CRÓNICA

Una voz con un destino

Aziza Brahim desplegó sus sugerentes canciones del exilio saharaui en la apertura del festival Blues & Ritmes de Badalona

La artista Aziza Brahim, este viernes en Badalona, en el festival Blues & Ritmes.

La artista Aziza Brahim, este viernes en Badalona, en el festival Blues & Ritmes. / periodico

JORDI BIANCIOTTO / BADALONA

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Las canciones de Aziza Brahim salen de la hamada del Draa, el altiplano del Sáhara Occidental caracterizado por su textura rocosa, donde los suyos tuvieron que instalarse a la fuerza hace cuatro décadas. Pero no hablamos de una música árida, sino que transmite una mezcla de melancolía y fuerza interior valiéndose de un lenguaje sonoro templado y de sus serenas aptitudes vocales.

Nacida en el campo de Tinduf (Argelia) y establecida en Barcelona, Brahim expresó este viernes, en el Principal de Badalona (apertura del festival Blues & Ritmes), una noción de la música asociada a una causa, a una lucha, y lo hizo cuidando de la forma hasta la exquisitez. Cada canción transmitió un sentimiento y un arte sin que en ningún momento nos olvidáramos de qué le había traído hasta allí. Con ganas de explicarse y de situar su canto en un contexto. “Siempre soñé que escuchaba el murmullo de los ríos, aunque en el desierto la mayoría están secos”, afirmó antes de abordar ‘El wad’ (‘El río’). 

BANDA MESTIZA

Canciones portadoras de la tradición del desierto coloreadas por una banda de textura mestiza, con la cenefas de guitarra eléctrica del maliense Kalilou Sangare y la frondosa base rítmica de dos badalonenses, el batería Aleix Tobias (habitual de Sílvia Pérez Cruz) y el bajista Guillem Aguilar, en alianza con el percusionista senegalés Sengane Ngom. Efectivos que no se pusieron al servicio de virtuosismo alguno sino de una música suavemente determinada, a la que el sentimiento de injusticia no conducía a la furia sino a una mística envolvente, sensual, servidora de una idea de dignidad.

Brahim desplegó un dominio vocal en ese repertorio asentado en el disco ‘Abbar el hamada’ (‘A través de la hamada’), con alusiones a los muros, a la lucha de las mujeres, al exilio, siempre en árabe ‘hassanía’, golpeando a veces el ‘tabal’, percusión de uso exclusivamente femenino. Insinuando un influjo cubano en ciertos giros luminosos, herencia de sus años en la isla antillana, y sin perder de vista su misión. “Habrá un día en que podremos festejar nuestra independencia y nuestra identidad”, anunció ante un auditorio salpicado por algunas banderas saharauis, inspiradoras de una música marcada por un destino.

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