ENTREVISTA

John Irving: "Soy un manipulador, tengo que admitirlo"

El escritor norteamericano publica su nueva novela 'Avenida de los misterios', de tema mexicano

John Irving en Casa de América de Madrid.

John Irving en Casa de América de Madrid. / periodico

ELENA HEVIA / MADRID

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John Irving sigue siendo una fuerza de la naturaleza a sus 74 años. No es difícil seguir viendo en él al practicante de lucha  grecorromana que fue en su juventud. No deja de hacer ejercicio un solo día, también en Madrid ("en el pasado corría por el Retiro, ahora prefiero recluirme en el gimnasio")  donde lanza sus opiniones con la contundencia del cuerpo a cuerpo y la misma generosidad y sentido del humor con los que desarrolla sus novelas de no menos de 500 páginas. En la última, 'Avenida de los misterios' (Tusquets /  Edicions 62), el norteamericano vuelve a poner en pie todos sus fantasmas: la infancia desvalida, la búsqueda del padre, las distintas opciones de la sexualidad, el  mundo del circo, la fortaleza de las prostitutas; con un toque nuevo que quizá no guste mucho a Donald Trump, porque el  protagonista es el niño mexicano Juan Diego (sí, como el niño indio al que se le apareció la Virgen de Guadalupe), crecido en un vertedero de Oaxaca, que acaba convirtiéndose en un próspero escritor estadounidense con problemas cardiacos. La novedad es el tono elegíaco de la historia.

Hasta el momento sus novelas solían amplificar y distorsionar  la realidad, pero nunca se había apuntado al mundo del pensamiento mágico, de la fantasía y los milagros, como ahora. ¿Qué ha ocurrido? Existe una gran diferencia entre lo que te hacen creer, las reglas que impone esa institución construida por el hombre llamada iglesia, y el sentimiento íntimo de las personas. La gente que puebla las mezquitas, los templos o las sinagogas no está ahí porque por lo que les dicen los rabinos, los mulás o los sacerdotes. Están ahí porque siguen creyendo lo mismo que cuando eran niños. Por eso hice de Juan Diego un creyente. Él y su hermana tienen necesidad de creer, pero no saben frente a qué virgen hacerlo. Ellos se preguntan: ¿en cuál de esas vírgenes milagrosas creo?

{"zeta-legacy-phrase":{"name":null,"position":null,"text":"\"La gente que va a las mezquitas, los templos o las sinagogas no lo hace por lo que dicen los rabinos, los mul\u00e1s o los sacerdotes, sino porque siguen creyendo en lo mismo que cuando eran ni\u00f1os\""}}Usted lo tiene claro. Se ha declarado no creyente, pero en esta novela respeta esa  fe, la puebla de símbolos religiosos. Otro de los personajes, el doctor Vargas, es ateo. Él es el que mira al cielo cuando ve que la imagen de la Virgen llora lágrimas para comprobar si llueve. Y no, no llueve. No hay una respuesta científica a eso. Me gusta que sea así, no quiero reírme de los que sí creen. Yo entiendo que ese sentimiento es especial.

Sobrevuela la novela la idea de un destino que el protagonista debe cumplir. Él es un hombre con un problema de corazón que le va a llevar a la muerte y parece que no lo sabe. Solo el lector se da cuenta de que su caso es terminal. Yo siempre escribo mis novelas con una comprensión muy clara, muy nítida de lo que va a ocurrir. Jamás empiezo una historia hasta que no conozco el final. Así que eso en sí mismo es una construcción fatalista e irreal, otra exageración, vamos. La mayoría de nosotros no sabemos cómo vamos a acabar, pero yo me tomo una libertad considerable con la realidad. Soy un manipulador, tengo que admitirlo.

De niño fue víctima de abusos sexuales por parte de una amiga de su madre y en la novela recuerda cómo Benedicto XVI aseguraba que la pederastia se consideraba algo normal hasta los años 70. El tema del abuso infantil no es prerrogativo de la iglesia católica. Puede ocurrir en cualquier circunstancia en la que los adultos están en contacto con los niños. Los abusos en los internados norteamericanos y canadienses son incontables. La iglesia católica acabará siendo más intolerante con la pederastia con el tiempo; también acabará reconociendo el matrimonio heterosexual, pero hay algo que no reconocerá, y eso me enerva, y es la negación del aborto. Colocar la maternidad como el propósito principal de las mujeres, esa es la última frontera.

