Un 'mea culpa' a la valenciana

El homenaje de BCNegra a Rafael Chirbes deriva en un análisis sobre sociedad valenciana y corrupción

Daniel Fernández, Xavier Aliaga, Juanjo Garcia y Juanjo Braulio, en el homenaje a Rafael Chirbes en BCNegra.

Daniel Fernández, Xavier Aliaga, Juanjo Garcia y Juanjo Braulio, en el homenaje a Rafael Chirbes en BCNegra. / CARLOS MONTAÑÉS

ERNEST ALÓS / BARCELONA

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La edición del 2016 de BCNegra está llena de homenajes. A Xavier Vinader, a González Ledesma, a Henning Mankell, a William McIlvaney… Sí, el 2015 no ha sido un buen año. Y también de intentos de recordar que la novela negra no es solo evasión. Así que hoy ha habido doble dosis de denuncia: de la violencia machista y de la corrupción política de nuestros vecinos del sur. Y tanto como homenaje como denuncia, el certamen ha dedicado una sesión a fallecido Rafael Chirbes, sentando en el escenario a tres escritores que han escrito sobre la corrupción valenciana, Xavier Aliaga, Juanjo Garcia y Juanjo Braulio, moderados por Daniel Fernández, el hombre de la sandalia, al presidente de la ‘comisión Pujol’ del Parlament, que bautiza la mesa redonda como “la otra orilla del crematorio”.

“La de Chirbes no es novela negra según el canon, pero para nosotros es novela negra”, se ha justificado, por si hacía falta, el comisario de BCNegra, Paco Camarasa. “No es novela negra, en sus libros no hay casos policiales, pero sus libros sí son negros, porque ilumina los rincones más negros del alma humana. Es cierto que se le ha etiquetado como el escritor de la crisis, de la corrupción… pero es más bien el escritor de la traición, de la traición de quienes, como él escribió, prefieren ‘curarse con la medicina del olvido en vez de aprender con el purgante de la memoria’”, añade Juanjo Braulio.

Por su parte, Juanjo Garcia define a Chirbes como un escritor “incómodo”. Y Xavier Aliaga recuerda que “siendo probablemente el mejor escritor valenciano del siglo XX y XXI”, se sentía “minusvalorado y arrinconado en el País Valenciano porque no formaba parte de las capillitas y era una persona obsesivamente íntegra” y porque durante muchos años “los ‘best-sellers’ eran la novela histórica, y se descuidó el relato de la contemporaneidad”, con pocas excepciones como Chirbes y “a su manera” Ferran Torrent. Braulio lo confiesa: hasta que se emitió por TV la serie ‘Crematorio’, no había leído ninguna novela de Chirbes. Bueno, no sabía ni quien era.

AUTOCRÍTICA

A Daniel Fernández le ha tocado recordar una y otra vez a los tres mortificados valencianos que en Catalunya se lleva el dinero a Andorra, que el gran capo del puerto tenía negocios con la mafia colombiana, a Bustos, a los Pujol…  Nada, Braulio dice que por lo menos la corrupción catalana tiene glamur, que es mejor que te devore un tigre que morir por la coz de un burro como los personajes del PP valenciano.

Inmunes a los intentos de Fernández, los tres escritores valencianos se libran a una exploración de los vicios de la sociedad valenciana que han permitido, recuerda Aliaga, “que con 10 candidatos investigados, el PP aún lograse en el 2007 el 53% de los votos (y en el 2011, se podría añadir, el 48% cuando ya todo olía a cuerno quemado más que a mascletà). Que la policía detuviese a su superior, el delegado del Gobierno. "¡Esto solo nos pasa a nosotros", exclama Braulio. Fernández recuerda a Manuel Bustos. Pero ni así. “Valoramos la lealtad, las conexiones de familiares y amigos han ayudado a capear la crisis pero como la Fuerza, tiene un reverso, valoras más a los tuyos a la hora de hacer un nombramiento, de hacer un favor…”, añade Braulio. “Hemos fracasado como sociedad en la representación del éxito”, prosigue García. ¿Qué se le dice a un defraudador a Hacienda? “¡Ole tus huevos! ¡Campeón!”, gritan al unísono. Xavier Aliaga recuerda el concepto de “familismo amoral” y el modelo suicida de la “rajola”, la renuncia a construir un tejido industrial moderno que evita la fuga de cerebros y mantiene a una capa profesional formada en el territorio. Y lo de amoral lo dice convencido: “La gestión del accidente del tranvía de Valencia, que se ocultasen los muertos para que no estropeasen la visita del Papa y que la gente borrase el accidente de su conciencia es lo moralmente más siniestro que sucedió”, concluye.

Al acabar la sesión, el director editorial de Bromera comenta, preocupado. “Por favor, no os quedéis con esta imagen: también hay valencianos que hacemos libros…”