Fernando del Paso gana el Cervantes

El novelista mexicano, autor de 'Noticias del imperio', obtiene el más prestigioso galardón de las letras en castellano

Fernando del Paso, Premio Cervantes 2015, el pasado mes de abril.

Fernando del Paso, Premio Cervantes 2015, el pasado mes de abril. / epp

ELENA HEVIA / BARCELONA

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

En los últimos años el nombre de Fernando del Paso (Ciudad de México, 1935) no ha dejado de sonar en las quinielas de los Premios Cervantes  pero en  la XXX y actual edición no partía como favorito porque el último galardón ultramarino  fue para una mexicana muchísimo más popular y conocida, Elena Poniatowska. Ya en aquella ocasión se alzaron voces sobre la oportunidad perdida para del Paso, el escritor excesivo secreto, pero por suerte al jurado del premio más prestigioso de las letras en castellano, el que reconoce una carrera, ha corregido el tiro sumando y no restando.

El octogenario escritor que también cultiva las artes plásticas ha recibido la noticia con una gran alegría en su casa de Guadalajara y en una entrevista a una radio mexicana ha anunciado que pese a estar recuperándose de varios ictus isquémicos que le han afectado al habla y le han obligado a aparcar la escritura en los últimos tres años, está decidido a recoger personalmente el premio el próximo 23 de abril, día del libro.

El jurado del premio ha puesto el foco en sus novelas llenas de riesgos “que recrean episodios fundamentales de la historia de México, haciéndolos fundamentales”, pero eso no acaba de explicar la inmensa ambición y la potencia de un autor que se construyó tras haber quedado deslumbrado con la lectura de William Faulkner y James Joyce.

Aunque es básicamente novelista y ha cultivado también la poesía, el ensayo y el teatro, la fama de escritor difícil y de minorías que arrastra se sustenta en tres extensas novelas de voluntad totalizadora. A cada una de ellas les ha dedicado no menos de una década en su elaboración. La primera, que obtuvo el premio Xavier Villaurrutia,  es  ‘José Trigo’ (1966), que sigue las revueltas sociales iniciadas en el México de los años 50 por los trabajadores del ferrocarril. “Tenía 30 años y me diagnosticaron un cáncer y como creí que me iba a morir decidí meterlo todo en mi primera novela”. Así explicó el envite el autor, consciente del exceso a todo nivel de una obra que no se cifra solo en las sus más de 1.000 páginas sino también en su lenguaje basado en continuos y elaborados juegos de palabras.

Surrealista 'Noticias del imperio' 

 Después llegaría  ‘Palinuro de México’ (1977), su trabajo más rabelesiano y autobiográfico  –“Palinuro es el personaje que fui y quise ser pero también el que nunca llegué a ser”- que recibió el Rómulo Gallegos. Y la que quizá sea la más accesible para el lector, la monumental ‘Noticias del Imperio’ (1988), que originalmente tuvo unas 3.000 páginas pero que el autor tuvo a bien reducir a unas 800 y que cuenta en clave surrealista el ya de por sí surrealista episodio del archiduque Fernando de Habsburgo, cuñado de la emperatriz Sissi, que llegó a ser emperador de México como Maximiliano I y, víctima de las intrigas, acabó fusilado. Buena parte de la novela es el desvarío de la esposa del difunto, Carlota, que 60 años después de la muerte de su esposo recrea aquellos hechos desde su reclusión en Bélgica.

La primera vocación de este autor literalmente ambidextro no fue, sin embargo, la escritura sino el dibujo y la pintura, que aparcaría bastante pronto como ambición profesional, aunque con el tiempo llegó a recuperarla. Así su obra gráfica que realiza siempre con la mano izquierda ha podido verse en galerías de Nueva York, París, Madrid y México.  Pese a escribir con la derecha, el autor asegura que el quehacer literario le angustia terriblemente. “Escribir me cuesta un trabajo espantoso. Es todo un trauma, debo estar aislado , me pongo de mal humor”.  Quizá por ello cuando en 1990 sufrió un infarto, el autor decidió a modo de divertimento hacer una novela policiaca. Fue ‘Linda 67’ (1995) una obra mucho  más ligera que del Paso ha definido como una “sonata” frente a su trilogía “operística”.

En su faceta como dramaturgo, el autor también escribió una obra dedicada a García Lorca y un ensayo sobre Cervantes, quien como él –así lo destacó el jurado- también supo vincular la tradición y la experimentación.