UN CREADOR INTERNACIONAL

La larga espera de Plensa

El Palau de la Música planta una escultura del artista de 4,5 metros en la puerta del auditorio

'Carmela', la escultura de Jaume Plensa instalada en la puerta del Palau de la Música.

'Carmela', la escultura de Jaume Plensa instalada en la puerta del Palau de la Música. / periodico

NATÀLIA FARRÉ / BARCELONA

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Sus esculturas ocupan plazas y calles de medio mundo y el otro medio se disputa sus obras. Pero Barcelona, su ciudad, le cicatea el espacio. Es la gran paradoja del trabajo de Jaume Plensa (1955), probablemente el artista catalán con más proyección internacional y con menos reconocimiento local. Para muestra un botón: en la capital catalana hay cuatro esculturas suyas, pero todas de dimensiones reducidas, todas datadas en los 90 y todas con poco o nada a ver con su creación actual. De los 80 son la media docena de piezas con su firma que custodia el Macba, pero nunca o casi nunca están en salas. Lo suyo son las reservas. Y hasta 1996 hay que remontarse para encontrar su última, además de primera, gran exposición en Barcelona.

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El futuro se augura como mínimo incierto: la anunciada muestra en el Macba para el 2017 está en el aire, igual que lo está la icónica escultura que le encargó Xavier Trias, en el 2014, cuando era alcalde. Una obra ambiciosa con vocación de convertirse en un icono para la ciudad y que Plensa imagina con 52 metros de altura (el monumento de Colón mide 60), con cara de mujer y ubicada en el mar, en el espigón del gas, entre la playa de la Barceloneta y la del Somorrostro. Es un proyecto que el escultor sueña desde niño y lleva toda una vida esperando, pero también es un proyecto lento. Así que la decisión no puede demorase mucho más si la ciudad quiere sumar un nuevo atractivo y a la vez homenajear de una vez por todas a quien 'The New York Times' definió en el 2011 como "uno de los artistas públicos más importantes del mundo".

El actual ayuntamiento no descarta su realización pero quiere analizar el proyecto y ponerlo a debate. De momento el miércoles el tema se servirá en la mesa de discusión 'Escultura en el horizonte: Skylines ideológicos de Barcelona', dentro del ciclo '¡Valor!' que se celebra en La Virreina. Será la primera vez que se hable del proyecto en público, puesto que ni el consistorio ni el artista lo han explicado todavía. Algo que Plensa seguirá sin hacer, pues no se prevé su presencia en el acto. Sí estuvo el jueves en la inauguración de la pequeña muestra que le dedica el Palau de la Música. Cuatro obras recientes que diluyen temporalmente el maltrato artístico que recibe desde la ciudad y que dan una oportunidad a los barceloneses de disfrutar de sus piezas más actuales sin necesidad de coger el coche. En Andorra y Zaragoza se hallan sus esculturas modernas más cercanas.

HIERRO, ACERO Y BASALTO

Hasta septiembre, 'Carmela', cuatro metros y medio de hierro fundido con la cara de una adolescente, cubrirá el vacío de 'plensas' actuales en las calles de Barcelona desde la esquina del Petit Palau. Y hasta el 16 de mayo lucirán las otras tres esculturas dentro del auditorio modernista: 'Silent music III', la silueta del torso de un hombre construido con notas musicales entrelazadas realizadas en acero inoxidable, en el Foyer; y 'Sanna’s dream' y 'Rui Rui’s dream', en la Sala Lluís Millet. Estas dos últimas, dos rostros adolescentes, como 'Carmela', pero algo más pequeños, dos metros de altura, y creados con basalto en lugar de con hierro. Estas, además, no son inéditas pues ambas se expusieron en la muestra que el museo de Céret (Francia) le dedicó el año pasado. Tampoco es nuevo el diálogo que Plensa establece con el pasado. Si ahora interactúa con el modernismo de Domènech i Montaner, hace menos de un año lo hacía con el renacentista Andrea Palladio en la iglesia San Giorgio Maggiore de Venecia.

La exposición forma parte de la propuesta que la Fundació Orfeó Català-Palau de la Música inició hace cinco años para impulsar el diálogo entre la música y las artes plásticas; y es, de momento, la única muestra prevista sobre Plensa en Barcelona y en España. Porque si el Macba se acuerda poco del artista, menos lo hace el Reina Sofía. El museo madrileño tiene 19 obras en sus fondos que rara vez exhibe. Y pese a que todos los laureados con el Premio Velázquez (el escultor lo fue en el 2013) son homenajeados con una gran muestra en la pinacoteca, tampoco se sabe nada de la exposición que esta debía acoger en el 2017. Plensa no desespera, o por lo menos no desespera públicamente, y afirma que no tiene prisa, que puede esperar. ¿Hasta cuándo?