"Y la casa crecía" lleva a escena una crítica al "desarrollo insostenible"

"La obra empieza jardielista y acaba calderoniana porque empieza con un caso personal y termina con una concepción absolutamente global", ha explicado el autor y director en la presentación de este espectáculo

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La crítica al crecimiento que llega "al absurdo" es el mensaje subyacente a "Y la casa crecía", una comedia de Jesús Campos con principio "jardielista" y final "calderoniano", que estrena mañana el Centro Dramático Nacional (CDN) en el teatro María Guerrero.

"La obra empieza jardielista y acaba calderoniana porque empieza con un caso personal y termina con una concepción absolutamente global", ha explicado el autor y director en la presentación de este espectáculo, que permanecerá en cartel hasta el próximo 10 de abril.

En ese sentido, Campos García ha matizado que la influencia del dramaturgo del Siglo de Oro corresponde a "lo que Calderón escribiría si viviera hoy, influido por tendencias como la comedia burguesa o el teatro del absurdo".

A ese último género se adscribe la obra de Enrique Jardiel Poncela, el otro gran inspirador del autor a la hora de escribir un texto que, dice, está "absolutamente vinculado a la crisis" y se "burla" de "este mundo basado en el crecimiento continuo en el que vivimos por encima de nuestras posibilidades".

La evolución de la trama, cuenta el autor, hace que "Y la casa crecía" pase de ser una "comedia con parte alegórica" en el inicio a un "auto con tintes de comedia" en la parte final.

En la obra, Isabel (Ana Cerdeiriña) y Alberto (Juan Carlos Talavera), que adquieren una lujosa casa por un módico precio, lo que convertirá la vivienda en "objeto de deseo" de un joven bancario (Miguel Palenzuela) empeñado en sacar beneficio de todo y representante en la función de una "generación de poderosos hijos de la 'gran city'".

Para Cerdeiriña, su personaje y el de Talavera son "dos víctimas del sistema basado en el crecimiento exacerbado del que acaban creyendo que ellos también pueden lucrarse". Isabel y Alberto, sostiene la actriz, tienen los papeles "más realistas" de la obra, frente al marcado "carácter alegórico" de los demás personajes, a los que encarnan Fernando Albizu, Luis Hostalot, José Ramón Arredondo, Ana Marzoa y Juan Matute, entre otros.