manuel hacía tiempo que le rondaba por la cabeza. "Pero lo desechaba siempre enseguida", confiesa. "Y ahora he hecho este disco casi sin pensarlo. Es de esas cosas que si las meditas te da demasiado miedo, vergüenza, respeto. Me atrevo porque estoy un poco loca quizá, como decía mi padre. Y he de reconocer que aún ahora me da vergüenza cantar estas canciones delante de mi madre".

En poco más de un mes tuvieron el disco acabado. Como si fuera en directo, grabando siempre guitarra y voz a la vez. Y en los conciertos, apenas canta ninguna otra pieza que las de este disco o las que grabó en el único trabajo en solitario que hizo su padre. "Me lo pide el cuerpo. Ahora mismo estoy completamente inmersa en estos temas y cuando los canto es como si me metieran en un cacharro y saliera empapada de ellos, chorreando". Una sensación que define como agridulce. "Es bonito pero también es como estar continuamente hurgando la herida. Hay veces que lo llevo bien, incluso me ayuda, pero otras a la segunda palabra estoy ya llorando".