CRÓNICA

Anna Prohaska, la reina del lamento

La ascendente soprano brilla en su debut en Barcelona junto a Il Giardino Armonico con el programa barroco 'Africa queens'

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CÉSAR LÓPEZ ROSELL

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Cálida, versátil, virtuosa en las agilidades e imbatible en el arte del lamento. Anna Prohaska confirmó en su debut en Barcelona que es uno de los grandes talentos de su generación, tanto cuando se adentra en el repertorio de música antigua como en el contemporáneo. En un marco poco propicio por sus dimensiones y acústica como el de la sala Pau Casals del Auditori para un recital tan intimista, logró imponer la fuerza de su discurso musical compartiendo protagonismo con Il Giardino Armonico.

La unión de la singular soprano de coloratura y el grupo que dirige Giovanni Antonini hizo más que nunca la fuerza y contribuyó a dar profundidad dramática al programa elegido para la ocasión. 'Africa queens', incursión en el corazón de la ópera barroca desarrollado sobre dos personajes tan potentes como Cleopatra y Dido, sirvió para mostrar la madurez interpretativa de esta artista de 31 años que sorprende por la frescura, el limpio fraseo y la calidez de su privilegiada voz.

EVEREST EMOCIONAL

Inteligente a la hora de graduar su esfuerzo, llegó en plenitud de fuerza dramática al impresionante lamento ‘Piangero’ de ‘Julio César en Egipto’, interpretado como última propina. La artista había llegado a su Everest emocional, después de una clamorosa segunda parte en la que quedaron despejadas todas las dudas generadas por una cierta frialdad inicial, fruto de las dificultades de proyección en un espacio tan grande.

El apasionante viaje de la considerada nueva reina de la ópera barroca tuvo momentos memorables expresados en arias como ‘Ah, Belinda’ de ‘Dido & Aeneas’ de Purcell y otras relacionadas con el personaje de la reina de Cartago del mismo autor o de Graupner y Cavalli.  La agitación, con vertiginosas agilidades, apareció exultante en ‘Didone abbandonata’ de Hasse. ¡Y qué decir del bellísimo sollozo de Cleopatra en la sentida ‘Se pietà di me non senti’ de Händel!

Una tras otra, las piezas de este gran recital, alternado con magníficas piezas orquestales del grupo italiano, acabaron dejando un poso de belleza que esperamos volver a disfrutar con la participación de la dulce y vibrante Prohaska en alguna ópera del Liceu.