CRÓNICA DE TEATRO
Ingenio contra las convenciones
'La importància de ser Frank', de Oscar Wilde, brilla por su energía y frescura en el Teatre Akàdemia
César López Rosell
Periodista
CÉSAR LÓPEZ ROSELL
La sombra de Dugald Bruce-Lockhart es alargada. La frescura, la energía y el sello escénico dejado por el director de la Propeller a su paso por el Teatre Akadèmia se mantienen en el estupendo montaje que Emilià Carillà ha hecho de ‘La importància de ser Frank’, de Oscar Wilde. No se trata de comparar el universo shakespeariano de un inglés experto en la obra del Bardo con el de esta incisiva e irónica comedia que carga contra las convenciones sociales en la Inglaterra victoriana, pero la capacidad de los actores para desenvolverse con sentido lúdico late también en esta producción propia, la primera de la temporada del teatro del Eixample.
La puesta en escena de la más popular de las obras de Wilde era un reto para la compañía. La intencionalidad de unos diálogos llenos de florituras que nos devuelven el placer de la palabra y la dificultad de aplicar un juego escénico que responda a sus exigencias necesitaba de algo más que implicación y, en este sentido, hay que aplaudir la entrega absoluta de los ocho intérpretes. El ritual de las costumbres y comportamientos de la sociedad de la época salta por los aires con el tratamiento que el montaje hace del humor mordaz e inteligente del texto traducido por Jaume Auferil.
UN HERMANO FICTICIO
El relato gira en torno al personaje de Jack (Toni Mas), que se inventa un hermano de ficción, Frank. Respetable hombre de campo, utiliza el nombre en sus correrías por Londres. En esta ocasión, viaja a la metrópolis para proponer matrimonio a Gwendolen (Enka Alonso), prima de su amigo Algernon (Marc Garcia Coté), quien, a su vez, utilizando también el falso nombre de Frank, aspira a la mano de Cecily (Sílvia Forns), de la que es tutor el citado Jack.
El enredo crece cuando las dos jóvenes descubren la falsedad de las identidades de sus pretendientes y entran en acción la estirada Lady Bracknell (Cristina Cervià), madre de Gwendolen, que se opone a la boda de su hija, y el clérigo Chasuble (un hilarante Víctor Pi), acosador de Miss Prism (Àngela Jové). La buena factura de la producción allana el camino hacia el desenlace de una pieza llena de vitalidad y que incide en el amor y el momento del deseo. La risa y la sonrisa se alternan en esta trepidante obra de teatro burgués contra la burguesía.
- Sumergir los pies en vinagre, la nueva tendencia que arrasa: estos son sus beneficios
- Rosalía disfruta de una cena familiar en un famoso restaurante del Born
- Illa replica a Aragonès y Puigdemont: "El uso del catalán ha retrocedido en una década de gobiernos de Junts y ERC
- Un final bochornoso en el Bernabéu
- El gran secreto para acabar con los pececillos de plata
- Olvídate de freír el huevo en la sartén: esta es la fórmula para hacer los mejores huevos fritos
- Álex ya está en casa: "Las Fuerzas Armadas nunca dejan a nadie atrás
- Este es el pueblo de Catalunya que participará en Grand Prix este verano