Por qué el sinsajo se llama sinsajo (y en catalán Muntagarlaire)

Los traductores de 'Los Juegos del Hambre' adaptaron el nombre del 'mockingjay', el pájaro imaginado por Suzanne Collins, sin prever que se convertiría en el título del tercer libro y de dos películas

ERNEST ALÓS / BARCELONA

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La autora de la trilogía de novelas ‘Los Juegos del Hambre’ plantó en el primer libro de la serie una mina que acabaría estallando bajo los pies de sus traductores a otras lenguas. O más bien deberíamos decir una trampa para pájaros. En su libro, Suzanne Collins hizo aparecer dos aves imaginarias, que en el inglés original tendrían el nombre de ‘jabberjay’ (creada por ingeniería genética y capaz de espiar y reproducir las voces de los humanos) y ‘mockingjay’ (el cruce entre la primera y el famoso, y ese sí real, ‘mockingbird’, mal traducido como ruiseñor en la novela de Harper Lee). ¿Pero cómo trasladarlas a otras lenguas? La traductora al castellano, Pilar Ramírez, decidió seguir la pista al origen de los dos términos.

{"zeta-legacy-despiece-vertical":{"title":"\u00bfUn homenaje a Harper Lee?","text":null}}‘Jay’ es la denominación en inglés del 'Garrulus glandarius', el colorido córvido (blanco, negro, marrón y azul) que es conocido en español como arrendajo, y de toda una serie de pájaros del Nuevo Mundo que guardan cierto parecido con él. Entre ellos el ‘blue jay’ (en castellano arrendajo azul, o azulejo) y el 'Steller’s jay' (arrendajo de Steller).

El arrendajo azul (arriba) y el arrendajo de Steller (abajo), ambos con sus crestas distintivas.

Collins imaginó que el perverso Capitolio había creado un arrendajo charlatán ('jabberjay'), que describe oscuro y con cresta, más parecido al de Steller que al azul como se ve en una lámina que el perverso líder del Capitolio tiene en su despacho, en la que sin embargo aparece con un nombre más parecido a la denominación científica del arrendajo azul, y que la traductora convirtió en ‘charlajo’.

La lámina que muestra el imaginario 'jabberjay', tal como aparece  en el despacho del malvado presidente Snow en la adaptación cinematográfica.

Y aquí entra el ‘mockingbird’. Este pájaro, el pájaro burlón, de colorido discreto y con capacidad de imitar unas 200 voces, sí existe, y es conocido en América Latina como sinsonte (el origen de su nombre es la palabra náhuatl 'cenzontle', que significa 'pájaro de 400 voces').

Un sinsonte.

Así que, si a la hora de cruzar un 'mockingbird' y un 'jabberjay', Collins inventó el 'mockingjay', en la traducción al castellano del sinsonte y el arrendajo nació el sinsajo, el pájaro híbrido que ya no podía imitar voces humanas, solo cantos, que dejó de ser utilizable como espía y que por lo tanto es elegido como símbolo por la resistencia. La musicalidad del nombre inglés y la del castellano no es precisamente la misma.

Sinsonte más arrendajo: el sinsajo de la película.

TENEMOS UN PROBLEMA: HAN ELEGIDO EL BICHO PARA EL TÍTULO

Pero entonces vino el susto. Cuando se tradujo el primer libro y se decidió bautizar al sinsajo como tal, ese 'palabro' no debía de tener especial protagonismo: la tercera entrega aún no estaba escrita ni se conocía su título, ni tampoco que este se convertiría en el de una superproducción cinematográfica. Para desgracia de los editores en castellano, pronto llegó la noticia: ‘Mockingjay’ sería el título del cierre de la trilogía. Así que, cabizbajos, accedieron a titularla en España con el nada eufónico ni comercial ‘Sinsajo’.

EN CATALÁN HUBIESE SIDO AÚN PEOR: MIMGAIG

Pero las cosas aún pueden ser peores: este es el caso del catalán. El nombre del sinsonte en catalán es ‘mim’. Y el del arrendajo, 'gaig'. Así que si el traductor, Armand Carabén, hubiese seguido la misma senda que su colega, el resultado habría sido un ‘Mimgaig’. Terrible. Así que decidieron inventar un nombre desde cero. Y el elegido fue 'muntagarlaire' (bueno... quizá lo de 'mimgaig' no estaba tan mal).

Evidentemente, cuando se supo el título de la tercera parte de la serie, la posibilidad de titularla ‘Muntagarlaire’ quedó descartada al cabo de una milésima de segundo. De aquí que en la traducción al catalán, el título de la tercera novela y las dos películas que han salido de ella no haya sido ni 'sinsaig', ni 'mimgaig', ni 'muntagarlaire', sino, tirando por elevación, ‘L’ocell de la revolta’. La misma solución, por cierto, que en francés.

PS. En el transcurso de un largo diálogo en Facebook con la traductora al castellano, Pilar Ramírez, y varios de sus seguidores en las redes, ha quedado claro que hay muchos lectores de Collins a quienes la voz 'sinsajo' no solo no les resulta chocante sino que encuentran un auténtico hallazgo la solución por la que optó la traductora. Ciertamente, es muy probablemente la mejor de todas las imaginables. Y a medida que se ha ido consolidando su uso, cada vez suena mejor. Aunque, para precisar, las objeciones que recoge este artículo fueron básicamente a su entonces dudosa eficacia como reclamo comercial en forma de título de libro o película. De hecho, cada vez existen más reticencias a que los títulos de 'best-sellers', especialmente juveniles, y 'blockbusters' en las pantallas, se alejen demasiado del original inglés, hasta el punto de renunciar a menudo a traducir el título original. Véase por ejemplo la serie 'After'.