Isaki Lacuesta: "Es penoso que los cineastas demos sensación de pordioseros"

El realizador catalán dirige junto a Isa Campo 'La propera pell', ganadora de cinco premios en el festival de Málaga

Isaki Lacuesta e Isa Campo, directores de 'La propera pell'

Isaki Lacuesta e Isa Campo, directores de 'La propera pell' / periodico

OLGA PEREDA / MÁLAGA

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Isaki Lacuesta (Girona, 1975) siempre ha trabajado con Isa Campo, su compañera y coguionista. Pero esta vez es la primera que dirigen a cuatro manos. El resultado es 'La propera pell', brillante filme sobre la identidad que ha conquistado cinco premios en el festival de Málaga: especial del jurado, dirección, actriz protagonista (Emma Suárez), montaje y de la crítica.

La película habla de la identidad y de la maternidad. Ustedes han sido padres, así que es de suponer que eso haya influido.

Isa Campo. Nuestra hija tenía un año cuando rodamos. Supongo que nuestra maternidad y paternidad marca, efectivamente. Escribimos el guión hace doce años y lo reescribimos muchas veces. En la última versión seguro que hay cosas de nuestra experiencia.

Isaki Lacuesta. De hecho, no queda ni una sola línea del primer guion.

Es la más convencional y asequible de su trayectoria.

I.L. Eso supongo que es bueno, ¿no? Ojalá, ponlo bien grande, que los distribuidores no se lo creen.

I.C. Es una película muy de actores. Hay emoción y tiene un punto de ‘thriller’.

I.L. Dentro de nuestro recorrido hay temas comunes, como la ausencia de la figura paterna, la impostura y el doble. Pero queríamos que fuera un filme más empático, que el público pudiera identificarse y preguntarse qué está ocurriendo con esta gente. Teníamos ganas de hacer una historia más clásica.

El espectador se pasa intrigando todo el tiempo, preguntándose si el protagonista (Àlex Monner) es quien dice ser o un impostor.

I.L. La parte de 'thriller' es lo que más costó. Pedimos ayuda a Fran Araújo, guionista profesional, porque estábamos muy perdidos. Y trabajamos esa idea de que fuera una cinta con suspense sin menoscabo de la parte realista. Porque el 'thriller' de tradición fincheriana está muy bien escrito, caligráfico, pero el realismo es menor. Queríamos que la historia estuviera escrita con partitura pero que respirara.

Rodaron en Huesca, en el Pirineo. El gélido paisaje es un personaje más.

I.C. El protagonista (Àlex Monner) llega a un entorno bellísimo pero opresivo y hostil. No le resulta fácil crear vínculos nuevos. Buscamos en el Pirineo catalán, pero nos parecían pueblos más pintorescos y el aragonés tenía ese punto más agreste. Necesitábamos mucha nieve, para que el espectador viera las dimesiones de la zona.

I.L. Es una película de fronteras. Está rodada en tres idiomas, catalán, francés y castellano.

Álex Monner se come la pantalla.

I.L. Ya coincidió con Emma Suárez en 'Herois' (Pau Freixas, 2010), que también se vio en Málaga. Es un portento. Está estudiando dirección de cine en Nueva York, de hecho, el último plano de la película lo rodó él.

Es la primera vez que ustedes dirigen juntos. ¿Cómo ha ido?

I.C. No tenemos la sensación de que haya sido un gran salto porque llevamos mucho tiempo trabajando juntos. Yo, como guionista, siempre he estado en sus rodajes.

I.L. Nos entendemos bien. Ahora hacemos entrevistas juntos y eso se agradece (risas). El primer reportaje lo hicimos juntos en el colegio. Y nos aprobaron, cosa que con algunas películas no ha ocurrido.

'La propera pell' podía estar perfectamente en un festival de primera división como San Sebastián.

I.L. (Silencio). Cualquier cosa que diga al respecto supondrá cagarla.

Bueno, pues siguiente pregunta. Están buscando distribuidor. Eso es otra lucha, ¿no?

I.L. Un rollo. Estamos en el punto en que los espectadores no pagan por ver las películas, los exhibidores no pagan a los distribuidores, estos no pagan a los productores. Esto cambiará en algún momento. Ahora se trata de ir sobreviviendo hasta que dé la vuelta. 

Pero ustedes siguen rodando.

I.L. La gente no sabe cómo es hacer cine, pero si lo cuentas parece que te estás quejando, así que lo mejor es no hacerlo. Es penoso dar esa sensación de pordiosero. La gente no tiene por qué saberlo, es problema nuestro.