GRAN ACTRIZ JAPONESA

Muere Setsuko Hara, la musa de Yasujiro Ozu

Setsuko Hara en un fotograma de 'Primavera tardía' de Ozu

Setsuko Hara en un fotograma de 'Primavera tardía' de Ozu / periodico

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Está considerada una de las grandes actrices japonesas. Y eso que su aura se apagó en 1963, cuando solo tenía 43 años. Setsuko Hara, la actriz fetiche de Yasujiro Ozu, uno de los grandes maestros del cine, decidió en la cumbre de su fama retirarse y dejar los fastos de su trabajo, como en su día hizo Greta Garbo. La misteriosa Hara no concedía entrevistas y apenas se sabe nada de su vida privada. Tanto es así que falleció el 5 de septiembre pero es ahora cuando su muerte a los 95 años ha trascendido a los medios. 

La actriz, que tenía unos rasgos bastante occidentalizados, nació en 1920 en Yokohama, hizo su debut en el cine a los 15 años  y saltó a la fama en 1937 por su papel protagonista en una película, ‘La nueva tierra’, una coproducción germano-japonesa, en la que encarnaba a una  mujer aventurera en Manchuria. Pronto la naturalidad y delicadeza de su interpretación cautivó al público.

En los años de posguerra, y con el auge de los grandes directores japoneses, Hara trabajó con Akira Kurosawa  (en la primeriza ‘No añoro mi juventud’ y más tarde con la fundamental ‘El Idiota’, basada en Dostoievski). Sin embargo, es con Ozu con quien realizó sus mejores trabajos, como "Primavera tardía" (1949), "Principios de verano" (1951) y "Cuentos de Tokio" (1953),  donde encarnó las virtudes más tradicionales de la mujer japonesa dispuesta a sacrificarse por los demás. Con Ozu también participó en ‘Crepúsculo de Tokio’ (1957), ‘Otoño tardío’ (1960) y finalmente ‘El fin del verano’ (1961). También trabajó a las órdenes de Mikio Naruse (‘El sonido de la montaña’ y ‘El almuerzo’), pero curiosamente nunca a las del otro de los grandes del cine japonés, Kenzi Mizoguchi.

En 1963, después de aparecer en su película número 101, ‘Los 47 samurais’, de Hiroshi Inagaki, Hara anunció repentinamente su jubilación a los 43 años, lo que supuso un bomba en el mundo del cine japonés. El anunció coincidió con la muerte de su gran  amigo Yasujiro Ozu, pero ella no quiso relacionar su retirada con esa desaparición. Como única explicación alegó que no disfrutaba especialmente de los rodajes y que solo lo hacía por cuestiones crematísticas. Así que se retiró a una hermosa casa junto al mar en  Kamakura, al suroeste de Tokio, que fue el escenario de algunas de sus películas más famosas. Y desde entonces, por lo menos en Japón, su leyenda no hizo más que crecer.