ESTRENO EN EL PALAU DE LES ARTS DE VALENCIA

Gesta de Gregory Kunde con La Fura

Escena de 'Sansón y Dalila', en el Palau de les Arts de Valencia, con Gregory Kunde y Varduhi Abrahamyan.

Escena de 'Sansón y Dalila', en el Palau de les Arts de Valencia, con Gregory Kunde y Varduhi Abrahamyan. / periodico

CÉSAR LÓPEZ ROSELL / VALENCIA

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Gregory Kunde sumó un hito más a su historia de superación. El tenor estadounidense, de 61 años y que ha llegado a la cumbre en la madurez de su carrera interpretando 15 ambiciones nuevos roles en solo tres años, se enfrentó el martes con éxito en el Palau de les Arts de Valencia a su debut como Sansón en el montaje de Carlus Padrissa de La Fura de la ópera de Saint-Saëns, pese a perder la movilidad a causa de una severa lesión en el pie.

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El artista sufrió una caída durante los ensayos pero decidió mantener su compromiso consciente de la expectación despertada con su presencia. Tras estudiar varias posibilidades, la producción nacida en la Ópera de Roma se vio obligada a afrontar cambios en su estructura para que su actuación fuera posible. Así, en su primera intervención con el aria de arenga a los judíos cantó colgado de unos cables, en una imagen coherente con su carácter de semidiós en esta trama bíblica.

La soluciones encontradas por La Fura para dar viabilidad a esta historia, que ahonda en la reflexión sobre los actuales conflictos entre pueblos y religiones, permitió mantener el tono del minimalista montaje, que fue acogido con división de opiniones. En las siguientes apariciones, sus acciones fueron resueltas con la ayuda de una plataforma móvil que lo desplazaba de un lado a otro del escenario. Los figurantes jugaron también su papel a la hora de ubicarlo en las escenas intimistas como la de la seducción de Dalila. Este personaje fue encarnado por la aclamada Varduhi Abrahamyan, que exhibió sus matizados agudos expuestos sobre todo en las populares piezas ‘Mon coeur s’ouvre a ta voix’ y ‘Printemps qui comence’.

PODERÍO VOCAL

Los problemas de movilidad de Kunde no impidieron que desplegara su nítido timbre, su musicalidad y su poderío vocal. El tenor cantará el 3 de febrero en el Liceu el ‘Otello’ de Rossini, seis meses después de haber interpretado el de Verdi en PeraladaVerdi Peralada. El hecho de que sea una versión concierto hace pensar que no tendrá problemas para acudir a la cita. Para quien superó años atrás un cáncer, del que acabó emergiendo con más fuerza que nunca, cualquier reto es más un estímulo que una dificultad.

Las coreografías en blanco y negro, los vídeos alusivos al relato y ocho mandalas que se mutan en diferentes formas durante la función fueron elementos dominantes de la escenografía. Pero lo mejor vino de la mano de los cantantes, entre los que destacó también André Heyboer como Sumo Sacerdote. La dirección musical de Roberto Abbado, en su debut como titular al frente de la orquesta de la casa, fue brillante, así como la actuación del coro.

La suntuosidad de una partitura que marca el carácter de los pueblos enfrentados estuvo bien ejecutada. Cuando se refiere a los judíos, utiliza referencias a Händel y Bach, que se contraponen a la música con la que se describe a los filisteos, más luminosa y sensual. Lo propio ocurre con el bien dibujado vestuario de Chu Uroz, otro de los aciertos de esta irregular producción. Padrissa, que se encontraba en Santiago de Chile preparando una escenificación de la ‘Novena’ de Beethoven, no pudo acudir al estreno. Plácido Domingo dirigirá el día 20 la función para celebrar su 75º aniversario.