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Una novela como esta supone un esfuerzo tremendo. Ha tenido que viajar a México y a Filipinas, donde transcurre la acción. ¿Le sigue divirtiendo escribir? Hay una nota nueva en el universo Irving, y es la melancolía. La melancolía es enteramente de Juan Diego. Y se debe en parte a los betabloqueantes que le receta su doctora para controlar su presión arterial. Es un enfermo cardiaco y esas pastillas le deprimen, le hacen sentir menos alerta, menos vivo. Había imaginado su infancia y adolescencia, pero transformé esa idea inicial añadiendo retazos de su vida 40 años después. Parece que sea un hombre de 60 o de 70 años. Está confuso, desconectado de la realidad.

¿Por qué le hace pasar ese calvario? Quería que estilísticamente su pasado fuera muy vívido y su vida actual, una nebulosa. Me dirigí a un médico amigo, que ha sido consultor en esa materia de muchos de mis personajes, y le pedí que me hiciera un diagnóstico de Juan Diego. Yo quería empeorar su tendencia melancólica natural. De ahí a recetarle betabloqueantes y viagra, ellos son los causantes de los vaivenes de la novela.

Entonces, ¿los lectores no deben preocuparse por la salud de John Irving? Relata esa obsesión por las pastillas con tanta precisión... No. Yo estoy perfectamente. Jamás he sido melancólico. Es una fantasía. Una novela estilo 'Muerte en Venecia' que estuve a punto de llamar 'Muerte en Manila'. Estoy en deuda con Thomas Mann.

{"zeta-legacy-phrase":{"name":null,"position":null,"text":"\"Cre\u00eda que Estados Unidos no pod\u00eda estar m\u00e1s dividido que en plena guerra de Vietnam. Me equivoqu\u00e9. Hoy est\u00e1 mucho m\u00e1s fragmentado\""}}El hecho de haberse ido a vivir definitivamente a Canadá y haber escrito una novela mexicana, ¿está diciendo algo de lo que siente por su propio país? [Ríe con ganas] Me haría parecer tremendamente listo si dijese que sí, que soy capaz de predecir el futuro, que ya veía venir a Donald Trump y que la mía es una mudanza política...

¿No es así? Yo no soy muy bueno haciendo predicciones. Pero cualquier persona razonable dirá que la construcción de un muro para detener el paso de los hispanos es imposible. Cuando tenía 20 años, en plena guerra de Vietnam, creía que Estados Unidos no podía estar más dividido que en aquel momento. Pues bien, me equivoqué, menudo profeta. Hoy en día está mucho más fragmentado. No hay un país, hay ocho o nueve diferentes. No hay más que fijarse en las votaciones.  

¿Y Trump tiene opciones? Yo creo que no,  y espero no equivocarme esta vez, da igual a quien se enfrente. Con Hillary Clinton o Bernie Sanders. Aunque este último no me gusta nada, creo que se está aprovechando de la gente que está enfadada y, al igual que Trump, ofrece soluciones simplistas.

Por lo pronto, usted se ha ido a Canadá indefinidamente. El secreto es... que, sencillamente, mi mujer es canadiense. Nuestros hijos ya han crecido, no tenemos que cuidar de los nietos y ya no estamos de visita tres o cuatro meses al año en Toronto, sino que vivimos allí permanentemente. Así que cerramos nuestra casa de alta montaña en Vermont, en el culo del mundo. Por cierto, ¿no querrá comprar una casa enorme en Vermont? porque hace ya dos años que la tengo en venta y no pica nadie.

{"zeta-legacy-despiece-horizontal":{"title":"Sus l\u00edos con el cine\u00a0","text":"Mientras tanto se lame las heridas con un proyecto m\u00e1s sustancioso. Su propia adaptaci\u00f3n de 'El mundo seg\u00fan Garp'\u00a0en una miniserie para la televisi\u00f3n de HBO. En su d\u00eda, Irving no carg\u00f3 contra la pel\u00edcula de su amigo George Roy Hill (con guion ajeno) pero se lament\u00f3 de que casi un 70% del argumento de la novela original tuviera que ser sacrificado. Con fama de ser su mejor novela, Garp no ha sido, con todo, la m\u00e1s vendida. Ese honor lo tienen 'Oraci\u00f3n por Owen', 'Pr\u00edncipes de\u00a0Maine, reyes de Nueva Inglaterra' y 'Una mujer dif\u00edcil'. Lo certifica el propio Irving, o mejor dicho, su mujer que es tambi\u00e9n su agente.\u00a0"}}